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ARSLANIAN ATACO DURAMENTE A PATTI Y LO COMPARO CON ADOLF HITLER
“Patti ganó consideración torturando”

Arslanian envió su gabinete a Escobar a controlar la seguridad y levantó el tono de la disputa. El proyecto de Patti de crear grupos armados recibió durísimas críticas de Corach, Duhalde, Chacho Alvarez y Graciela Fernández Meijide.

El ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, León Arslanian, criticó duramente a Patti.
“Hay que prevenir a la gente que no compre cualquier idea como ocurrió con el pueblo alemán”, dijo.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes) “El problema no es Patti sino las ideas que él encarna. Hitler, por ejemplo, era un individuo de escasa importancia hasta que se convirtió en el monstruo que fue.” El ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, León Arslanian, comparó ayer así implícitamente al intendente de Escobar, Luis Patti, con Adolf Hitler. Recordó además, que tiene una causa judicial pendiente por tormentos y destacó que su popularidad la obtuvo “cuando fue a Catamarca a torturar a algún testigo”, durante la investigación de la muerte de María Soledad Morales. Las declaraciones de Arslanian a Página/12 fueron uno de los tiros más fuertes contra Patti, candidato a gobernador de Buenos Aires por el partido Unidad Bonaerense, en un día en el que los principales dirigentes políticos del oficialismo y la oposición le apuntaron, para criticar su intención de formar piquetes armados contra la delincuencia. Pero la polémica no terminó ahí. Por la tarde Arslanian envió un refuerzo policial y parte de su gabinete a los pagos del subcomisario. Patti, en tanto, desconoció su autoridad: “Ya con Arslanian no se puede hablar más. Yo tengo que hablar con el gobernador (Duhalde), que somos dos personas elegidas por el voto popular, y el ministro es simplemente un empleado del gobernador”, replicó Patti.
“Hay que prevenir a la gente que no compre cualquier idea como ocurrió con el pueblo alemán, que en un primer momento apoyó a Hitler y ahora, todavía, sigue llorando por sus actos”, advirtió Arslanian en su comparación. Al explayarse sobre el intendente de Escobar, el ex camarista lo describió como “un hombre menor”, que “se ganó cierta consideración porque fue a torturar a Catamarca a algún testigo, sin ningún resultado”, en el marco de la causa por el asesinato de la joven Morales.
–¿Cree que detrás del ataque de Patti a su gestión se esconde un nuevo hostigamiento del presidente Menem hacia Duhalde? –le preguntó Página/12.
–Si tiene una relación, la desconozco. Lo que si sé es que hoy el ministro Corach ponderó a Patti como un buen intendente –respondió el funcionario provincial.
–¿Qué busca Patti con este anuncio tan polémico?
–Este hombre encontró que el tema de la seguridad puede darle algún rédito personal...
–¿En relación a su candidatura a la gobernación?
–Puede ser, pero también puede buscar atenuar el proceso por tormentos que tiene en trámite, aprovechando el apoyo de un sector de la opinión pública –respondió el funcionario provincial, en referencia a una causa por torturas contra Patti cuya reapertura está por resolver la Suprema Corte de Justicia bonaerense.
Arslanian no fue el único que apuntó ayer sus dardos contra Patti. Hasta el ministro del Interior expresó su rotundo rechazo a su propuesta de armar a civiles para enfrentar al delito, aunque se preocupó –como destacó Arslanian– de remarcar que “es un buen intendente”. “En ningún país civilizado se admite la presencia de piquetes armados” y “debe evitarse de cualquier manera esa posibilidad”, opinó Corach. Duhalde criticó a Patti desde Roma y sostuvo que fue “totalmente imprudente”. “Hay un solo paso entre la creación de piquetes de vecinos y los escuadrones de la muerte”, evaluó el candidato justicialista a la presidencia. En el mismo sentido, opinó Chacho Alvarez. “No se pueden resolver las deficiencias estatales con fuerzas parapoliciales”, cuestionó, ante Página/12, el candidato a la vicepresidencia por la Alianza. “Patti habla y actúa como el extremista que es: extremista es aquel que se coloca en un punto tal en que transgrede el límite de la legalidad”, señaló Fernández Meijide, aspirante como el intendente de Escobar, a la gobernación bonaerense.
Patti lanzó su polémico proyecto de “armar vecinos” el martes, en respuesta al reclamo de un grupo de remiseros por mayor seguridad, luego de que apareció el chofer Mario Peña, de 42 años, con un balazo en la cabeza y muy golpeado, en un descampado de Escobar. Su automóvil estaba a unas veinte cuadras de allí, con las llaves puestas, dinero en su interior y todas sus pertenencias. Peña murió en la noche del miércoles y ayer fue velado. Había partido el lunes a las 20.30 de la agencia con un pasajero, quien se presume lo habría asesinado, con un cómplice que los habría interceptado en el camino.
Tras la ola de críticas, ayer Patti intentó moderar su propuesta. Ante un grupo de remiseros que volvieron a pedirle que refuerce los controles en las calles, el intendente propuso que en lugar de vecinos, los piquetes armados estén integrados por “empleados y ex policías”, bajo su responsabilidad como jefe del estado municipal. Y volvió a responsabilizar a Arslanian por la falta de respuesta al problema de la seguridad.
Subiendo la apuesta, por la tarde, el mismo Arslanian recibió a los remiseros en La Plata y luego del encuentro, anunció una serie de medidas para reforzar la seguridad en las tierras de Patti: el envío de 10 policías, que se sumaron a los 213 efectivos existentes, la creación de un foro vecinal para discutir los problemas de inseguridad –cuya constitución venía rechazando el ex subcomisario– y el traslado de los despachos del subsecretario de Seguridad, Roberto Vázquez y al subsecretario de Investigaciones Judiciales, Esteban Marino, a la comisaría 1ª de Escobar, para monitorear personalmente un operativo especial de vigilancia para los remiseros.

