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ANTONIO RODRIGUEZ, TITULAR DEL COI
“Sólo se podrán ganar dos o tres medallas”

Para el dirigente, la actuación argentina en Winnipeg no pasará del quinto o sexto lugar porque “es todo lo que tenemos y no hay más.  En los deportes individuales no tenemos un gran nivel,  y acá no hay gente de color,  que son los que ganan todo”.   El nadador José Meolans y la garrochista Alejandra García son sus candidatos a quedarse con algún oro.

Democracia: “Este es el comité olímpico más democrático del mundo, todos los deportes tienen un voto, tanto las federaciones olímpicas y las reconocidas.
En otros países no sucede”.

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Por Adrián De Benedictis

t.gif (862 bytes) El próximo viernes comenzarán los Juegos Deportivos Panamericanos en la ciudad de Winnipeg, y la delegación argentina intentará acercarse a la performance mostrada en Mar del Plata ‘95. Precisamente, una de las entidades que tendrá mucho que ver en el éxito nacional es el Comité Olímpico Argentino (COA). Su presidente, el Coronel Antonio Rodríguez, quien partió ayer rumbo a Canadá para participar de la reunión del comité ejecutivo de la Organización Deportiva Panamericana, explicó a Página/12 cuáles son las reales posibilidades de Argentina. A los 73 años, con 22 al frente del comité, Rodríguez cree que sólo se podrán obtener “una o dos medallas olímpicas, porque esa es la realidad que marca nuestro deporte”.
–¿Cuánto tiempo más permanecerá en el comité?
–En principio, dije que este iba a ser mi último período, y sigo pensando eso, que estaré hasta el 2001.
–¿Quería seguir?
–Muchas veces me olvido de las cosas, y a medida que pasa el tiempo me voy olvidando cada vez más. En definitiva, nunca depende de uno, sino de las 53 federaciones que siempre me convencen para que continúe. Esto me gusta mucho y es mi vida, no gano plata pero me entretengo. Trabajar por el deporte es una vocación, siempre creí que le podía devolver algo a todas las satisfacciones que el deporte me dio. La vida y el destino me permitieron canalizar mis energías. Además, este es el comité olímpico más democrático que hay en el mundo, porque acá todos los deportes tienen un voto, tanto las federaciones olímpicas y las reconocidas. En otros países eso no sucede.
–¿Y hay renovación de dirigentes?
–Claro. Normalmente, un 25 por ciento se renueva luego de cada votación. El año pasado creo se renovó alrededor del 28 por ciento de los representantes de las federaciones, porque cada federación manda un delegado, y no siempre son los mismos.
–¿Sobrevivirá al cambio de gobierno?
–No tengo que sobrevivir. Nosotros tratamos que los cambios políticos no influyan en el comité olímpico.
–¿Y hasta ahora lo lograron?
–Sí.
–Coronel, ¿los dirigentes del COA se preocupan decididamente por el deporte argentino?
–El deporte argentino tiene una secretaría, que es la que administra el Fondo Nacional del Deporte. Nosotros nos mantenemos con sponsors, de modo que el hecho de poder mantener al comité, con gastos de 15 a 20 mil pesos mensuales, no es sencillo. El comité no puede influir en el nivel del deporte, porque el alto rendimiento funciona a base de los programas que hacen las federaciones con la secretaría. Lo que pasa es que para los Juegos, todo se tiene que canalizar de acuerdo a lo que establecen las reglas olímpicas y panamericanas, pero a través de los comités olímpicos nacionales.
–¿Y cuál es su aporte?
–Uno importante. Ahora tenemos diez becados con 1100 pesos mensuales, y para lograrlo hubo que hacer muchas gestiones. Eso nadie lo tiene en cuenta. La mayor parte de los recursos los aportamos nosotros. Y eso le da al movimiento olímpico cierta credibilidad, para que aparezcan las empresas que aportan dinero.
–¿El COA sólo trabaja pocos meses antes de una competencia?
–Es que cuando hay competencia se trabaja más en la parte deportiva. Acá hay trabajo permanente, porque tenemos un plan académico para realizar cursos en todo el país. Muchos creen que el movimiento olímpico trabaja cada 48 meses, para los Juegos de invierno y de verano. Pero nadie ve que el Comité Internacional se ocupa de la parte cultural en todo momento, y sobre todo para apoyar la realización de los Juegos. Nosotros tratamos depublicitar esa actividad pero no tenemos gran difusión. Acá siempre estamos ocupados.
