Por Mariana Carbajal El problema no es Patti
sino las ideas que él encarna. Hitler, por ejemplo, era un individuo de escasa
importancia hasta que se convirtió en el monstruo que fue. El ministro de Justicia
y Seguridad bonaerense, León Arslanian, comparó ayer así implícitamente al intendente
de Escobar, Luis Patti, con Adolf Hitler. Recordó además, que tiene una causa judicial
pendiente por tormentos y destacó que su popularidad la obtuvo cuando fue a
Catamarca a torturar a algún testigo, durante la investigación de la muerte de
María Soledad Morales. Las declaraciones de Arslanian a Página/12 fueron uno de los
tiros más fuertes contra Patti, candidato a gobernador de Buenos Aires por el partido
Unidad Bonaerense, en un día en el que los principales dirigentes políticos del
oficialismo y la oposición le apuntaron, para criticar su intención de formar piquetes
armados contra la delincuencia. Pero la polémica no terminó ahí. Por la tarde Arslanian
envió un refuerzo policial y parte de su gabinete a los pagos del subcomisario. Patti, en
tanto, desconoció su autoridad: Ya con Arslanian no se puede hablar más. Yo tengo
que hablar con el gobernador (Duhalde), que somos dos personas elegidas por el voto
popular, y el ministro es simplemente un empleado del gobernador, replicó Patti.
Hay que prevenir a la gente que no compre cualquier idea como ocurrió con el pueblo
alemán, que en un primer momento apoyó a Hitler y ahora, todavía, sigue llorando por
sus actos, advirtió Arslanian en su comparación. Al explayarse sobre el intendente
de Escobar, el ex camarista lo describió como un hombre menor, que se
ganó cierta consideración porque fue a torturar a Catamarca a algún testigo, sin
ningún resultado, en el marco de la causa por el asesinato de la joven Morales.
¿Cree que detrás del ataque de Patti a su gestión se esconde un nuevo
hostigamiento del presidente Menem hacia Duhalde? le preguntó Página/12.
Si tiene una relación, la desconozco. Lo que si sé es que hoy el ministro Corach
ponderó a Patti como un buen intendente respondió el funcionario provincial.
¿Qué busca Patti con este anuncio tan polémico?
Este hombre encontró que el tema de la seguridad puede darle algún rédito
personal...
¿En relación a su candidatura a la gobernación?
Puede ser, pero también puede buscar atenuar el proceso por tormentos que tiene en
trámite, aprovechando el apoyo de un sector de la opinión pública respondió el
funcionario provincial, en referencia a una causa por torturas contra Patti cuya
reapertura está por resolver la Suprema Corte de Justicia bonaerense.
Arslanian no fue el único que apuntó ayer sus dardos contra Patti. Hasta el ministro del
Interior expresó su rotundo rechazo a su propuesta de armar a civiles para enfrentar al
delito, aunque se preocupó como destacó Arslanian de remarcar que es
un buen intendente. En ningún país civilizado se admite la presencia de
piquetes armados y debe evitarse de cualquier manera esa posibilidad,
opinó Corach. Duhalde criticó a Patti desde Roma y sostuvo que fue totalmente
imprudente. Hay un solo paso entre la creación de piquetes de vecinos y los
escuadrones de la muerte, evaluó el candidato justicialista a la presidencia. En el
mismo sentido, opinó Chacho Alvarez. No se pueden resolver las deficiencias
estatales con fuerzas parapoliciales, cuestionó, ante Página/12, el candidato a la
vicepresidencia por la Alianza. Patti habla y actúa como el extremista que es:
extremista es aquel que se coloca en un punto tal en que transgrede el límite de la
legalidad, señaló Fernández Meijide, aspirante como el intendente de Escobar, a
la gobernación bonaerense.
Patti lanzó su polémico proyecto de armar vecinos el martes, en respuesta al
reclamo de un grupo de remiseros por mayor seguridad, luego de que apareció el chofer
Mario Peña, de 42 años, con un balazo en la cabeza y muy golpeado, en un descampado de
Escobar. Su automóvil estaba a unas veinte cuadras de allí, con las llaves puestas,
dinero en su interior y todas sus pertenencias. Peña murió en la noche del miércoles y
ayer fue velado. Había partido el lunes a las 20.30 de la agencia con un pasajero, quien
se presume lo habría asesinado, con un cómplice que los habría interceptado en el
camino.