 

Tres miradas sobre el fenómeno Patti

ROSENDO FRAGA*
Demanda de seguridad

“La inseguridad hoy ocupa el segundo lugar en las demandas de la sociedad, después del desempleo. Y algunos partidos del gran Buenos Aires, ocupa el primero. En el Gran Buenos Aires, el 67 por ciento está de acuerdo con ampliar las atribuciones de la policía y el 57 por ciento está justificando la justicia por mano propia en casos extremos. Es a partir de esta realidad, que el discurso de Patti está recogiendo adhesión en la provincia de Buenos Aires, –y especialmente en el Conurbano–, constituyéndose en el tercer candidato para la gobernación, con el 12 por ciento de intención de voto. El apoyo al discurso de la mano dura surge como un acto de desesperación frente al problema de la inseguridad. Suele decirse que un fascista es un liberal asustado y ello puede ser una explicación quizás muy simplista pero, en mi opinión, gráfica para explicar el porqué del discurso de la mano dura puede tener consenso en determinados sectores de la sociedad”.

*Centro de Estudios Unión Para la Nueva Mayoría

GRACIELA RÖMER*
Un discurso peligroso

“El discurso de Patti me parece peligroso porque se instala respondiendo más a una postura ideológica que a una realidad social. Porque ciertamente existe una demanda creciente en la población de orden y seguridad, pero no en términos de mano dura sino en términos de ley dura. Por supuesto que existen sectores, y esto es estructural, donde el componente autoritario predomina y que los discursos como los de Patti exacerban. El discurso de Patti cala en segmentos acotados de la población de nivel medio bajo. Su fuerte es un electorado donde la incertidumbre laboral es altísima y fuertemente afectado por el deterioro salarial más que por el tema del desempleo; son sectores medios en declinación, que cuestionan fuertemente el desempeño de la democracia en el país y además, están fuertemente preocupados porque vuelva la hiperinflación. Pero en el grueso de la sociedad hoy existe una fuerte demanda de cambio, una demanda de mayor institucionalidad y normatividad en la sociedad. Y esto se opone al discurso de mano dura de Patti”.

*Consultora de opinión pública.