–Pero los atletas continúan quejándose de la falta de apoyo.
–Cuando un equipo se queja tiene que ver con la federación. Hay que entender que hay una vertiente federacional, que es un programa de las federaciones con la Secretaría de Deportes. Nosotros no tenemos nada que ver. La vertiente olímpica son los mejores atletas de acá, que después integran los equipos que participan en los Juegos Olímpicos.
–¿Y el atraso en el pago de las becas?
–A fin de mes cobran con normalidad. Las otras son becas de la secretaría, que tienen dificultades porque no depositan el dinero a tiempo. Pero es el Estado el que tiene problemas económicos y por no tener recursos. En la Secretaría hacen los mayores esfuerzos para participar en la mayoría de los torneos, aunque a veces no en las condiciones óptimas.
–¿Y eso por qué sucede?
–Porque no hay forma de generar dinero. La idea es que las federaciones aporten y no vivan a expensas de la secretaría. Pero eso no ocurre sólo acá, es en la mayoría de los países.
–Los competidores también cuestionan las condiciones precarias en las que le toca permanecer.
–Participé en los Juegos Olímpicos de Londres, tuvimos muchos problemas, y sin embargo, uno los tomaba como dificultades lógicas. Parece que ahora la juventud tiene menos tolerancia. Tratamos de solucionarle los problemas, pero los atletas tienen que saber que las villas no son el Hotel Sheraton.
–¿Cómo llega Argentina a Winnipeg?
–Llegamos bien, pero hay que tener en cuenta la realidad del deporte argentino, y no creer que estamos a la altura de Estados Unidos. Nosotros tenemos un nivel que será el quinto o sexto de América. Es todo lo que tenemos y no hay más, ese es nuestro país. Los resultados giran en relación a la infraestructura y al dinero que hay para el deporte. No nos hagamos más ilusiones que las que debemos. También en el fútbol decimos que vamos a salir campeones, y nuestro nivel llega a determinados límites.
–En principio iban a viajar 453 personas, ahora son 501. ¿Cuántos tienen que ver con la competencia?
–Eso está bastante claro en nuestra delegación, porque no pasa del 40 por ciento. Lo normal es un dirigente cada dos atletas, esa es la proporción. En este caso no hemos llegado al 40 por ciento. Y hubo que luchar mucho para conseguir eso, porque había más gente que quería ir: por ejemplo, los dueños de los caballos. Además, los atletas necesitan cada vez más de su equipo de trabajo, que no son pocos.
–¿La Argentina podrá conseguir muchas medallas?
–La perspectiva responde al nivel que tiene el deporte. Lamentablemente, en los deportes individuales, que son los que dan más medallas, no tenemos un gran nivel. Acá no hay gente de color, que son los que ganan todo. Quizás, (José) Meolans pueda conseguir una medalla, o la chica (Alejandra) García en garrocha, después no hay muchas posibilidades. No aparece gente nueva y el nivel del resto es muy alto.
–¿Cómo es su relación con Hugo Porta, el Secretario de Deportes?
–Buena. No le digo que hablamos todos los días ni que sea amigo de él, pero la relación es normal.
–¿Trabajan en conjunto?
–Bueno, para los Juegos de Winnipeg hemos trabajado bien, y establecimos las líneas generales, acerca de qué aportaban ellos y qué nosotros. A partir de ahí pudimos armar todo.
–¿El COA tiene alguna influencia sobre la secretaría?
–Ninguna, simplemente tratamos de complementar todo el trabajo de alto rendimiento, que es donde el Comité Internacional presta más atención.
–¿Cuánta responsabilidad tiene el Estado sobre el deporte argentino?
–Hay una ley del deporte que regula la actividad deportiva del país, y designa a la Secretaría como órgano responsable. Pero en realidad, el Estado es el responsable del deporte nacional. Sucede que en este país hay una incompatibilidad entre la enseñanza y el alto rendimiento.

 

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