Tras la ola de críticas, ayer Patti intentó moderar su propuesta. Ante un grupo de
remiseros que volvieron a pedirle que refuerce los controles en las calles, el intendente
propuso que en lugar de vecinos, los piquetes armados estén integrados por
empleados y ex policías, bajo su responsabilidad como jefe del estado
municipal. Y volvió a responsabilizar a Arslanian por la falta de respuesta al problema
de la seguridad.
Subiendo la apuesta, por la tarde, el mismo Arslanian recibió a los remiseros en La Plata
y luego del encuentro, anunció una serie de medidas para reforzar la seguridad en las
tierras de Patti: el envío de 10 policías, que se sumaron a los 213 efectivos
existentes, la creación de un foro vecinal para discutir los problemas de inseguridad
cuya constitución venía rechazando el ex subcomisario y el traslado de los
despachos del subsecretario de Seguridad, Roberto Vázquez y al subsecretario de
Investigaciones Judiciales, Esteban Marino, a la comisaría 1ª de Escobar, para
monitorear personalmente un operativo especial de vigilancia para los remiseros.
Tres miradas sobre el fenómeno Patti |
ROSENDO FRAGA*
Demanda de seguridadLa
inseguridad hoy ocupa el segundo lugar en las demandas de la sociedad, después del
desempleo. Y algunos partidos del gran Buenos Aires, ocupa el primero. En el Gran Buenos
Aires, el 67 por ciento está de acuerdo con ampliar las atribuciones de la policía y el
57 por ciento está justificando la justicia por mano propia en casos extremos. Es a
partir de esta realidad, que el discurso de Patti está recogiendo adhesión en la
provincia de Buenos Aires, y especialmente en el Conurbano, constituyéndose
en el tercer candidato para la gobernación, con el 12 por ciento de intención de voto.
El apoyo al discurso de la mano dura surge como un acto de desesperación frente al
problema de la inseguridad. Suele decirse que un fascista es un liberal asustado y ello
puede ser una explicación quizás muy simplista pero, en mi opinión, gráfica para
explicar el porqué del discurso de la mano dura puede tener consenso en determinados
sectores de la sociedad.
*Centro de Estudios Unión Para la Nueva Mayoría
GRACIELA RÖMER*
Un discurso peligroso
El discurso de Patti me parece peligroso porque se
instala respondiendo más a una postura ideológica que a una realidad social. Porque
ciertamente existe una demanda creciente en la población de orden y seguridad, pero no en
términos de mano dura sino en términos de ley dura. Por supuesto que existen sectores, y
esto es estructural, donde el componente autoritario predomina y que los discursos como
los de Patti exacerban. El discurso de Patti cala en segmentos acotados de la población
de nivel medio bajo. Su fuerte es un electorado donde la incertidumbre laboral es
altísima y fuertemente afectado por el deterioro salarial más que por el tema del
desempleo; son sectores medios en declinación, que cuestionan fuertemente el desempeño
de la democracia en el país y además, están fuertemente preocupados porque vuelva la
hiperinflación. Pero en el grueso de la sociedad hoy existe una fuerte demanda de cambio,
una demanda de mayor institucionalidad y normatividad en la sociedad. Y esto se opone al
discurso de mano dura de Patti.
*Consultora de opinión pública.
JUAN PEGORARO*
Sentimientos ambiguos
El tema de la mano dura prende en abstracto en la
sociedad, hay un imaginario donde toda persona armada se siente con más poder y más
segura. De ahí al acto hay una gran distancia. De todas formas, no creo que este discurso
prenda mucho. En un primer momento aparece este deseo de venganza, pero después la gente
se da cuenta que armarse no es solución. La morigeración de los problemas de la
violencia pasa porque la gente esté mejor económica y socialmente. Quienes apoyan esto
tienen un sentimiento ambiguo: hablan de mano dura pero hablan de libertad de expresión.
