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El titular de Migraciones acusó de "falta de ética" al titular del INADI por haber denunciado un caso de racismo en Ezeiza.
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Por Andrés Osojnik ![]() El 9 de junio, los hermanos Martínez (Silvio, Gustavo y Adán) quisieron embarcarse rumbo a Miami. Pero la ventanilla de Migraciones resultó una barrera infranqueable: sus empleados y la Policía Aeronáutica (PA) les impidieron subirse al avión. La estatura baja, la tez morena y el lugar de residencia --Fuerte Apache, en Ciudadela-- fueron motivo suficiente para desconfiar de la autenticidad de los pasaportes argentinos que exhibieron. Para corroborar su origen, los responsables del control migratorio los sometieron a un interrogatorio sobre argentinidad: que quién creo la bandera, que cuándo nació San Martín, que quién es Corach. Y no conformes con dejarlos en tierra --argentina, por cierto--, Migraciones y PA radicaron una denuncia por supuesta falsificación de los documentos. Llegado el caso al Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia (INADI) --dependiente del ministro convertido en Ezeiza en referente de la argentinidad--, su presidente, Víctor Ramos, denunció penalmente por privación ilegítima de la libertad y abuso de autoridad, agravadas por discriminación, a la gente de Migraciones y PA. Hugo Franco, director de Migraciones y también subordinado del argentinísimo, se sintió ofendido porque Ramos no lo consultó antes de ir a la Justicia. Y le envió una misiva en la que lamenta que su proceder "diste de la ética e idoneidad necesaria" para ese cargo. Ramos, en su respuesta, sostiene que no tiene obligación de darle parte de sus actos, se explaya en la normativa y expresa su esperanza de que el "lamento" haya cesado para Franco, ya que tal situación "es un sentimiento que obstaculiza la acción, al estar emparentado con los estados típicos de la melancolía, como ilustrara Sigmund Freud". Quedó así sellado el segundo round entre los funcionarios: el anterior, verbal, ocurrió cuando Franco teorizó sobre la incidencia de los inmigrantes en los índices delictivos. Ajenos a la pelea, los Martínez terminaron ayer de nuevo en Tribunales: ante la Fiscalía Nº 1 de San Martín, denunciaron que efectivos de PA allanaron ilegalmente su casa, buscando sus partidas de nacimiento. Según aseguró Ramos, el juzgado que investiga la supuesta falsificación de los pasaportes ordenó a la PA que solicitara a los acusados sus partidas. Pero llegados a Fuerte Apache, los aeronáuticos irrumpieron con armas largas, por las dudas. Ramos aseguró ayer a Página/12 que ya tiene corroborado que los pasaportes son auténticos. "Y que los muchachos no tienen antecedentes penales de ninguna especie". Franco, por su parte, prefirió no hacer aclaración alguna ante este diario: ni sobre su intercambio epistolar con Ramos ni sobre el episodio sufrido por Martínez.
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