JUAN PEGORARO*
Sentimientos ambiguos

“El tema de la mano dura prende en abstracto en la sociedad, hay un imaginario donde toda persona armada se siente con más poder y más segura. De ahí al acto hay una gran distancia. De todas formas, no creo que este discurso prenda mucho. En un primer momento aparece este deseo de venganza, pero después la gente se da cuenta que armarse no es solución. La morigeración de los problemas de la violencia pasa porque la gente esté mejor económica y socialmente. Quienes apoyan esto tienen un sentimiento ambiguo: hablan de mano dura pero hablan de libertad de expresión. Aún la crítica básica a la democracia es que no se puede mantener el orden, pero después cuando la represión los afecta anhelan la democracia. Y aunque hayalgunos sectores que son totalmente antidemocráticos, son los menos. Por otro lado, lo que Patti plantea es armarse frente a los pobres. Cuestiona a los pobres como si fueran culpables de esta desintegración y de la falta de esperanza y de horizonte.”

*Sociólogo, titular de Delito y Sociedad en la UBA.


 

LO QUE DUHALDE NO IMAGINABA
El sheriff de Carlos Menem

Por Susana Viau

t.gif (862 bytes) “No me interesa la  política. Yo sólo soy un policía”, dijo en 1990 Luis Abelardo Patti, por entonces subcomisario de Pilar. Pero su carrera policial duró poco. En 1993 pidió la baja para afiliarse a la UCeDé y de allí en más se dedicó a contradecir aquella prematura afirmación. Tenía un historial sembrado de desacatos y los liberales desconfiaban de su perfil nacionalista y sus afinidades carapintadas. Presumían que el subcomisario era el Caballo de Troya enviado por el justicialismo para dinamitar el feudo de los Alsogaray. No ocurrió eso. La UCeDé había sucumbido a la seducción del Presidente y Patti, con su entusiasmo por los coches importados y los aviones ultralivianos, había ganado un lugar cerca del corazón de Carlos Menem. En 1995, con su padrinazgo y el visto bueno de Eduardo Duhalde llegó a la intendencia de Escobar. Desde allí avistó un mundo más ancho y comenzó a soñar con el salto a la gobernación. En el intento iba a descubrir que su viejo soporte, Eduardo Duhalde, tenía otros planes para la vacante. Despechado, se atrincheró en su alcaldía bajo el estandarte de la seguridad, sabiendo que tenía un rehén precioso: los votos que el candidato del justicialismo necesita como el agua para las elecciones de octubre.
Patti nunca dejó de coquetear con la fama de “duro” y la sombra (más romántica que la suya) del comisario Evaristo Meneses. Era una competencia imposible: el “pardo” Meneses, con su perfecto conocimiento del physique du rol, jamás hubiera puesto, como el subcomisario, dos panaderías en Maschwitz y en Escobar. Es verdad que, pese a no dar con el perfil de guapo, los negocios le permitieron a Patti justificar un BMW, el colegio privado de sus hijos, las horas de vuelo y el Rolex de oro que lucía en la muñeca. En 1990 tuvo un traspié con la corriente eléctrica: el juez Raúl Alberto Borrino lo investigó por torturas. Patti tenía en su cuenta la certeza de haber estado en el grupo que asesinó a los militantes montoneros Cambiasso y Pereyra Rossi en 1983 y la aguda sospecha de haber sido parte de los grupos de tarea de la dictadura. No era un simple practicón, teorizaba los interrogatorios especiales: “yo necesito información y en ningún lugar del mundo funcionan los métodos científicos para resolver los casos policiales”, alardeaba. Cuando se entregó, ante la policía, eso sí, Carlos Menem lo alabó: “es un hombre que hace todo bien y limpia la provincia de Buenos Aires de delincuentes”. Osvaldo Cornide, Guillermo Alchourron y Daniel Scioli le organizaron una cena de desagravio. Como reafirmación de confianza, el Presidente lo envió a Catamarca para descubrir al asesino de María Soledad Morales. Patti llegó al lugar en olor de multitudes y prometió también: “No los voy a defraudar”. A los 50 días regresó, sin culpables y reprochando al juez no leer los expedientes. El fiasco lo enjugó Liliana Caldini con la que mantuvo una tórrida relación. Se habían conocido en la casa del peluquero Miguel Romano. “El obtuvo mi teléfono. Sabe perfectamente cómo conseguir información”, dijo ella, que lo llamaba “mi subcomisario”. “Me enamoré de ella por su inteligencia”, dijo él. Ella explicó: “con él me siento protegida”. El romance fracasó y Luis Abelardo, sin su Eloísa, se quedó solo. El gobernador electo Eduardo Duhalde pensó primero que Luis Abelardo podía ser un buen jefe de la bonaerense. Después desistió. Más tarde, el subcomisario retirado intervino el Mercado Central. El paso siguiente fue el retorno a Escobar. Duhalde no imaginaba todavía que el respaldo a ese individuo bajito y con veleidades de sheriff podía costarle un riñón.

