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Los fantasmas del Maracanazo del '50, sobrevolaron algunos minutitos el estadio Defensores del Chaco, pero rápidamente hicieron mutis por el foro, se fueron con su leyenda a otra parte y le dejaron el escenario libre a los brasileños para que se lucieran en la representación del último acto de la Copa América. Brasil, el gran candidato, ganó casi al trotecito por 3 a 0 y se quedó merecidamente con el título y los aplausos. Los pibes uruguayos se plantaron dignamente pero no pudieron hacer milagros ante un rival técnicamente muy superior. El 3 a 0, el mismo resultado, pero al revés, de la final que hace un año varios de estos futbolistas brasileños jugaron contra Francia en el Mundial, le queda como de medida al partido. Las equivalencias duraron apenas un cuarto de hora. Entusiastas, voluntariosos, con todo el aire en los pulmones, con la mejor predisposición para construir milagros y alimentar nuevas leyendas, los chicos de Víctor Púa le plantearon un partido de ida y vuelta a los poderosos rivales. La consigna era meter fuerte en el medio para evitar que la pelota les llegara limpita a Rivaldo, Ronaldo y Amoroso. Pata y pata y cuando se conseguía el balón, se trataba de acercárselo a Zalayeta y Magallanes. Los brasileños, a quienes no se veía demasiado preocupados, tocaban con prolijidad y mostraban de tanto en tanto el mango del cuchillo que llevaban escondido debajo del poncho. Y a los 21 minutos, clavaron el 1 a 0. Rivaldo, el mejor jugador de Brasil, el mejor de la final, el mejor del campeonato, peinó hacia atrás un tiro libre de Conceicao y mandó la pelota a la red por sobre la cabeza del bueno de Carini. Y un ratito más tarde Rivaldo desenvainó de nuevo, bajó con la suela del botín izquierdo una pelota que caía cerca del punto del penal, borró la marca de Lembo y picó el balón suavecito, con la elegancia de la zurdita por arriba del pobre arquerito, culminando su joyita, uno de los mejores goles del campeonato. Como Zidane en la final del Mundial del año pasado, Rivaldo se las arreglaba solo para liquidar el pleito. Sobre el final del primer tiempo los celestes tuvieron la gran posibilidad de descontar y abrir alguna puertita a la esperanza, pero el remate del lateral Del Campo hizo reventar la pelota en el travesaño, cuando Dida no tenía nada que hacer. Estaba escrito que debía ser de Brasil y el tiro de gracia lo aplicó Ronaldo con un cañonazo de zurda entrando como "diez" en el inicio del segundo tiempo. Entonces se hizo más clara la sensación de "cosa juzgada". Quedó por verse si los uruguayos eran capaces no ya de torcer el destino del partido, sino de meter el llamado gol del honor. Estuvieron cerca en algunos remates del inclaudicable Zalayeta, pero el peladito de Uruguay se chocó siempre con el grandote Dida que no cometió ningún error; estuvieron más cerca aún sobre el epílogo, en una llegada del Gurí Alvez, pero la pelota se fue a clavar en la parte de afuera de la red. Pudieron haber hecho los uruguayos el gol que se merecían como premio a su entrega y a su dignidad, pero no se les dio. Deberán conformarse con el consuelo de saber que llegaron en el campeonato mucho más lejos de lo que cualquiera podía haber imaginado. Y además llegaron más lejos que Argentina, Colombia y Paraguay, equipos con mucha más chapa para estar en la final. Los brasileños, por su parte, pudieron aumentar la diferencia pero pasó que con el 3 a 0 en el bolsillo, empezaron a regular, se engolosinaron con la idea de un gol de lujo tocando por el medio y Rivaldo perdió precisión. Aún así siguieron golpeando a las puertas del arco uruguayo. A Ronaldo le faltaron cinco para el peso, en un cara a cara para convertir el que hubiera sido el cuarto de su equipo, el sexto suyo en el torneo. No hay nada que discutir. Los brasileños que lograron un ciento por ciento de efectividad porque ganaron los seis partidos que jugaron; que hicieron 17 goles y sólo recibieron 2 y que sólo se asustaron en un rato del partido contra Argentina, fueron los mejores. Claramente. Dan ventajas en el fondo, pero encontraron un buen arquero y tal vez por eso sólo les hicieron dos goles en el torneo. Meten mucho mucho en el medio y arriba tienen a Rivaldo y Ronaldo para marcar diferencias con cualquiera. Salute, Brasil.
El técnico de Brasil, Wanderley Luxemburgo, afirmó que la Copa América '99 que conquistó ayer su equipo en Asunción se debe en un 70 por ciento a los jugadores. La duda que no disipó, aunque por omisión queda bastante claro su pensamiento, fue si el porcentaje restante es pura y exclusiva responsabilidad suya. El entrenador también remarcó que Brasil se coronó campeón porque demostró ser el mejor del torneo. "Creo que fue muy clara la superioridad. El resultado no es fortuito, es el reflejo de lo que fue el torneo y durante la mayor parte de él nuestro equipo fue mejor", expresó Luxemburgo en la conferencia de prensa tras finalizar el partido. Pese al talento que desparramó Rivaldo en la cancha, la capacidad técnica que mostró Ronaldo o el toque que exhibieron los jugadores durante buena parte del encuentro, Luxemburgo prefirió destacar las virtudes tácticas del Scratch. "Los integrantes del equipo pusieron empeño en demostrar que quieren la perfección táctica y que en conjunto se ha mejorado en la marcación de los rivales", subrayó el entrenador al expresar su satisfacción por su primera conquista al frente de la selección de su país. "Felizmente tenemos jugadores brillantes y generalmente somos favoritos para ganar torneos. Eso significa que el 70 por ciento del trabajo, y de los logros si los tenemos, depende de ellos y tienen que ganarse el derecho a seguir siendo titulares", aseguró. Luxemburgo también expresó que al mismo tiempo que disfruta del campeonato ya tiene la cabeza puesta en los próximos objetivos, que son los Juegos Olímpicos de Sydney y el Mundial 2002 de Japón y Corea del Sur. "Yo sigo pensando en trabajar. El futuro de la selección brasileña es trabajar, aunque lo importante de este título es que la campaña prevista ha tenido un buen inicio", señaló el entrenador, quien aseguró que en la filosofía de juego que le transmitió a su equipo por ahora lo más destacable es la unión del grupo y la disciplina táctica. "Nos hemos basado en una filosofía bien sencilla para llegar a la victoria y los jugadores la comprendieron porque desde un principio les dijimos que esta selección se basaba en la unión, la disciplina, el trabajo y el profesionalismo, y ellos estuvieron de acuerdo con encarar de esa forma este proceso", dijo el ex técnico de Corinthians. Además del título, Brasil también se quedó con el orgullo de ser el equipo con más jugadores de la Selección ideal del torneo, en la que Argentina sólo tiene a un jugador, Juan Román Riquelme. Los defensores Cafú y Roberto Carlos y los mediocampistas Rivaldo y Emerson son los brasileños que comparten el honor de figurar en el equipo ideal. El equipo de la Copa América de Paraguay '99 es el siguiente: Carini (Uruguay); Cafú (Brasil), Márquez (México), Gamarra (Paraguay), Roberto Carlos (Brasil); Betancourt (Colombia), Emerson (Brasil), Rivaldo (Brasil), Riquelme (Argentina); Zamorano (Chile), Luis Hernández (México).
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