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“La TV está en crisis, pero eso es un buen síntoma”

En “TV registrada”, Claudio Morgado y Fabián Gianola parten de la autorreferencia del medio para intentar una mirada diferente.

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El dúo dice que el suyo es un análisis “más reflexivo” que “PNP”.


Por Luis Vívori
t.gif (862 bytes)  Por estos días, la televisión argentina parece ganada por el síndrome de la autorreferencia, un recurso sin límites a la vista en el que se mezclan por igual obviedades y aciertos. En ese rubro se debe citar a “TV Registrada”, el ciclo que América puso en el aire los lunes a las 22. El mismo que intenta escapar a la inevitable comparación con “PNP”, y que se presenta como un informativo sobre la pantalla chica. Sus conductores, Fabián Gianola y Claudio Morgado, actor y músico, charlaron con Página/12 intentando hurgar sobre el fenómeno de una TV obsesionada consigo misma.
–¿Por qué la televisión de este último tiempo se mira tanto al ombligo?
F. G.: Yo creo que primero empezaron los espectadores mirando el ombligo de la televisión. Cuando la TV se dio cuenta de que era negocio también lo empezó a hacer. Por eso nosotros dijimos “hagámoslo”.
C. M.: Creo que un medio mirándose a sí mismo es un síntoma de crecimiento. Se ven las tendencias, lo que funciona, lo que no. Cuando uno se mira a sí mismo puede reflexionar sobre su lenguaje, y eso es saludable. Y cada uno tiene su mirada, porque la nuestra no es la misma que la de “PNP”, es más reflexiva.
–¿Pero cuál es la diferencia fundamental entre “TV Registrada” y “PNP”? F. G.: Lo similar puede ser la estructura, pero es como cualquier casa, tiene sus bases y su techo. Pero a su vez vos la decorás a tu forma y tiene otros habitantes. Por lo que lo único parecido es esa estructura.
C. M.: Básicamente no trabajamos sobre lo humorístico, sobre el error, como “PNP”. La edición trata de ser lo más cruda posible. Atenerse a lo que pasó tal cual fue. Trabajamos sobre la continuidad de lo que pasó, por ejemplo, en el regreso de Mirtha Legrand, y cómo lo tomaron todos los canales y los programas. Tratamos de armar una secuencia narrativa desde el fenómeno periodístico.
F. G.: Trabajamos con la realidad semanal, como si fuera una revista de la TV. Las perlas que elegimos no tienen que ver necesariamente con el humor.
–Puede ir de una mirada mordaz a una mera descripción.
F. G.: No queremos generar opinión. Queremos que el comentario sea simpático e inteligente sin tratar de agredir ni de tomar partido.
C. M.: Lo mordaz sale por el material. Es difícil no ser mordaz con la TV de hoy. La edición habla más que nosotros: lo que se ve tiene un comentario implícito.
–¿Cuál de esas perlas se pueden tomar como referencia para conocer más el programa?
F. G.: Yo creo que la de Mauro Viale, lo que luego suscitó que hiciera un comentario agresivo hacia nuestro programa. Mostramos cómo trató a un notero y después a un locutor, de forma violenta y criticando severamente sus trabajos. No dijimos nada al respecto, sólo lo mostramos con un comentario apenas irónico.
C. M.: Lo que se ve es tremendo. Me parece increíble lo que pasa a veces en televisión. Que un tipo desacredite a otro abusando de su poder, tanto en cámara como fuera de ella, es inadmisible.
–En lo personal, ¿qué cosas piensan que debe mostrar el programa?
C. M.: A mí me interesa que se destaquen ciertos hechos que pasan desapercibidos, o el seguimiento de algunas historias. Con el tiempo me gustaría que el programa sea un punto de referencia crítico sobre la TV misma, porque la imagen no miente, son hechos. Estar en televisión no debe ser una cosa irresponsable, sino más bien lo contrario.
F. G.: A mí me gusta seguir la televisión en general, lo que piensa, su estética. Considero que nuestra televisión es sana en cuanto a la necesidad de crecer y mejorar. Está en crisis permanente, pero eso es el síntoma de que quiere avanzar todo el tiempo. –Para un actor estar al frente de un ciclo periodístico, ¿es producto de una búsqueda personal o sólo parte de una necesidad laboral?
F. G.: Es un poco de todo. Yo no tengo prejuicios al respecto. Si me gusta lo que me ofrecen le doy para adelante. No me creo con autoridad para saber qué es bueno y qué es malo sin haberlo hecho. No creo que un buen actor es sólo el que trabaja en el San Martín.
C. M.: A mí me sucede algo extraño porque no soy actor ni conductor, soy músico. Es raro elaborar un personaje, porque no lo sé hacer. Lo mío es básicamente intuición, aunque aprovecho la experiencia de Cablín. Me cuesta mucho, de todas formas, diferenciar estas cuestiones porque creo que los conductores de un noticiero también están haciendo algún tipo de personaje: cuando vuelven a sus casas no son las mismas personas.

 

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