 


 

En Escobar no muchos quieren ver
civiles armados por las calles

Las opiniones son diversas, pero a la mayoría le parece peligroso armar a civiles. Los ex amigos de Patti cuentan que la movida del intendente pretende generar una “pueblada” a su favor. Y recuerdan que ya hubo vecinos armados.

Los remiseros se quejan de la malaria y no todos acuerdan con los grupos armados.
La polémica surgió después del asesinato de un chofer, un caso aún sin resolver.

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Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) Los remiseros de Escobar no parecen un belicoso comando, allí sentados, en ese local, alrededor de una estufa, a las cinco de la tarde, mientras miran una vieja película de misterio y se quejan de la malaria. No son de los que participaron de la movilización que le pidió a Luis Patti que mejore de cualquier forma las condiciones de seguridad. Y cuesta que se pongan de acuerdo sobre si sería bueno armar grupos de civiles o no. Incluso cuesta que lo discutan y que dejen de ojear la tele. Cuesta creer también que sea tan difícil encontrar en las veredas de Escobar un fanático de los que suenan en las radios pidiendo la mano dura. Quizás estén llamando. Pero la verdad es que las opiniones de los que se cruzan con changuitos o chicos a la rastra parecen bastante sensatas hasta cuando vienen de sufrir dos robos como en el caso de Esmeralda Sanabria Gajardo. “Me llevaron el televisor y los ositos de peluche de los nenes. La policía vino, y ni tomó las pisadas que dejaron. No hacen nada. Pero eso de armar civiles, mejor no. Usted sabe, hay civiles y civiles”, dice.
Hay en Escobar tantos amigos de Patti como ex amigos de Patti. Pero hay menos amigos de Patti que nunca. Cosas que suelen ocurrir cuando un candidato extrapartidario ingresa en el justicialismo y al fin deja el justicialismo. Por ejemplo de los 13 concejales que subieron cuando en 1995 Patti fue electo intendente con el 73 por ciento de los votos, en su bando quedan 4. En 1997 sacó, todavía siendo un hombre del PJ, el 60. En las elecciones internas de mayo último Patti, que llevaba un candidato propio, perdió. Obtuvo el 34 por ciento. El triunfador, y ex segundo suyo en la intendencia, fue el duhaldista Jorge Landau, que logró el 38. Ayer, el ex amigo de Patti le decía a este diario qué ve en este nuevo minuto de fama del ex policía. “Patti monta un esquema semejante al que consiguió cuando, estando detenido por los tormentos que les aplicó a dos presos, la gente de Pilar hizo una pueblada para que lo liberaran. Ahora con este discurso extremo quiere precipitar la atención de las instituciones de forma tal de ponerse en el lugar de víctima y entonces generar una nueva pueblada”.
Los remiseros no se imaginan en una. Y parecen más interesados en las internas de remiseros que en las políticas. Porque en Escobar las hay de todo tipo. Se quejan del propietario de Visión, Edgardo Pasantrelli, que maneja la mitad del mercado con tres sucursales y un centenar de autos, donde trabajaba Mario Peña, el chofer asesinado de un tiro en la cabeza. Carlos González, 33, ex almacenero con 12 robos en su haber dice: “El tipo organiza una marcha, pero en realidad ha estado siempre más preocupado en eliminar a las agencias chicas. Incluso nos acusa de que nosotros les pinchamos los teléfonos y les robamos clientes”. Ante un panorama tan pacífico, estas internas tienen su propio condimento. En un volante de Visión “por su seguridad” se le advierte al cliente: “Verificar que tengan el cartel de la agencia porque nuestros colegas hacen escuchas telefónicas y copian nuestras radios y salen al cruce del pasajero”.
Pedro López, remisero de 52, dice que no a los piquetes. González dice que sí, mientras sean empleados del municipio. Las almaceneras Marta y Andrea Fegolli, madre e hija, prefirirían no ver convertidos en vigilantes a los municipales, “sino que mejore la policía de verdad”. “Igual está lleno de ex canas esto”, corrige la una a la otra. En efecto, la oposición justicialista, ex pattista, lo confirma. Dan como ejemplo a los ex comisarios Juan Carlos Negrón, director de Tránsito, y a Irrito Fernández, director de Inspección General. “Esos son candidatos a coordinar sus grupos armados”, sostienen. En definitiva Patti en eso tiene experiencia, dicen. El propio Landau recuerda los grupos de vecinos armados e interconectados por radio de cuando llegó como comisario a Escobar enviado por el gobierno de Antonio Cafiero, en 1988. “La inseguridad era tal como ahora. Y también era polémica. Por eso mandaron un duro. Los piquetes duraron hasta que estábamos en Maschwitz en una reunión social y salierona correr a uno que supuestamente estaba robando, casi lo matan y al final era el hijo de otro vecino”.


