Por Maximiliano Montenegro En los próximos días, el
Ministerio de Economía admitirá públicamente que la recesión es más profunda de lo
previsto, que es aun más fuerte que la del tequila, y que no habrá salida en lo que
resta del gobierno de Menem. Roque Fernández tiene en su poder un informe técnico que
revela los nuevos pronósticos oficiales sobre la marcha de la economía: allí se dice
que en el escenario optimista, el PBI caería 2,5 por ciento durante este
año, y que, en el escenario más probable, la baja llegaría al 3,5 por
ciento. El estudio asegura que no hay señales de salida de la recesión y no
descarta que la contracción pueda ser mayor. Estas estimaciones están más en línea con
la opinión de los consultores privados. Hasta ahora, Economía mantiene como pronóstico
oficial, según consta en el acuerdo firmado con el Fondo Monetario, una reducción del
producto de sólo 1,5 por ciento.
El jueves pasado, Roque Fernández recibió un detallado informe sobre los alcances de la
recesión, que conversó personalmente con el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez. El
estudio fue elaborado por la Secretaría de Programación Económica, conducida por
Rogelio Frigerio (n), y contiene las nuevas proyecciones económicas que maneja
actualmente dicha repartición. Sobre esta base, en los próximos días, Roque anunciará
públicamente un nuevo pronóstico oficial que reconoce que la recesión es más intensa
de lo previsto, como lo demuestran todos los cálculos privados.
El informe describe dos escenarios. En el optimista, el PBI disminuiría este año un 2,5
por ciento. En el más probable, el ajuste sería un punto mayor: del 3,5 por ciento.
También dice que es posible que el derrumbe sea mayor.
En las últimas horas, los técnicos de Economía trabajaban para afinar las cifras. La
nueva estimación que se anuncie oficialmente sería, entonces, un promedio de los dos
escenarios que figuran en el memo secreto: alrededor del 3 por ciento. Ello significará
reconocer, oficialmente, que la actual recesión es más intensa que la del tequila, ya
que durante el 95, de acuerdo a las nuevas cuentas nacionales, la contracción de la
economía fue del 2,8 por ciento.
Además, abrirá una nueva instancia de negociación con el Fondo Monetario, ya que todas
las cuentas fiscales que figuran en el acuerdo fueron realizadas sobre la base de que la
economía caería sólo 1,5 por ciento. Como con menor actividad económica hay menos
recaudación, esto implicaría también admitir que el déficit fiscal será mayor al
pautado con el organismo internacional, a menos que se aplicara un nuevo ajuste del gasto
público.
El estudio también afirma que ninguno de los principales indicadores (consumo,
producción industrial, precios internacionales, riesgo país) estaría anticipando el
comienzo de la reactivación. Y menciona, como último dato negativo, el indicador mensual
industrial (EMI) de junio: si bien, como adelantó ayer Guadagni (ver aparte) creció 2
por ciento en relación a mayo, contra junio del año pasado se derrumbó un 11 por
ciento. Y, más importante aún, el EMI desestacionalizado también habría caído en
junio respecto de mayo. Incluso, en Economía reconocen que la única posibilidad que
había de que se cumpliese el pronóstico original, que se acordó con el FMI, era que el
indicador industrial comenzara a dar fuertemente positivo, en términos
desestacionalizados, durante el segundo trimestre del año, cosa que no ocurrió.
Tampoco habría señales alentadores en otras variables locales (como el consumo y la
inversión), ni en la evolución del llamado riesgo-país. El documento lo
plantea así:
Proyectos
de inversión se dilatan por decisiones de consumo que se postergan.
En el
riesgo-país (medido por la tasa de interés que pagan los bonos argentinos por sobre la
tasa que pagan los bonos del Tesoro Norteamericano), Argentina está cada vez más cerca
de Brasil y cada vez más lejos de México.
En este contexto, se dice que Argentina no está aprovechando un contexto
internacional que aparece como más favorable, fundamentalmente por dos motivos: por un
lado, la expectativa de crecimiento mundial, que se acerca en un punto al crecimiento
potencial de la economía; por otro lado, Brasil está mucho mejor de lo que esperamos, y
este año su economía retrocederá solo un 1 por ciento, se admite.
