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Pakistán en crisis por su repliegue de Kashmir

Después que el premier Nawaz Sharif saliera a anunciar el
repliegue de sus fuerzas en Kashmir, la reacción popular y militar en Pakistán es iracunda, mientras India sigue amenazando.


The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg Desde Lahore

t.gif (862 bytes) En un dormitorio para militantes islámicos en las afueras de Lahore, Mahammed Aijaz, de cara de bebé, espera con impaciencia adolescente su llamado. Si el retiro de las fuerzas pakistaníes de las cumbres nevadas del lado indio de la línea de control se cumple en horario esta mañana, los servicios de Aijaz a la Guerra Santa en Kashmir no serán necesarios. Pero Aijaz, que dice tener unos improbables 18 años, no quiere admitir que no tomó la determinación por Kargil. “Cada hombre nace con algo en su corazón. El mío está con Kashmir.”
Hace tres meses, se unió al Hizbul Mojahedin, uno de la docena de grupos islámicos que han estado contrabandeando reclutas pakistaníes para el levantamiento separatista en el valle de Kashmir. Los militantes islámicos fueron usados para encubrir el compromiso de los soldados regulares pakistaníes en Kargil. Ayer, mientras el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, prometió nuevamente que el retiro se completaría a tiempo, Nueva Delhi dijo que los pertrechos dejados en las cumbres después de expirado el límite de tiempo serían destruidos por bombardeos de aire y artillería. “Nuestras armas responderán”, dijo el ministro de Defensa, George Fernández.
Con la amenaza de una guerra nuclear latente como telón de fondo, un Sharif visiblemente nervioso salió al aire el lunes a vender el retiro de Kargil a gente que durante una década vio por la televisión estatal las atrocidades que el ejército indio cometía contra los simpatizantes separatistas, y que genuinamente cree que Pakistán es el protector del pueblo de Kashmir. Desde entonces, pakistaníes de todas las tendencias políticas han tratado de aceptar la retirada. Las reacciones populares van desde la negación hasta mudas protestas callejeras, perplejidad e ira.
“Si uno convence a su pueblo que tiene a India por la yugular y que habrá visibles cambios en Kashmir, entonces Pakistán perdió los expectativas que había sembrado”, dijo I.A. Rehman de la Comisión de los Derechos Humanos en Pakistán. En los dos meses desde Kargil, Sharif consternó a los liberales y a los halcones: aquellos que creen que Pakistán se arriesgó inaceptablemente al tratar de tomar territorio de una potencia nuclear rival, y aquellos que creen que dar un paso atrás fue un acto de cobardía. Los líderes militantes islámicos han prometido que seguirán peleando, indiferentes a los argumentos de Sharif de que él evitó una guerra, y furiosos ante su ofrecimiento a India de reanudar el proceso de paz. Y el ejército tampoco está feliz.

Traducción:
Celita Doyhambéhère

 

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