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“A Colombia sólo la observamos”

El vicecanciller Cisneros desmintió que haya tratativas para intervenir en Colombia. El Ejército no quiere ni considerar la idea.

Para Cisneros “no hubo iniciativa diplomática argentina”.
Para el Ejército sería “quebrar nuestras tradiciones de ayuda”.

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Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) El jefe del Ejército, Martín Balza, está de vacaciones en Bariloche y sus hombres de confianza aprovecharon el impasse para hacer lo propio. En el Edificio Libertador tomaron con pinzas la versión sobre el posible sondeo de diplomáticos de Estados Unidos para que Argentina encabece una iniciativa de paz en Colombia o, en el peor de los casos, respalde una intervención militar. “Primero, es una decisión política que debe pasar por el filtro del Congreso y, nosotros no tenemos más que acatarla. Segundo, sería romper con la tradición argentina que sólo ha participado en conflictos extranjeros con fuerzas de ayuda humanitaria”, señaló un influyente uniformado.
El vicecanciller Andrés Cisneros salió al cruce de la información publicada por La Nación sobre el sondeo de funcionarios del Departamento de Estado al gobierno argentino. “No es exacto que haya habido tratativas ni contactos diplomáticos argentinos relacionados con la situación que vive Colombia, lo que no excluye señalar que la región está obviamente preocupada por este tema. Argentina observa y analiza la situación regional, pero no ha protagonizado ninguna iniciativa diplomática en ese sentido, ni lo haría sin escuchar previamente la opinión de nuestros vecinos y nuestros socios de la región, en particular las de Colombia y Brasil”, aseguró mediante un comunicado de prensa.
Más allá de los contactos oficiosos o no, lo cierto es que a nadie extraña el alineamiento de Argentina con los deseos de Estados Unidos en materia de defensa y seguridad nacional. A fines de noviembre del año pasado, el ministro del Interior, Carlos Corach, presentó en la Segunda Conferencia de la Organización de Estados Americanos, realizada en Mar del Plata, un proyecto que entusiasmó a la administración de Bill Clinton: la creación de un Comité Interamericano contra el Terrorismo, narcoterrorismo incluido. Colombia y México fueron en esa oportunidad los que más insistieron en dejar constancia que ese comité actuaría bajo “el respeto de la soberanía de los Estados y del principio de no intervención”.
Unos días más tarde, el propio secretario de Defensa de Estados Unidos, William Cohen, en la III Conferencia de Ministros de Defensa de América felicitó al gobierno argentino por esa iniciativa. Durante los tres días del encuentro en Cartagena de Indias, una de las pocas ciudades colombianas protegidas de la violencia cruzada de militares, guerrilla y paramilitares, Cohen y su séquito de 140 personas se ocuparon de avanzar en un alineamiento del continente tras sus prioridades de defensa continental: la lucha contra las diversas formas de terrorismo y el narcotráfico.
En la trastienda, el tema excluyente fue cómo detener el crescendo de violencia que atraviesa Colombia desde hace décadas. En ese momento, el inicio del diálogo de paz, encabezado por el presidente Andrés Pastrana, frenó las iniciativas de los sectores menos propensos al diálogo que elucubraban sobre los “bombardeos salvadores” de los aviones estadounidenses. El entonces ministro de Defensa colombiano, Rodrigo Lloreda Caicedo, era uno de los menos optimistas sobre la evolución del proceso de paz. La guerrilla controla el 40 por ciento del territorio y hace años que las fuerzas armadas fracasan en el intento de extirparlas. La pobreza sumada al poder de los narcotraficantes vinculados, de hecho, con la guerrilla y la proliferación de mercenarios que cambian de bando según el mejor postor torna inmanejable la violencia desatada.
En la Cumbre de Cartagena, la Argentina actuó como el mejor alumno de Cohen. Si bien las leyes argentinas impiden la actuación de las Fuerzas Armadas en conflictos internos, la iniciativa de Seguridad Continental apunta a superar ese “escollo”. Teniendo en cuenta esa sumisión no sonódescabellado el posible sondeo del Departamento de Estado. Cisneros dijo que no se tomaría ninguna decisión sin consultar con Brasil, uno de los más reticentes a los planteos de Cohen.

 

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