Aún la crítica básica a la democracia es que no se puede mantener el orden, pero
después cuando la represión los afecta anhelan la democracia. Y aunque hayalgunos
sectores que son totalmente antidemocráticos, son los menos. Por otro lado, lo que Patti
plantea es armarse frente a los pobres. Cuestiona a los pobres como si fueran culpables de
esta desintegración y de la falta de esperanza y de horizonte.
*Sociólogo, titular de Delito y Sociedad en la UBA. |
LO QUE DUHALDE NO IMAGINABA
El sheriff de Carlos Menem
Por Susana Viau
No
me interesa la política. Yo sólo soy un policía, dijo en 1990 Luis Abelardo
Patti, por entonces subcomisario de Pilar. Pero su carrera policial duró poco. En 1993
pidió la baja para afiliarse a la UCeDé y de allí en más se dedicó a contradecir
aquella prematura afirmación. Tenía un historial sembrado de desacatos y los liberales
desconfiaban de su perfil nacionalista y sus afinidades carapintadas. Presumían que el
subcomisario era el Caballo de Troya enviado por el justicialismo para dinamitar el feudo
de los Alsogaray. No ocurrió eso. La UCeDé había sucumbido a la seducción del
Presidente y Patti, con su entusiasmo por los coches importados y los aviones
ultralivianos, había ganado un lugar cerca del corazón de Carlos Menem. En 1995, con su
padrinazgo y el visto bueno de Eduardo Duhalde llegó a la intendencia de Escobar. Desde
allí avistó un mundo más ancho y comenzó a soñar con el salto a la gobernación. En
el intento iba a descubrir que su viejo soporte, Eduardo Duhalde, tenía otros planes para
la vacante. Despechado, se atrincheró en su alcaldía bajo el estandarte de la seguridad,
sabiendo que tenía un rehén precioso: los votos que el candidato del justicialismo
necesita como el agua para las elecciones de octubre.
Patti nunca dejó de coquetear con la fama de duro y la sombra (más
romántica que la suya) del comisario Evaristo Meneses. Era una competencia imposible: el
pardo Meneses, con su perfecto conocimiento del physique du rol, jamás
hubiera puesto, como el subcomisario, dos panaderías en Maschwitz y en Escobar. Es verdad
que, pese a no dar con el perfil de guapo, los negocios le permitieron a Patti justificar
un BMW, el colegio privado de sus hijos, las horas de vuelo y el Rolex de oro que lucía
en la muñeca. En 1990 tuvo un traspié con la corriente eléctrica: el juez Raúl Alberto
Borrino lo investigó por torturas. Patti tenía en su cuenta la certeza de haber estado
en el grupo que asesinó a los militantes montoneros Cambiasso y Pereyra Rossi en 1983 y
la aguda sospecha de haber sido parte de los grupos de tarea de la dictadura. No era un
simple practicón, teorizaba los interrogatorios especiales: yo necesito
información y en ningún lugar del mundo funcionan los métodos científicos para
resolver los casos policiales, alardeaba. Cuando se entregó, ante la policía, eso
sí, Carlos Menem lo alabó: es un hombre que hace todo bien y limpia la provincia
de Buenos Aires de delincuentes. Osvaldo Cornide, Guillermo Alchourron y Daniel
Scioli le organizaron una cena de desagravio. Como reafirmación de confianza, el
Presidente lo envió a Catamarca para descubrir al asesino de María Soledad Morales.
Patti llegó al lugar en olor de multitudes y prometió también: No los voy a
defraudar. A los 50 días regresó, sin culpables y reprochando al juez no leer los
expedientes. El fiasco lo enjugó Liliana Caldini con la que mantuvo una tórrida
relación. Se habían conocido en la casa del peluquero Miguel Romano. El obtuvo mi
teléfono. Sabe perfectamente cómo conseguir información, dijo ella, que lo
llamaba mi subcomisario. Me enamoré de ella por su inteligencia,
dijo él. Ella explicó: con él me siento protegida. El romance fracasó y
Luis Abelardo, sin su Eloísa, se quedó solo. El gobernador electo Eduardo Duhalde pensó
primero que Luis Abelardo podía ser un buen jefe de la bonaerense. Después desistió.
