Página/12 en Perú
Por Carlos Noriega Desde Lima Los peruanos nos estamos
jugando la vida, sentencia César Rodríguez Rabanal cuando se refiere a la
trascendencia de las elecciones del año 2000 en las que el presidente Alberto Fujimori
buscará su re-reelección. Psicoanalista y presidente del Foro Democrático desde su
fundación en 1993, Rodríguez Rabanal llegará a la Argentina hoy y realizará una serie
de contactos políticos, fundamentalmente con la oposición al gobierno de Menem. El Foro
Democrático propugna la conformación de un frente opositor y una candidatura única
producto de elecciones primarias que se oponga a Fujimori y espera recoger las
experiencias de la Alianza en ese sentido y también buscar apoyo a la lucha que los
sectores democráticos peruanos llevan adelante contra el autoritarismo fujimorista.
¿Qué busca con los contactos políticos que va a tener en Argentina?
En ocasiones anteriores ya me he reunido con dirigentes políticos argentinos, como
por ejemplo con Graciela Fernández Meijide, para informarles sobre las claves de la
situación política peruana. Nos interesa conocer las experiencias recientes de la
Alianza que ha unido al Frepaso y a la Unión Cívica Radical y de las elecciones
primarias, que es una de las ideas que siguen siendo propulsadas por el Foro Democrático.
Nosotros hemos tenido que modificar nuestro cronograma para comenzar proponiendo una
campaña nacional por elecciones limpias y democráticas para tratar de alcanzar después
acuerdos programáticos conceptuales y llegar, luego, si las cosas resultan como
esperamos, a la convocatoria a elecciones primarias. Argentina ha dado pasos en esta
dirección y ésa es una experiencia que nos interesa conocer de cerca y de la que
queremos enriquecernos.
Podemos decir que Fujimori es como Menem y ustedes quieren ser como la Alianza...
Sí, pero las analogías entre Menem y Fujimori tienen un límite. En el caso
argentino, si bien Menem pudo albergar expectativas semejantes a las de Fujimori, chocó,
se dio de bruces contra la institucionalidad argentina, contra su propio partido. La
opción re-reeleccionista de Menem ya ha sido derrotada y esto ocurrió dentro su propio
partido, algo impensable en el Perú de hoy. No obstante las dificultades que hay en
Argentina, existe allí un Poder Judicial bastante menos subyugado que el nuestro.
Ciertamente hay similitudes entre Fujimori y Menem, su vocación de perpetuación en el
poder no debe ser muy distinta, pero hay también notables diferencias, referidas sobre
todo al desarrollo de la institucionalidad y al hecho de que, en el caso argentino, no
gobierna una alianza cívico-militar.
Y la diferencia entre ustedes y la oposición argentina es la fragmentación de los
sectores opositores peruanos.
Ciertamente. En el caso peruano el vínculo entre sociedad y política adquiere
contornos dramáticos. La dispersión política es reflejo directo de la fragmentación
social. El sector mayoritario de la población, al que eufemísticamente se conoce como
informal, tratándose en realidad de verdaderos artistas de la supervivencia,
está sometido a tales penurias y presiones, que difícilmente muestran alguna
disposición a formar parte de un proyecto colectivo, que exige organización. Ellos
planifican su vida en relación con el día siguiente o las siguientes horas. Es una
población muy permeable a las manipulaciones del poder, a los regalos que se
reciben de arriba a cambio de un voto.
Pero la atomización de la oposición peruana y su consiguiente debilidad tienen
mucho que ver con las ambiciones de sus dirigentes, con ese culto a la capilla política
propia...
Así es. Hay un nexo muy estrecho entre la precariedad de la gente y el imperio de
la mezquindad, de la vanidad y de los delirios de grandeza, que sobrecompensan a
aquéllas. La sociedad produce los políticos que se merece. La crisis tan prolongada que
asuela a nuestro país no ha dejado de afectar también a los demócratas. Hay que lograr
consensos y caminar hacia la construcción de un sistema de partidos.
Sobre esos consensos a que se refiere hay todavía muchos vacíos. Por ejemplo, en
lo que se refiere a la política económica, un importante sector de la oposición
defiende el modelo económico del fujimorismo y aspira a mantenerlo si llega al poder y
otro sector quiere cambiarlo...
Pero ahora es menos difícil que hace unos años hay mayor disposición a consensos
mínimos; las posiciones se han acercado. Ha aumentado la conciencia en los sectores
democráticos de que nos estamos jugando la vida. El cronograma consiste en lograr primero
el consenso para superar el régimen autoritario, la instalación de la democracia y,
luego, debatir las propuestas divergentes sobre política económica o el régimen
laboral, por ejemplo.
¿Todavía tiene esperanzas de lograr un frente opositor unido y una candidatura
única que enfrente la aspiración re-reeleccionista de Fujimori?
Sí, creo que todavía existe esta esperanza, porque todos intuimos que el régimen
nos va a deparar nuevas sorpresas. Las leyes de media noche con nombre propio,
como la que prohíbe la postulación al Congreso de Alan García y que mañana pueden
prohibir la candidatura de cualquiera, son un ejemplo de la arbitrariedad sin límites y
de la inescrupulosidad del régimen. Lo que ocurre en el Perú es felizmente impensable en
la Argentina, a pesar de los problemas que tienen con Menem. En tanto esperamos una
exacerbación de los atropellos, albergamos la esperanza de que la vocación masoquista de
los peruanos no sea ilimitada y logremos juntarnos alrededor de una candidatura viable.
Esa vocación de perpetuación en el poder del régimen hace que no sea impensable
un fraude electoral para obtener la re-reelección. Por lo pronto es un hecho que la
contienda electoral no va a ser equitativa. ¿En esas condiciones la oposición se ha
planteado la posibilidad de boicotear las elecciones del 2000 por falta de garantías para
un proceso transparente?
Creo que en este momento no podemos declarar que no vamos a ir a la contienda
electoral. Pero si, cuando estemos al borde de las elecciones, las circunstancias no
ofrecen ninguna garantía de una contienda medianamente limpia, habría que discutir
seriamente la posibilidad de boicotear las elecciones.
¿Los contactos políticos que va a tener en Argentina buscan conseguir un eventual
apoyo contra el fraude?
Esperamos que los sectores democráticos argentinos, así como los de otros países,
nos acompañen en esta lucha, que no sólo atañe a los peruanos sino a la democracia en
América latina.
¿Qué opina de las declaraciones del embajador argentino en el Perú en apoyo a la
decisión peruana de salirse de la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
Es absurdo bajo todo punto de vista. Quisiera creer que se trata de un malentendido.
Seamos optimistas y esperemos que la embajada argentina desmienta esto. Será un
despropósito saludar el retroceso a la barbarie.
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