La Cámara
Federal de Mendoza rechazó ayer la solicitud de eximición de prisión presentada por el
defensor del banquero Raúl Juan Pedro Moneta. La decisión causó cierta sorpresa entre
quienes siguen el affaire de los Bancos Mendoza y República, puesto que los socios de
Moneta habían sido beneficiados por esa medida en el curso de las pasadas semanas. Sin
embargo, en este caso, actuó el tribunal de feria, del que participó sólo uno de los
miembros de la Sala I de la Cámara, Julio Petra. Entre los fundamentos, el tribunal
consigna el desmedido ánimo de lucro del financista mimado del gobierno y
desactiva los argumentos con que el defensor Garguir relativiza la importancia de la ley
21.840, referida al delito de subversión económica, aplicada a Moneta y sus socios.
El tribunal que frustró las expectativas de Moneta, principal socio del grupo multimedia
CEI (integrado por el Citibank, Telefónica y el fondo Hicks, Muse & Tate), está
constituido por los jueces Julio Petra, Antonio Endeiza y Luis Miret. Los dos últimos,
desde la Sala A de la Cámara. Sus colegas Petra, Otilio Romano y Alfredo López Cuitiño
habían contestado favorablemente los requerimientos de eximición de prisión formulados
por el resto de los imputados, entre ellos los de Benito Jaime y Pablo Lucini, tío y
primo de Moneta, respectivamente, quienes pertenecían al staff directivo del Banco
República, propietario junto a Magna Inversora del caído Banco República.
En su resolución, la Cámara criticó con dureza los argumentos del defensor Garguir (ex
juez federal de la provincia durante la dictadura y ex socio del Procurador General de la
Nación, Nicolás Becerra), al recordarle que la figura de subversión económica
que tan livianamente critica fue ratificada en más de una oportunidad por dos
Congresos de la Nación y la circunstancia de que haya un proyecto, ya añejo,
de derogar los artículos 6, 7, 8 y 9 de la ley 21.840 no es argumento válido.
Los magistrados hacen referencia a la iniciativa presentada por Eduardo Menem y que
recibió media sanción de la Cámara alta. La elaboración del proyecto de derogación,
se afirma, habría sido presentado por el senador Menem pero motorizado por Eduardo
Bauzá. El proyecto perdió estado parlamentario al transcurrir un año sin haber sido
tratado por los diputados.
Los camaristas establecieron respecto de Moneta que su eventual responsabilidad
penal sería mucho mayor que la de los otros procesados (..); la edad, la educación y la
calidad de los motivos que lo habrían llevado a delinquir deben ser tenidos en cuenta
como atenuantes y como agravantes de pena. Los jueces entienden que Moneta
habría estado, al delinquir, en la plenitud de sus condiciones de empresario, y
aparentemente sólo el ánimo desmedido de lucro lo habría motivado, disponiendo que el
Banco Mendoza prestara al Banco República y a otras empresas sumas dinerarias de tal
envergadura que pusieron al primero en la situación financiera anómala en la que estaba
el segundo.
ALBERTO SPOLSKI, DEL PATRICIOS
Otro banquero procesado
Por Pablo Ferreira
El ex
titular del Banco Patricios, Alberto Spolski, fue procesado ayer por el juez federal
Gabriel Cavallo junto a siete integrantes del directorio de la entidad fallida
por considerarlo responsable del delito de defraudación. El magistrado, al mismo tiempo,
trabó un embargo de 9 millones de pesos sobre los bienes de Spolski y de 51 millones
adicionales sobre propiedades de los restantes directivos ahora procesados. Entre ellos
figuran, además de Ela Spolski y Sergio Fryd entre otros los dos vice
presidentes del Patricios, Alejandro Bilik y Abrahman Rebrij.
La causa fue iniciada por el Banco Central, investigación a la que se le sumó la
denuncia impulsada por los diputados aliancistas Alfredo Bravo, Héctor Polino y Jorge
Rivas, quienes paradójicamente lograron el procesamiento del propio titular
de la entidad monetaria, Pedro Pou.
Cavallo destaca en su extenso escrito las irregularidades detectadas en la administración
del Patricios. Centralmente señala los préstamos otorgados a empresas vinculadas
en un contexto de insolvencia y negatividad del patrimonio neto, que tornaban
totalmente desaconsejable una práctica de esa naturaleza, la captación de
supuestos incautos para invertir en obligaciones negociables de dudosa
legitimidad y otras operaciones de ahorro. Además, quedaron constatadas maniobras
millonarias con la cartera de tarjetas de crédito, la simulación de activos
mediante una intencionada tergiversación en la calificación de los deudores y el engaño
a la autoridad pública de control.
Con respecto al manejo fraudulento de los directivos del Patricios en operatorias con
empresas vinculadas, Cavallo subrayó en su resolución que representó un
manifiesto lucro (indebido) para los beneficiarios de tales préstamos al que, de haberse
adoptado todos los recaudos del caso, no hubieran podido acceder. Esto al margen de
que también excedían los límites normativamente impuestos por la autoridad de control.
Entre las empresas beneficiarias de esos préstamos figura Nuevos Clubes Argentinos. Esta
sociedad registraba una deuda con el banco de 8,8 millones de pesos el 31 de agosto de
1997 y saltó a 11,6 millones el 28 de febrero poco antes del cierre del Patricios. La
deuda fue otorgada sin garantías y registraba atrasos. NCA era propiedad de Ernesto
Spolski, hijo de Alberto, en un 16,7 por ciento del paquete accionario, de Sergio Spolski,
hijo del imputado Ela Spolski y sobrino de Alberto Spolski y de Alejandro Bilik, con un
porcentaje similar, de Fernando y Edgardo Kleiman, hijos del también imputado Héctor
Kleiman, con el 8,3 por ciento cada uno. Otras empresas en similares concidiciones eran
Carpemet S.A. (en ese lapso pasó de deber 1,8 a 4,2 millones), Draf SA y Sheruth SRL.
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