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PEKIN LANZO UNA AMENAZA EN MEDIO DE UNA TENSION CRECIENTE CON TAIWAN
China tiene noticias bomba (de neutrones)

El Ejército chino anunció ayer que tiene capacidad para fabricar la bomba de neutrones. El momento para dar a conocer esto no es el más calmo: la semana pasada, Taiwán había reclamado que las negociaciones con China se realizaran a nivel de Estados, lo que para Pekín constituye “una provocación”.

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Taiwán reforzó el control de su base militar en la isla de Kinmen luego del anuncio de China sobre la posibilidad de fabricar la bomba de neutrones.

t.gif (862 bytes)  Un disparo para Taiwán y otro para Estados Unidos. El Ejército Popular de Liberación (EPL) chino anunció ayer que tiene capacidad para fabricar la bomba de neutrones desde hace más de dos décadas. La semana pasada, el presidente taiwanés Lee Teng Hui había declarado a una radio alemana que China y Taiwán debían relacionarse “de estado a estado”, algo considerado como “una provocación” por el gobierno de Pekín, quien considera a Taiwán parte de su país. Con Estados Unidos, la tensión se inició hace dos meses, con el bombardeo “por error” de la embajada china en Belgrado durante los ataques de la OTAN a Yugoslavia, y sobre todo con las acusaciones de espionaje nuclear lanzada por Washington en esas mismas semanas. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Rubin, dijo que su país “no tolerará ni aceptará el uso de la fuerza”. Por su parte, Taiwán intensificó sus preparativos militares en la isla de Kinmen, a sólo dos kilómetros de la costa de China, y convocó a soldados reservistas.
El problema se remonta a 1949, cuando los nacionalistas chinos liderados por Chiang Kai Shek perdieron la guerra civil contra los comunistas de Mao Tse Tung. Los nacionalistas se refugiaron en la isla de Taiwán, a muy pocos kilómetros de la costa sur de China. Desde entonces, bajo la fórmula “un país, dos gobiernos”, el gobierno de Pekín ha considerado que Taiwán es una provincia secesionista que debe reunificarse a la China continental. En los últimos años, Taiwán y China iniciaron negociaciones para resolver esta cuestión. Hasta que, la semana pasada, el presidente taiwanés Lee definió las relaciones entre ambas entidades como “entre estados” y dejó de lado el principio de una China única. La portavoz de la cancillería china, Zhang Qiyue, acusó a Lee de querer separar la isla de China. El diálogo entre ambos países se congeló.
El diario del ELP, donde apareció originalmente la amenaza sobre la bomba de neutrones, fue explícito. “El Ejército de Liberación Popular (ELP) está extremadamente indignado por las recientes observaciones de Lee Teng-Hui”, indicó en un editorial. Según otra publicación castrense, Yiefang Yunbao, “Lee Teng-hui está jugando con fuego”, ya que los militares “nunca tolerarán conspiraciones separatistas ni asistirán al desmembramiento de siquiera una pulgada de territorio sin reaccionar”. El ministro de Defensa chino, Chi Haotian, declaró ayer que “el ELP está listo en todo momento para proteger la integridad territorial de China y aplastar todo intento de división del país”.
La reacción de Taiwán fue calma. “Hay que hacer frente a la realidad política y legal respecto de la posición de ambas partes, y comprender nuestra voluntad de promover las relaciones”, dijo el premier Vincent Siew en referencia al status de hecho de China y Taiwán. Siew reconoció que las declaraciones de Lee introducen un cambio en las relaciones entre China y Taiwán pero no significan un cambio en la política de la isla hacia el continente. Y para mostrar un signo de paz, reiteró la invitación al negociador chino Wang Daohan para visitar Taiwan en los próximos meses.
La Casa Blanca le dio otra interpretación al anuncio de Pekín. “Desde hace tiempo se sabe que China tiene la capacidad de fabricar una bomba de neutronas”, declaró James Rubin, quien también descartó que exista una relación entre ese anuncio y el problema de Taiwán. Para el portavoz del Departamento de Estado, la difusión del informe chino responde a la publicidad dada por Washington al denominado “Informe Cox” del Congreso estadounidense, donde se acusa a Pekín de haber robado secretos nucleares norteamericanos.
China negó reiteradamente esos cargos y precisó que sus programas nucleares se han desarrollado en base a una tecnología adquirida “con sus propios esfuerzos”, como aseguró ayer el ministro de Información chino Zhao Quizheng, desde los años ‘70 y ‘80. Expertos en defensa creen que Pekín ya probó en 1988 una bomba de neutrones. Sin embargo, este anuncio constituye la primera confirmación de que China tiene la capacidad de fabricar la bomba de neutrones, considerada un arma táctica ya que nolibera ningún producto radiactivo de larga duración, aunque posee un efecto devastador sobre las vidas humanas.
Más allá de este tema, China mantiene varios frentes de disputa con Estados Unidos: cuestiones de derechos humanos, de comercio, de proliferación de armas y el ataque de la OTAN contra la embajada de China en Belgrado ocurrido el 7 de mayo. En este sentido, justamente ayer ambos países iniciaron las conversaciones sobre indemnizaciones por los daños causados a la representación diplomática.

