Por David Cufré Los metalúrgicos tomaron ayer
de los productores agropecuarios la posta en la protesta contra el Gobierno. Las calles de
la city volvieron a llenarse de cánticos alusivos a Carlos Menem y Roque Fernández,
aunque esta vez se dio una curiosidad adicional. Codo a codo encabezaron la marcha Lorenzo
Miguel, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica; Luis García Ortiz, su par
del sindicato de Supervisores, y Juan Carlos Lascurain, presidente de la cámara
empresaria más poderosa del sector. El Gobierno consiguió juntar por primera vez en una
manifestación a trabajadores y ejecutivos metalúrgicos. Si tenemos industria,
podemos discutir salarios y condiciones de trabajo, pero hoy está en juego algo más
elemental, señaló a Página/12 Francisco Barba Gutiérrez, mano
derecha de Miguel, explicando las razones de la movilización con los empresarios.
El grado de confrontación con el Gobierno crece al ritmo de la recesión. Así como los
metalúrgicos marcharon ayer mancomunados, el próximo jueves lo harán trabajadores y
empresarios del calzado y el cuero, con reclamos similares a los planteados por numerosos
rubros industriales: protección ante el aumento de las importaciones en especial
las brasileñas, auxilio financiero y programas de fomento. La era menemista
concluye con la rareza de operarios y dirigentes de empresa exigiendo a la par por sus
fuentes de trabajo y empresas, que la política económica va devorando.
En el último trimestre, empresas metalúrgicas despidieron a 3000 personas y suspendieron
a otras 8500. La recesión no hizo más que agravar una crisis preexistente. Desde el
97, el sector expulsó a 50 mil empleados, contando las diversas actividades, como
fabricantes de autopartes, herramientas, caños, forjadores, artefactos eléctricos y de
gas, bulones y electrodomésticos. Brasil subsidia a su industria y el Gobierno se
queda de brazos cruzados, se quejó Lascurain, presidente de la Asociación de
Industriales Metalúrgicos, en diálogo con este diario.
El dirigente, junto a Miguel y García Ortiz, presentó ayer al secretario de Industria,
Alieto Guadagni, un documento con las demandas del sector. Las principales fueron:
Cupos para la
importación, incluyendo a las de Brasil.
Reintegro del
10 por ciento para las ventas de bienes de capital, en consonancia con el beneficio
vigente para los productores nacionales de maquinaria agrícola, a quienes el Gobierno
entrega un bono que sirve para pagar impuestos.
Acordar en el
nuevo régimen automotor del Mercosur que los vehículos fabricados en el país contengan
el 50 por ciento de piezas nacionales.
Apoyo
financiero a través del Banco Nación.
Plan para
fabricar el auto económico nacional.
Guadagni, como suele hacerlo, se comprometió a estudiar las propuestas y entregar una
respuesta en 15 días. Le dijimos que hay un fuerte deterioro en la cadena de pagos
y que no podemos esperar más, comentó Lascurain. La misma preocupación es la que
llevó a los empresarios y trabajadores del calzado y el cuero a programar una marcha de
protesta para el próximo jueves. También será la primera vez en su historia que
manifestarán en conjunto. En los primeros cinco meses de 1998, se importaron desde
Brasil 2,7 millones de pares. En igual período de este año, ya entraron 4,5
millones, comentó Carlos Bueno, presidente de la Cámara de la Industria del
Calzado, al justificar su pedido de protección para el sector.
Menem quedó seducido por Obuchi
Plan de empleo japonés
Quiero que copies el plan que instrumentaron en Japón. Ponete urgente a analizar el
asunto. La orden de Carlos Menem a Roque Fernández durante la reunión de gabinete
de ayer pone al descubierto el tema que más desvela al jefe de Estado a cuatro meses y
medio de dejar el poder: el nivel de desempleo.
Menem quedó impresionado con un programa lanzado anteayer por el primer ministro nipón
Keizo Obuchi, por el cual en Japón se crearán 700 mil puestos de trabajo, la mitad de
ellos temporales. Lo que Roque Fernández no atinó a comentarle al jefe de Estado es que
el plan laboral dispuesto por el gobierno japonés engloba partidas presupuestarias
extraordinarias por 4300 millones de dólares. De ese total, 1700 millones van a
destinarse a darle empleo temporario a 300 mil personas mediante planes oficiales. El
resto de los fondos se van a canalizar a través de subsidios directos.
La tasa de desocupación en Japón se sitúa en el 4,6 por ciento y el gobierno teme que
llegue al 5 por ciento el próximo año. Diferente es la situación en la Argentina, donde
el índice trepa al 14,5 por ciento y los especialistas creen que podría alcanzar al 18
por ciento hacia fin de año. Pero, en medio de la recesión, el ministro de Economía
está obsesionado con el tema de las cuentas fiscales y en poder cumplir con las metas
acordadas con el Fondo Monetario.
En su afán por no quedar como el presidente de la hiperdesocupación, Menem no pierde
oportunidad de apelar a la imaginación de sus colaboradores para poner en marcha un plan
laboral. Pero sabe que, en medio de la campaña electoral, en el Congreso no encontrará
eco para que se apruebe una flexibilización del mercado del trabajo, ni siquiera entre la
bancada oficialista. Por ese motivo es que en la Casa Rosada evalúan la posibilidad de
sacar un decreto de necesidad y urgencia para poner en marcha los contratos laborales a
plazo.
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