Más tarde, el subcomisario retirado intervino el Mercado Central. El paso siguiente fue
el retorno a Escobar. Duhalde no imaginaba todavía que el respaldo a ese individuo bajito
y con veleidades de sheriff podía costarle un riñón.
En Escobar no muchos quieren ver
civiles armados por las calles
Las opiniones son diversas, pero a
la mayoría le parece peligroso armar a civiles. Los ex amigos de Patti cuentan que la
movida del intendente pretende generar una pueblada a su favor. Y recuerdan
que ya hubo vecinos armados.
Los remiseros se quejan de la malaria y
no todos acuerdan con los grupos armados.
La polémica surgió después del asesinato de un chofer, un caso aún sin resolver. |
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Por Cristian Alarcón
Los remiseros de
Escobar no parecen un belicoso comando, allí sentados, en ese local, alrededor de una
estufa, a las cinco de la tarde, mientras miran una vieja película de misterio y se
quejan de la malaria. No son de los que participaron de la movilización que le pidió a
Luis Patti que mejore de cualquier forma las condiciones de seguridad. Y cuesta que se
pongan de acuerdo sobre si sería bueno armar grupos de civiles o no. Incluso cuesta que
lo discutan y que dejen de ojear la tele. Cuesta creer también que sea tan difícil
encontrar en las veredas de Escobar un fanático de los que suenan en las radios pidiendo
la mano dura. Quizás estén llamando. Pero la verdad es que las opiniones de los que se
cruzan con changuitos o chicos a la rastra parecen bastante sensatas hasta cuando vienen
de sufrir dos robos como en el caso de Esmeralda Sanabria Gajardo. Me llevaron el
televisor y los ositos de peluche de los nenes. La policía vino, y ni tomó las pisadas
que dejaron. No hacen nada. Pero eso de armar civiles, mejor no. Usted sabe, hay civiles y
civiles, dice.
Hay en Escobar tantos amigos de Patti como ex amigos de Patti. Pero hay menos amigos de
Patti que nunca. Cosas que suelen ocurrir cuando un candidato extrapartidario ingresa en
el justicialismo y al fin deja el justicialismo. Por ejemplo de los 13 concejales que
subieron cuando en 1995 Patti fue electo intendente con el 73 por ciento de los votos, en
su bando quedan 4. En 1997 sacó, todavía siendo un hombre del PJ, el 60. En las
elecciones internas de mayo último Patti, que llevaba un candidato propio, perdió.
Obtuvo el 34 por ciento. El triunfador, y ex segundo suyo en la intendencia, fue el
duhaldista Jorge Landau, que logró el 38. Ayer, el ex amigo de Patti le decía a este
diario qué ve en este nuevo minuto de fama del ex policía. Patti monta un esquema
semejante al que consiguió cuando, estando detenido por los tormentos que les aplicó a
dos presos, la gente de Pilar hizo una pueblada para que lo liberaran. Ahora con este
discurso extremo quiere precipitar la atención de las instituciones de forma tal de
ponerse en el lugar de víctima y entonces generar una nueva pueblada.
Los remiseros no se imaginan en una. Y parecen más interesados en las internas de
remiseros que en las políticas. Porque en Escobar las hay de todo tipo. Se quejan del
propietario de Visión, Edgardo Pasantrelli, que maneja la mitad del mercado con tres
sucursales y un centenar de autos, donde trabajaba Mario Peña, el chofer asesinado de un
tiro en la cabeza. Carlos González, 33, ex almacenero con 12 robos en su haber dice:
El tipo organiza una marcha, pero en realidad ha estado siempre más preocupado en
eliminar a las agencias chicas. Incluso nos acusa de que nosotros les pinchamos los
teléfonos y les robamos clientes. Ante un panorama tan pacífico, estas internas
tienen su propio condimento. En un volante de Visión por su seguridad se le
advierte al cliente: Verificar que tengan el cartel de la agencia porque nuestros
colegas hacen escuchas telefónicas y copian nuestras radios y salen al cruce del
pasajero.