 

Anatomía de un “arma limpia”

ron2.gif (93 bytes)   La bomba de neutrones o bomba de radiación neutrónica reforzada, de la cual China afirma disponer la tecnología, es un arma antipersonal con efectos colaterales reducidos.
ron2.gif (93 bytes)  Elaborada en 1958 por el físico estadounidense Samuel Cohen, está concebida como un arma de terreno, que afecta a las concentraciones de fuerzas sin provocar grandes daños en las instalaciones.
ron2.gif (93 bytes)  Contrariamente al arma nuclear clásica, sus efectos de calor y de onda expansiva son reducidos, contrariamente a los efectos radioactivos. La bomba de neutrones, una bomba de fusión termonuclear, puede producir 80 por ciento de su energía bajo forma de neutrones, mientras que la bomba clásica de hidrógeno sólo desprende 15 por ciento de emisiones radioactivas, de las cuales el 5 por ciento son rayos gama y neutrónicos.
ron2.gif (93 bytes)  Los rayos gama y neutrónicos son particularmente mortíferos para toda forma de vida. Así, con una potencia máxima de dos kilotones, esta bomba podría producir 10 veces más radiaciones que un arma clásica de la misma potencia.
ron2.gif (93 bytes)  En caso de caer en medio de una unidad de tanques, esta bomba mataría a todos los ocupantes de los vehículos, pero dejaría intacto el material, pues los neutrones pasan a través del blindaje. Por el contrario, los neutrones pueden ser detenidos por la tierra y la arena.
ron2.gif (93 bytes)  Por otra parte, las radiaciones no son peligrosas más allá de un radio de 1,7 km y desaparecen rápidamente. La bomba de neutrones es calificada así de “arma limpia”, eliminando toda forma de vida en un perímetro dado sin destruir el medio ambiente.


 

EL ANUNCIO DE AYER FUE UN DESAFIO AL MUNDO UNIPOLAR
Qué cambia en el equilibrio estratégico

