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EL BANCO CENTRAL EMPLEA A LA HIJA DE ROQUE FERNANDEZ
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Por si le faltara algo más a la controvertida gestión de Pedro Pou, se conoció que favorece la contratación de familiares de amigos.

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t.gif (862 bytes)  Catherina, Raúl, Silvia y Andrea no engrosan la lista de desempleados. Tienen trabajo gracias a que Pedro Pou les hizo un lugar en el Banco Central por tratarse de familiares directos de conocidos suyos. Catherina es la hija de Roque Fernández; Raúl es uno de los sobrinos de Carlos Menem; Silvia es sobrina del sindicalista Jorge Triaca; y Andrea es hija del consultor económico Miguel Angel Broda.
En el Central, Catherina Fernández (la hija de Roque) se desempeña como pasante en el área de la gerencia de personal con un salario de 40 pesos diarios. Por su parte, Andrea Broda pertenece a la planta permanente del banco y es segunda jefa en la “División de Tercera”, área dedicada a las investigaciones económicas. El sobrino del Presidente de la Nación integra el plantel estable y desde principios de año es síndico del Central. Silvia Triaca también forma parte de la planta permanente.
Según consta en la documentación oficial en poder de la comisión interna del BC, los familiares de los allegados a Pou fueron designados por el mandamás de la autoridad monetaria a partir del ‘94 junto a una camada de 800 funcionarios que se fueron incorporando a la entidad no bien terminó un proceso de retiros voluntarios que se había abierto, supuestamente, para achicar la plantilla de la entidad.
La mayor parte de los nuevos funcionarios fueron designados a dedo y unos pocos debieron aprobar una selección de ingreso, “según tuvieran o no alguna vinculación con el directorio del banco”, comentó a este diario Carlos Pellegrini, secretario general de la comisión interna del BC. Pero lo común a todos era que habían cursado sus estudios en universidades privadas, en especial del CEMA –de donde proviene el equipo de Roque Fernández–. “Hubo un recambio de personal ligado a una concepción ideológica: dejaron ir a los cuadros técnicos que habían egresado de la Universidad de Buenos Aires para darle cabida a quienes salieron de las entidades privadas preferidas por el equipo económico”, explicó Pellegrini. En la actualidad, el BC emplea a 2100 personas, la misma cantidad que hace siete años, antes de iniciarse la depuración.
Los nombramientos a dedo fueron uno de los motivos para que los gremialistas organizaran anteayer un “escrache” a Pou en la puerta de su casa. Pero, además, protestaron por lo que ellos denominan un “subsidio encubierto” propiciado por el banquero en favor de las entidades financieras, motivo por el cual el diputado aliancista Jorge Rivas presentará pasado mañana una querella contra el titular del Central. La denuncia especifica que, en los últimos dos años, el BC resignó el cobro de multas a las entidades por unos 300 millones, dinero que debía servir para brindar asistencia a los discapacitados y a los enfermos de Sida.
Según la Ley de Cheques, el Central aplica sanciones de entre 500 a 15 mil pesos diarios a aquellas entidades financieras que cometen irregularidades en el cierre de cuentas corrientes o en el rechazo de cheques, por ejemplo. “Es increíble que, en medio del ajuste y la recesión, Pou les condone alegremente las multas a los bancos. Es una manera de otorgarles subsidios”, apuntó el dirigente gremial.
La crítica de los bancarios a Pou no se termina allí. También incluye la manera en que el Central manejó la caída del Banco Mendoza, que estaba en poder de Raúl Moneta, y a la privatización de la banca provincial. “Hay una ausencia de actividad transparente por parte del Central”, disparó Pellegrini, quien además cuestionó la venta del Banco de Santa Fe al Banco General de Negocios, de la familia Rohm, sospechado de haber servido como nexo en el pago de coimas en el caso IBM-Nación.

 

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