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Unos mil empresarios dejaron un millón de pesos en la gorra de la fórmula presidencial del justicialismo. El jueves por la noche, en el Hotel Sheraton, Eduardo Duhalde y Ramón Ortega recibieron a los representantes de las empresas que pagaron entre mil y diez mil pesos para compartir una cena con los candidatos y aportar fondos a la campaña que promete no ahorrar en gastos. La convocatoria tuvo ausencias, entre ellas la de varios integrantes de los grupos económicos más poderosos del país que optaron por enviar embajadores en su nombre. Esgrimieron problemas de agenda Amalita de Fortabat, Franco Macri, y Agostino Rocca. "Es que como se anunció que Fernando de la Rúa nos está aventajando en la elección, el empresariado se asustó", dijo con ironía el gobernador bonaerense. "Duhalde pasó la gorra que mejor se ajusta a su cabeza", comentó un empresario que pagó diez mil pesos para estar entre los comensales ubicados en las mesas más cercanas a la de los candidatos presidenciales del PJ en uno de los salones del Hotel Sheraton. "A mi mujer la dejé en casa, le prometí que con lo que nos ahorrábamos de su cubierto la semana que viene la llevo a cenar a París", agregó un industrial acomodado en la segunda sección del comedor, un poco más retirada de la mesa principal, que pagó cinco mil pesos para estar presente en la cena que se sirvió ayer. "Espero que en la entrada hayan escrito bien mi nombre", dijo algo preocupado un pequeño empresario de Avellaneda de origen polaco ubicado en el tercer sector dispuesto por los organizadores, desde donde por mil pesos de aporte apenas se podía divisar a las figuras protagonistas. Junto a los candidatos que ingresaron acompañados por sus respectivas esposas, Hilda "Chiche" de Duhalde y Evangelina Salazar, se ubicaron Omar Vicente; del Grupo Pérez Companc; Oscar Vignard, del Deutsche Chemical; y Graciela de la Fuente, de Mecatrans. También se acomodaron en la iluminada cabecera sobre la que confluyeron las miradas de unos mil empresarios el ex tenista Guillermo Vilas y el animador Alejandro Dolina. Una docena de empresarios de primera línea optaron diplomáticamente por esquivar su presencia en vivo, aunque no dejaron de enviar sus representantes. El grupo Roggio y Techint, entre otros, mandaron con el cheque en la mano a sus ejecutivos. Tampoco estuvieron los Macri, de Socma. Mauricio Macri no pasó por el hotel pese a que horas antes el duhaldismo había alquilado el estadio de Boca para lanzar formalmente desde su césped la fórmula presidencial del Justicialismo, el 7 de agosto. Durante un brindis previo con un grupo de 50 empresarios que compraron la tarjeta más cara, Duhalde desestimó que sus declaraciones respecto a la deuda externa hayan influido en la caída bursátil de esta semana, y reiteró su apoyo a la postura de la Iglesia Católica sobre el tema. Confirmó que el próximo martes visitará el Vaticano donde espera ser recibido por el Papa, y les dijo que la desocupación es uno de los temas "que no se resuelven por el mercado". Y le dio la mano a cada uno invitándolos a la próxima cena de recaudación de fondos. "Son setenta días de campaña", argumentó el candidato con una sonrisa cómplice.
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