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 La
movilización agropecuaria de mañana por la falta de respuestas del Gobierno a la crisis
del sector anticipó ayer sus primeros efectos. Una avalancha de vacunos en el Mercado de
Liniers, previendo la paralización de las ventas, provocó bajas en los precios que
oscilaron entre un dos y un cinco por ciento. Los productores, convocados por la
Federación Agraria Argentina (FAA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la
Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), marcharán sobre la Plaza de
Mayo contra la política económica y la “indiferencia” oficial. “Este
Presidente nos ha aniquilado y destrozado. Nuestra situación es más grave que la que se
enfrentaba en los ‘80, y eso es mérito del presidente Menem por su política
económica y agropecuaria”, disparó ayer Raúl Bonetto, titular de la FAA. La medida
fue decidida el miércoles pasado tras fracasar una reunión de los ruralistas con el
secretario de Agricultura, Ricardo Novo, quien intentó disuadir –sin propuestas
concretas– a los preocupados dirigentes.Valentín Levisman, titular de la entidad cooperativa, explicó en esos días que las entidades del campo esperaban que el Ministerio de Economía adoptara medidas de salvataje integral, comenzando por una “amplia y seria” refinanciación de pasivos. Por ello el presidente de CRA, Juan Corea, ha destacado que el poder político “no ha comprendido la verdadera crisis sectorial”. Ayer Bonetto explicó en declaraciones radiales algunas de las razones de la grave situación del agro. “Desde hace dos años han caído los precios de los granos y esto significa una merma de ingresos”, señaló el dirigente. “Además, pagamos el gasoil el doble de lo que paga un productor en el Primer Mundo, el peaje es tres o cuatro veces más caro y pagamos una tasa de interés que en los bancos oficiales es el triple de lo que paga un productor” en esos países. En opinión del jefe de la Federación Agraria, la crisis que viven los pequeños y medianos productores “es casi terminal”. En el sector “han desaparecido muchísimos productores, los que quedan tienen el 50 por ciento de sus tierras hipotecadas por una deuda que supera los 10 mil millones de dólares y que es impagable por los costos que tenemos”, sintetizó. Ante ese panorama reclamó el apoyo “imperioso” con recursos financieros, “porque no hay ni un peso partido por la mitad, no se pueden mantener las explotaciones, no se puede sembrar la cosecha gruesa, no se están pagando los impuestos, ni los vencimientos de deuda”. La Marcha Federal Agropecuaria no recibió, en cambio, el aval de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que agrupa a los cabañeros, que no quiere embarrar el escenario del Gobierno, pese a que dice compartir el diagnóstico de sus pares, en plena campaña electoral. El presidente de esa entidad, Enrique Crotto, cumpliendo el compromiso que adquirió con funcionarios de la jefatura de Gabinete y el Ministerio del Interior, repitió en esta oportunidad los mismos argumentos con que justificó su deserción de la última medida de fuerza del campo realizada en abril. Ante la prohibición de llegar al centro con sus tractores, mañana los productores marcharán montados en camionetas. Novo, en tanto, pese a la evidencia en contrario, considera que el Gobierno no ha fracasado en las gestiones que estuvieron a su cargo, dado que se han obtenido logros “importantes”. Entre ellos mencionó la modificación al impuesto a la renta presunta y la reducción en el valor de los peajes. “Continuamos trabajando” para buscar soluciones a la severa crisis sectorial –aseguró tras el encuentro del 14 de julio–, aunque se cuidó de brindar mayores precisiones. Respecto de las necesidades más apremiantes planteadas por las cuatro entidades más representativas del campo, Novo dijo que es “optimista” acerca del logro de medidas oficiales para facilitar el mayor acceso al crédito, de parte de los productores, así como de una “refinanciación de pasivos más adecuada” para el agro nacional.
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