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Ecuador vuelve a respirar por un rato. La tensión se alivió ayer cuando el gobierno anunció el fin de la huelga que paralizó al país durante 12 días y lo colocó al borde del desabastecimiento. El ministro de Defensa había advertido que si el paro continuaba, Ecuador corría el riesgo de sufrir un golpe de estado. La solución se logró después de que el presidente Jamil Mahuad diera marcha atrás en el aumento al precio de los combustibles. Pero la dramática escena de los 5000 indígenas que llegaron para la toma de Quito y ayer pedían comida en las calles, pone en evidencia que los ajustes y desajustes decididos por el gobierno no logran resolver la crisis de la economía ecuatoriana. La Asociación de Taxistas se compromete a reanudar sus actividades a nivel nacional, celebró el ministro de Gobierno Vladimiro Alvarez, al leer el documento firmado por las partes en conflicto. Los taxistas fueron los que lideraron la huelga y adoptaron la postura más intransigente ante el gobierno, y su compromiso era la señal más esperada para terminar con el paro. Los manifestantes exigían que se congelara el precio del combustible por dos años no hasta diciembre como resolvió Mahuad y que fuesen liberados los 500 detenidos que ayer recibieron la amnistía del Parlamento. Ante la masiva concentración de indígenas en Quito, el presidente se había atrincherado en el custodiado Palacio de Gobierno, donde estuvo reunido durante toda la noche del jueves con los representantes de los transportistas que finalmente aceptaron su propuesta. Horas antes, el ministro de Defensa, general José Gallardo, alertó al país sobre la posibilidad de que se produjera un golpe de estado si el conflicto no se resolvía. Hay riesgo, pero sería lamentable para Ecuador ante el mundo, aseguró. Esto demuestra que la sensibilidad del gobierno al congelar los precios para favorecer la paz social era el camino para lograr esta solución, aseguró Mahuad, y adelantó que firmará un acuerdo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), que organizó la toma de Quito en apoyo al paro. A la espera de que Mahuad los recibiera, los 5000 indígenas que llegaron anteayer a la capital pedían una pequeña ayuda económica o algo para el desayuno a la gente que circulaba por la Plaza de la Independencia. La dificultad de Mahuad para resolver la aguda crisis económica de su país se agravó ahora con la derogación del aumento decidido para hacer frente al pago de salarios, según lamentó el jueves el presidente. La economía ecuatoriana alcanzará este año un record tristemente célebre: la inflación del 50 por ciento será la más alta de América latina.
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