Sin embargo, la secretaría de Frigerio no resposabiliza de esta situación a las
polémicas declaraciones de Eduardo Duhalde sobre la deuda externa, como sí lo hicieron
otros integrantes del equipo económico. El ruido interno no es de ahora, sino que
viene desde abril, con las declaraciones de (Domingo) Cavallo sobre la convertibilidad y
el tipo de cambio fijo, sostiene el informe. Y agrega que el clima electoral
no hizo más que complicar una situación de por sí mucho más complicada de lo
previsto.
En estas condiciones, será muy difícil despegar hasta después de las
elecciones, concluye el documento.
MORATORIA PARA TODOS, MENOS PARA EL
MONOTRIBUTO
Al rescate de los morosos
El
titular de la AFIP, Carlos Silvani, presentó ayer oficialmente el plan de facilidades de
pago para deudas impositivas y previsionales. La medida constituye un nuevo intento del
Gobierno por compensar la abrupta caída de la recaudación. El programa permite que 250
mil contribuyentes se pongan al día con la DGI, y persigue el ambicioso objetivo de
recuperar deudas por un total de 2400 millones de pesos. Silvani reconoció que, a causa
de la recesión, el organismo que conduce acumula acreencias por 150 millones mensuales
desde julio de 1998. También reveló que las cifras preliminares de recaudación del mes
en curso indican que los ingresos serían un 10 por ciento inferiores a los de julio del
año pasado.
La nueva moratoria beneficia tanto a empresas como a personas físicas. Sin embargo, el
monotributo fue el único impuesto excluido del programa. El resto de los impuestos,
tales como Ganancias, IVA, Bienes Personales, a la seguridad social y hasta las multas
aduaneras quedan incluidos en el programa, explicó el funcionario. Aunque la
moratoria es generalizada, técnicos de la DGI aseguraron a Página/12 que el 95 por
ciento de los deudores son empresas, de las cuales la abrumadora mayoría son pequeñas y
medianas.
Queremos ayudar a los contribuyentes que están en mora debido a la desaceleración
de la actividad económica y a las sucesivas crisis externas, sostuvo Silvani,
reconociendo el fuerte impacto de la recesión. Los últimos doce meses marcaron el
período de mayor estrechez económica y crediticia añadió, por lo que
muchos contribuyentes incurrieron en mora, aunque estaban dispuestos a pagar. La
persistencia de la crisis pone en duda el éxito del programa. La sustancial reducción de
tasas de interés y los plazos más flexibles para saldar los pasivos con el fisco
resultaron insuficientes como para que el propio Silvani arriesgara un pronóstico de
cuántas empresas adherirán al plan de refinanciación. El plan establece las condiciones
de acuerdo a si las deudas superan o son inferiores a 200 mil pesos. En este último caso,
los características son las siguientes:
Para las deudas
de hasta 30 meses de antigüedad, siempre como plazo tope el 31 de mayo último, la tasa
de interés es de 1,125 por ciento mensual o 13,5 por ciento, y se refinancian en 30
cuotas.
A los pasivos
de entre 30 y 48 meses se les aplica una tasa de 0,75 por ciento mensual o 9 por ciento
anual, en 48 cuotas.
Las deudas de
entre 48 y 60 meses tienen un interés del 0,375 por ciento mensual o 4,5 por ciento
anual, con 60 cuotas.
Para las deudas de más de 200 mil pesos, las condiciones son:
Con 12 meses de
mora, la tasa es de 1,5 por ciento mensual o 18 por ciento anual, y se refinancia en 12
cuotas.
De 12 a 30
meses, 30 cuotas y tasas de 1,125 por ciento mensual o 13,5 por ciento anual.
De 30 a 48
meses, 48 cuotas y tasas de 0,75 por ciento mensual o 9 por ciento anual.
De más de 48
meses, 60 cuotas y tasas de 0,375 por ciento mensual o 4,5 por ciento anual.
En todos los casos, las tasas corresponden a los morosos que presenten garantías. Si no
lo hacen, la tasa es de 1,875 mensual sobre saldo. La Unión Industrial, la Cámara de
Comercio y la Coordinadora de Actividades Mercantiles expresaron su acuerdo con el
programa, aunque insistieron en que el Gobierno reduzca la presión impositiva, cancelando
el cobro de los gravámenes a los activos y a los intereses.
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