Por Claudio Uriarte

t.gif (862 bytes) La bomba de neutrones es un arma táctica, pero el anuncio del dominio de su tecnología por una potencia como China le otorga dimensión estratégica, y significa inestabilidad agregada a varios frentes de conflicto. El destinatario más inmediato de su amenaza es Taiwán, cuyo presidente saliente Lee Teng-hui habló esta semana de negociar “de Estado a Estado” con China, lo que cuestionó la sacrosanta doctrina continental de una sola China, cuya capital es Pekín; sin embargo, por la esfera de influencia que domina China, y por el alcance de sus alianzas geoestratégicas, el anuncio de ayer debería hacer sonar alarmas en varias capitales.
Antes que nada, está el peligro de proliferación: que el anuncio chino impulse a Estados Unidos, Rusia y Francia –las otras potencias con capacidad de fabricar la bomba de neutrones– a pasar de la mesa de diseño a la acumulación masiva de este tipo de arsenales, capaces de destruir toda vida humana en su radio de operaciones dejando la infraestructura largamente intacta. Una consecuencia así sería el tiro de remate al fracaso de la política de no proliferación nuclear general que quedó patentizada con las explosiones nucleares del año pasado por parte de India y Pakistán, abriendo al mismo tiempo un juego muy peligroso a actores bélicos no estatales, como el terrorismo.
Después, están las ramificaciones en la esfera de influencia natural de China, y los países que más razones tienen para sentirse amenazados: Japón, Corea del Sur e India. Japón, bajo la Constitución de posguerra, carece de un ejército propio –más allá de las limitadas Fuerzas de Defensa– y descansa bajo el paraguas militar norteamericano; Corea del Sur enfrenta la amenaza del poderío militar nuclear de su hermana estalinista del norte –una aliada de China, que cada tanto lanza intimidatorias pruebas misilísticas sobre los cielos de Japón–, y también tiene un grado importante de dependencia de los soldados estadounidenses emplazados en la frontera; India, por último, y al margen de su propia disputa territorial fronteriza con China, tiene el frente abierto de Kashmir con Pakistán, otro aliado de China, que en este momento está perdiendo el desafío que le planteó a Nueva Dehli con la infiltración de militantes islámicos en los altos de los Himalayas (ver pág. 24). Las posibilidades de que China traspase su tecnología neutrónica a sus aliados constituye, por lo tanto, otra fuente de peligro.
Sin embargo, y volviendo a Taiwán –el motivo disparador del anuncio de ayer–, la nueva situación pone en un aprieto muy difícil a Estados Unidos, que es el protector de la isla nacionalista pero defiende la noción de una sola China ante el peligro que representaría su desintegración. La política de la administración Clinton hacia China ha sido un embrollo esquizofrénico, variando desde un cortejo casi temerario –que llevó al reciente escándalo por robos de tecnología nuclear por agentes del gobierno de Pekín, y que incluyó el sospechoso financiamiento chino de la segunda campaña electoral de Bill Clinton– hasta el estado de confrontación de las armadas de las dos potencias en los Estrechos de Taiwán en 1996, después de que el continente ensayara sus propias maniobras intimidatorias contra la isla. Las relaciones entre Estados Unidos y China se vieron aún más complicadas por el bombardeo accidental por la OTAN de la embajada china en Belgrado durante la guerra contra Yugoslavia por Kosovo, la negativa estadounidense a permitir el ingreso chino a la Organización Mundial del Comercio y las críticas norteamericanas –tanto desde dentro como desde fuera de la Administración– a las violaciones chinas a los derechos humanos.
Justamente, es en relación con Estados Unidos que el anuncio de ayer alcanza su significación más alta, de lo cual Taiwán es casi una metáfora. China vio el bombardeo de la OTAN contra Yugoslavia como un precedente peligroso, en que la Alianza Atlántica entraba en guerra con una naciónsoberana en defensa de los derechos de una minoría oprimida. Trasladado a términos chinos, Kosovo podía ser Taiwán o el Tíbet. Rusia, debilitada militar y económicamente, no pudo servir de contrapeso y sólo sirvió para negociar una salida entre la OTAN y Yugoslavia, lo que puso al desnudo más que nunca la constitución militarmente unipolar del mundo de hoy. Esa constitución es la que empezó a ser desafiada por el anuncio chino de ayer.

 


 

Indiferencia, escepticismo y una
política de avestruz en EE. UU.

Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) “La capacidad militar de Estados Unidos es notablemente superior a la de China. La pregunta que nos hacemos los analistas ante el anuncio de Pekín es si los chinos realmente tienen esta tecnología nuclear, en segundo lugar si pueden construir la bomba y, en caso de que así sea, si Estados Unidos puede neutralizar esta capacidad.” Las palabras de Merle Goldman, profesora de historia china de la Universidad de Boston, sintetizaron el escepticismo y la relativa indiferencia con que los observadores norteamericanos tomaron ayer la revelación del gobierno chino de que posee la tecnología necesaria para construir la bomba neutrónica. Para los estadounidenses, esa capacidad potencial o real no modificará el equilibrio del sudeste asiático ni desencadenará otra Guerra Fría. “El contenido particular de esta revelación es marginal –dijo a Página/12 Jeffrey Lewis, analista de defensa del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington–, pero un motivo de preocupación para Estados Unidos debe ser la modernización del arsenal nuclear chino; en especial, porque nosotros hemos dejado de modernizar el nuestro. Y creo que otro motivo de inquietud debe ser la utilización que le da China a su poderío armamentístico, si lo usa para extorsionar a sus vecinos.”
Goldman y Lewis coincidieron en que una de las razones del anuncio fue la reciente declaración independentista del presidente Lee Teng-hui de Taiwán, quien caracterizó la relación bilateral entre China y el territorio taiwanés como “de Estado a Estado”. “La tensión entre China y Taiwán se intensificó con la declaración del presidente Lee Teng-hui. La revelación de este nuevo poder nuclear y el movimiento de tropas que ha estado desplegando China recientemente son una reacción a este deterioro de la relación”, comentó Lewis. El experto consideró también que el informe del representante Christopher Cox de California, en el que se acusa a China de espionaje nuclear, había sido un disparador del anuncio con perfume a amenaza. “El gobierno de Pekín podría haber querido decir que, si robó algún tipo de información, no fue muy relevante. El informe Cox es ofensivo para los chinos porque da a entender que no pueden desarrollar tecnología nuclear importante por sí mismos.” Para Goldman, si China “efectivamente tiene esta tecnología y, si puede construir la bomba, el país que resultaría más amenazado sería Japón”. Pero Lewis no opinó igual. “Japón goza de la protección del paraguas nuclear estadounidense. Tiene la capacidad de hacerlas, pero no desea construir armas nucleares. Esta bomba neutrónica es un arma táctica, no estratégica, que no cambia la situación de Tokio en lo más mínimo.” El especialista agregó que China desarrolló la “bomba N” contra la ex Unión Soviética, “y no creo que se propongan usarla ahora contra las fuerzas norteamericanas”.
Pese a que la relación entre Estados Unidos y China atraviesa por un mal momento después de una serie de crisis que incluyeron las denuncias de espionaje chino en el campo nuclear y el infausto bombardeo de la embajada china en Belgrado durante la campaña aérea de la OTAN contra el gobierno de Yugoslavia, los analistas norteamericanos consultados no expresaron particular alarma. “Acabo de llegar de China y creo que el sentimiento antiamericano se puede encender allí muy rápido, pero también se disipa prontamente”, dijo la profesora Goldman, quien desestimó la posibilidad de que las tensiones desemboquen en una guerra fría. “La gran diferencia con la relación con la ex Unión Soviética es que nuestros contactos con China son mucho más intensos. Tenemos un déficit de la balanza comercial con China de sesenta mil millones de dólares. No creo que Pekín se involucre en una guerra fría y deje escapar semejante dinero adeudado. Además, existen relaciones militares, académicas, familiares, de inmigración. Estano es la misma situación que había entre EE.UU. y la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial.”
Lewis señaló que China “periódicamente reafirma su independencia. No me extraña que en un momento en que la relación con Estados Unidos pasa por una época muy negativa y cuando Taiwán está haciendo ruidos independentistas, Pekín sienta la necesidad de recordar al mundo que tiene un arsenal nuclear. Pero el contenido de este anuncio es marginal”.
¿Pero no existiría en Estados Unidos también “periódicamente” una tendencia a relativizar ‘el peligro amarillo’, es decir todo lo que China dice o hace? “Este es un muy buen punto –admite con una risa Merle Goldman–; no obstante, creo que si realmente se percibiese a China como una amenaza militar grave, Estados Unidos se estaría rearmando como hizo cuando existía la Unión Soviética. Pero nada semejante ocurre ahora.”

 

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