 

DE DONDE SALEN TANTOS LLAMADOS A FAVOR DE PATTI
La estrategia de operar por radio

t.gif (862 bytes) Las decisiones más polémicas de Luis Patti suelen ser acompañadas por un desproporcionado apoyo de ciertos sectores de la opinión pública, que se manifiestan llamando a programas radiales o televisivos. ¿Cómo logra el intendente la adhesión de una proporción llamativa de los espontáneos opinólogos? Para el periodista Luis Majul, conductor del programa “La cornisa”, la respuesta es clara: con un aparato pensado para dar ese efecto. “Es muy fácil que un grupejo de cinco, seis personas se encargue de llamar sin parar y cope todas las líneas”, recuerda el conductor. Majul sufrió el sistema en carne propia, al invitarlo a su programa de cable, que habilita cuatro líneas telefónicas abiertas para que la gente haga preguntas, que salen al aire sin filtros previos, al personaje del día. La noche de Patti, el ambiente se puso espeso.
“Desde el principio hasta el final del programa empezó a llamarme gente para insultarme. Curiosamente, todos decían más o menos lo mismo: “Yo no quiero hacerle una pregunta a Patti –que es la propuesta del programa–, quiero decirle a usted que tiene cara de guerrillero como Rodolfo Walsh”. O: “Usted dice que Patti es un torturador, pero usted tiene una picana en la lengua”. Después me llamaron dos voceros de distintos partidos políticos y me dijeron: “Te acaban de operar el programa.” Para Majul, no se puede hacer nada contra este tipo de manejos, pero son tan groseras que la gente se da cuenta. “Como cuando vino Cavallo y llamaban diciéndole “gracias por todo lo que hizo por nosotros”, yo terminaba riéndome y preguntándole de qué circunscripción era”.
A la manera de los clubes de fans contratados por las discográficas para llamar a la radio pidiendo por tal o cual tema, para operar sobre los rankings, es mucho más común de lo que se piensa que los partidos políticos utilicen los teléfonos de los programas de radio y televisión para imponer determinado tema en la agenda, o para inclinar la balanza en favor de una postura o un candidato. “No hay que imaginarse un departamento de telemarketing montado para esto, ni gente contratada especialmente, todo se hace de manera bastante artesanal”, aclaró a Página/12 un operador del rubro. “Le das una consigna a tus colaboradores y los mandás a llamar desde el mismo partido o desde sus casas, y después les pagás la línea. A uno le decís que diga que es de Barrio Norte y al otro le pedís que finja ser alguien de clase más baja, pero siempre para decir lo mismo. O dos o tres variantes de lo mismo, libreteadas”.
“La opinión pública no existe”, llegó a decir el sociólogo Pierre Bourdieu. Los políticos saben que, en todo caso, su existencia es una construcción, y están dispuestos a concretarla.

 

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