Pedro López, remisero de 52, dice que no a los piquetes. González dice que sí, mientras
sean empleados del municipio. Las almaceneras Marta y Andrea Fegolli, madre e hija,
prefirirían no ver convertidos en vigilantes a los municipales, sino que mejore la
policía de verdad. Igual está lleno de ex canas esto, corrige la una a
la otra. En efecto, la oposición justicialista, ex pattista, lo confirma. Dan como
ejemplo a los ex comisarios Juan Carlos Negrón, director de Tránsito, y a Irrito
Fernández, director de Inspección General. Esos son candidatos a coordinar sus
grupos armados, sostienen. En definitiva Patti en eso tiene experiencia, dicen. El
propio Landau recuerda los grupos de vecinos armados e interconectados por radio de cuando
llegó como comisario a Escobar enviado por el gobierno de Antonio Cafiero, en 1988.
La inseguridad era tal como ahora. Y también era polémica. Por eso mandaron un
duro. Los piquetes duraron hasta que estábamos en Maschwitz en una reunión social y
salierona correr a uno que supuestamente estaba robando, casi lo matan y al final era el
hijo de otro vecino.
DE DONDE SALEN TANTOS LLAMADOS A FAVOR DE
PATTI
La estrategia de operar por radio
Las
decisiones más polémicas de Luis Patti suelen ser acompañadas por un desproporcionado
apoyo de ciertos sectores de la opinión pública, que se manifiestan llamando a programas
radiales o televisivos. ¿Cómo logra el intendente la adhesión de una proporción
llamativa de los espontáneos opinólogos? Para el periodista Luis Majul, conductor del
programa La cornisa, la respuesta es clara: con un aparato pensado para dar
ese efecto. Es muy fácil que un grupejo de cinco, seis personas se encargue de
llamar sin parar y cope todas las líneas, recuerda el conductor. Majul sufrió el
sistema en carne propia, al invitarlo a su programa de cable, que habilita cuatro líneas
telefónicas abiertas para que la gente haga preguntas, que salen al aire sin filtros
previos, al personaje del día. La noche de Patti, el ambiente se puso espeso.
Desde el principio hasta el final del programa empezó a llamarme gente para
insultarme. Curiosamente, todos decían más o menos lo mismo: Yo no quiero hacerle
una pregunta a Patti que es la propuesta del programa, quiero decirle a usted
que tiene cara de guerrillero como Rodolfo Walsh. O: Usted dice que Patti es
un torturador, pero usted tiene una picana en la lengua. Después me llamaron dos
voceros de distintos partidos políticos y me dijeron: Te acaban de operar el
programa. Para Majul, no se puede hacer nada contra este tipo de manejos, pero son
tan groseras que la gente se da cuenta. Como cuando vino Cavallo y llamaban
diciéndole gracias por todo lo que hizo por nosotros, yo terminaba riéndome
y preguntándole de qué circunscripción era.
A la manera de los clubes de fans contratados por las discográficas para llamar a la
radio pidiendo por tal o cual tema, para operar sobre los rankings, es mucho más común
de lo que se piensa que los partidos políticos utilicen los teléfonos de los programas
de radio y televisión para imponer determinado tema en la agenda, o para inclinar la
balanza en favor de una postura o un candidato. No hay que imaginarse un
departamento de telemarketing montado para esto, ni gente contratada especialmente, todo
se hace de manera bastante artesanal, aclaró a Página/12 un operador del rubro.
Le das una consigna a tus colaboradores y los mandás a llamar desde el mismo
partido o desde sus casas, y después les pagás la línea. A uno le decís que diga que
es de Barrio Norte y al otro le pedís que finja ser alguien de clase más baja, pero
siempre para decir lo mismo. O dos o tres variantes de lo mismo, libreteadas.
La opinión pública no existe, llegó a decir el sociólogo Pierre Bourdieu.
Los políticos saben que, en todo caso, su existencia es una construcción, y están
dispuestos a concretarla.
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