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Cada vez es más importante para los profesionales de todo el mundo tener un título de posgrado. En la Argentina, la multiplicación de los estudios oficiales de posgrado tanto de las maestrías y los doctorados como de los cursos de especialización evidencia esa necesidad creciente: en los tempranos 80 sólo existían 300 carreras de posgrado, mientras que hoy las cifras treparon hasta sumar más de 1300 y convocar a cerca de 32 mil estudiantes, distribuidos entre universidades públicas (el 74 por ciento) y privadas, según los últimos datos del Ministerio de Educación. Frente a ese escenario, autoridades de diversas facultades y universidades nacionales coincidieron en destacar la actual importancia del cuarto nivel del sistema educativo y describieron sus nuevas ofertas y tendencias. Según ellos, los principales factores que inciden en la demanda de seguir estudiando después del título de grado y en el incremento de la oferta de cursos, se agrupan los requisitos que imponen el mercado laboral y también el mundo académico, además de la exigencia de especialización y renovación de los conocimientos de los profesionales e investigadores. A medida que pasa el tiempo, para cualquier tarea se va requiriendo una educación de cada vez más alto nivel, opinó Pablo Jacovkis, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires. Cursar posgrados se ha vuelto cada vez más importante en todo el mundo, sobre todo porque para ejercer muchas profesiones ya no alcanza con una licenciatura, destacó el vicerrector a cargo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Martín Kaufmann. Y Alejandro Gómez, secretario del Departamento de Posgrados de la Facultad de Derecho (UBA), agregó que, aunque varía según las disciplinas, para casi todos los profesionales hoy hay muchas más exigencias de conocimientos específicos, de una especialización de la capacitación. Los diversos posgrados podrían dividirse entre los profesionalistas (hoy son la mayoría) y los academicistas. Pero, con el nombre de estudios de posgrado se designan esto varía según las universidades los cursos de especialización (que incluyen los de perfeccionamiento y de actualización), las maestrías y los doctorados. Los primeros insumen muchas menos horas de clase (pueden durar un cuatrimestre o un año) y casi todos están orientados al desempeño profesional. Una maestría, en cambio, suele extenderse dos años como mínimo: las de orientación académica exigen la presentación de una tesis, mientras que las de perfil profesional requieren el desarrollo de una obra o aplicación práctica. El último peldaño de la formación posuniversitaria son los doctorados, que tienen una duración cercana a los cinco años y también requieren la formulación de una tesis y su aprobación por parte un tribunal de expertos convocados especialmente. Los cursos están pensados, principalmente, para dos sectores de la población de graduados universitarios. Por un lado, para los que ya están trabajando y necesitan actualizar sus conocimientos. Son posgrados más vinculados con las necesidades de las empresas, dijo Kaufmann. Y por otro lado, para los estudiantes que terminan una licenciatura y necesitan una capacitación mayor para competir en el mercado laboral, agregó. Para los interesados en desarrollar una carrera académica, en una universidad o en un instituto de investigación, el doctorado es la vía indicada. Además de las presiones profesionales para extender la formación superior, también hay otro factor en juego: los nuevos requisitos académicos. Las reglas del juego académico han cambiado en los últimos tiempos ratificó Leopoldo Bartolomé, director de Programas de Posgrado en Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones. Cualquier graduado interesado en hacer carrera científica necesita tener estudios de posgrado tanto para acceder a un cargo de profesor o docente, como para obtener becas de investigación. De hecho, la UBA, por citar un ejemplo, está impulsando que todos sus docentes cursen una maestría o un doctorado para mejorar su formación. También, en la misma universidad, esimprescindible estar haciendo alguno de ellos para poder concursar por una beca para investigar. El aumento de la oferta y la demanda de posgrados fue acompañado, en los últimos años, por cambios en la organización académica y pedagógica del cuarto nivel de la educación. Ahora hay un mayor control académico y los planteles docentes están integrados por profesores de reconocido prestigio, dijo Gómez. Por su lado, Kaufmann opinó que los cursos actuales están más vinculados al mercado laboral. Antes eran más dirigidos a la formación general, más generalistas. Ahora son más específicos. Otra característica común a las diferentes universidades, y en constante aumento, es la interdisciplinariedad de los cursos, lo que permite que graduados de diversas carreras puedan anotarse en posgrados de diversas áreas. Las maestrías, sobre todo, están orientadas a áreas interdisciplinarias, para brindar un panorama más amplio de varias disciplinas. Además, tienen una estructura muy dinámica. Los planes de estudios rígidos ya no sirven. Deben ser flexibles y adaptables a los cambios.
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