Página/12 en EE.UU.
Por Eduardo Fabregat Desde Rome, New York El número 30 parece
importante: hace treinta años, en un lugar llamado Woodstock tomó cuerpo un lema que
decía No confíes en nadie mayor de 30. Hoy, los ahora veteranos de los tres
días fundacionales de paz y amor miran con algo de desconfianza la tercera edición del
festival emblemático de la cultura rock. Quizá sea que no se venden tickets
individuales, y que se deben pagar obligatorios 150 dólares por los tres días (según la
organización las ventas superan en un 15 por ciento las de la edición anterior). Quizá
sea que la era de Internet ha generado el Woodstock.com, un sitio que aprovecha todas las
ventajas de marketing que ofrece la red, y por tanto sospechoso a los ojos de la vieja
escuela. O quizá el más rígido sistema de seguridad implementado para este año, para
evitar los 150 mil colados de 1994. Tal vez, en fin, ese desapego tenga que ver con lo
estrictamente artístico, que se abrirá hoy a las 12 PM (las 14 de Argentina) con la
actuación de James Brown. Pero lo cierto es que este Woodstock tiene lugar en el fin de
siglo, y eso es suficiente para diferenciarlo. Si en 1969 el sueño parecía posible,
ahora con la música controlada por megacorporaciones, un cinismo a prueba de balas
y masacres en directo por TV lo único posible parece ser una catarsis colectiva a
través de la música.
De eso se trata, quizás, este Woodstock, por más que en la previa del festival que
comienza hoy haya permanentes llamados a la concientización (si no política, por lo
menos moral) sobre tópicos como Kosovo o la ecología. Cuestiones de rigor, casi.
Posibles temas de conversación en el viaje por la Interestatal 90, que une Rome con
Albany y Syracuse, las dos localidades en las que se concentran los asistentes al
festival, prensa, músicos y equipos de producción. Dos ciudades (aunque Albany es más
bien un pueblito) más o menos invadidas, pero en un tipo de invasión que se vive sin
demasiada histeria. Por lo menos sin esa histeria que parecen transmitir los políticos
preocupados por el posible efecto destructivo del festival. Como si hubiera un consenso de
que lo importante sucede en la Base Griffiss y no hay por qué andar gastando energía.
Un festival de rock en una ex base de la Fuerza Aérea. La paradoja apenas si preocupa al
histórico organizador Michael Lang, quien no tuvo problema en justificar el altísimo
muro de madera que se construyó como última barrera al gigantesco predio (de un
escenario a otro hay dos millas, unos cuatro kilómetros) y que, para mitigar el efecto,
fue decorado artísticamente. Hoy las recomendaciones de la organización no parecen ir
por el lado de cuidado con los ácidos azules, que hacen mal -como sucedió en
1994, sino por evitar el uso de teléfonos celulares. Imagínense si uno de
cada diez asistentes intenta utilizar su teléfono. Veinticinco mil personas al mismo
tiempo, en una zona de cobertura débil, reza el consejo de la organización. Es un
buen símbolo.
Los organizadores de Woodstock esperan 250 mil personas, la cifra de la edición anterior
y 150 mil menos que cuando convocaron Jimi Hendrix y Janis Joplin, entre otros nombres
ilustres. La oferta que se verá entre hoy y el domingo repite sólo a cinco participantes
de 1994: Metallica, Red Hot Chili Peppers, Sheryl Crow, Collective Soul y Live. Y sólo
habrá un sobreviviente del 69: Mickey Hart, en aquel momento baterista
de Grateful Dead y hoy líder de un grupo de percusionistas dedicados a ritmos africanos.
No estará, como sí sucedió en el 25º aniversario del 94, el veterano blusero
inglés Joe Cocker que literalmente se hizo famoso por aquella interpretación de
Con una pequeña ayuda de mis amigos en el 69-, como para desmentir
cualquier intento de nostalgia. El gran cartel incluye, en cambio, a algunos peso pesados
de la música de fin de milenio, como Fatboy Slim, Chemical Brothers, Moby, Rage Against
the Machine, The Offspring, Korn y Limp Bizkit, todos parte de una avanzada heavy
metalindustrial y electrónica tan de moda por aquí. Y también Ice Cube, Jamiroquai,
Wyclef Jean, Brian Setzer, Megadeth, Dave Matthews y otros tantos, amén de un escenario
alternativo que agrupa nombres poco conocidos allí tocará Chris Perez,
viudo de Selena para el gran público que asistirá (y directamente desconocidos
para los argentinos, por ejemplo). Amén de momentos que se suponen imperdibles, como la
performance de Elvis Costello sólo acompañado por su viejo compañero Steve Naive, o la
reunión de Parliament/Funkadelic, con la sagrada trilogía de George Clinton, Bootsy
Collins y Bernie Worrell al frente. Un poco de historia para un festival histórico.
Al cierre de esta edición, la oficina de prensa del festival aún no había distribuido
la lista definitiva del día a día, pero de todos modos este Woodstock es el que se
presenta como más non-stop. A lo que ocurra en ambos escenarios se agrega un sector de
raves 24 hs., un festival de cine independiente y la tradicional parafernalia de
jardines cerveceros donde sólo se sirve a los que presenten su
identificación con foto, aunque sean notoriamente mayores de 18, puestos de
tatuajes y artesanía de todo calibre, las actividades espontáneas de la generosa zona de
camping, los stands de merchandising oficial... Que provocan nuevos
fruncimientos de ceño en la vieja guardia. Aun así, no son pocos los personajes que
parecen salir de la pantalla del cine Lara o Arte. La lluvia de verano que viene empapando
a todo el estado desde hace unos días, entre tanto, más que molestar es tomada como buen
augurio. En la tercera edición, en el treinta aniversario, en este aparente final de
todo, no puede faltar el invitado de honor: el barro. La fiesta está por comenzar.
Una versión cibernetica
Entre otros servicios, merchandising y posibilidades para el usuario, la página
oficial del Festival en Internet (www.woodstock.com) ofrece la posibilidad de adquirir una
tarjeta de crédito bautizada Woodstock Platinum MasterCard. Esto se puede
hacer directamente on-line o por teléfono a una línea 1-800 gratuita, y así se podrá
acceder a distintos beneficios, desde un crédito por ¡100.000 dólares! hasta paquetes
de vacaciones con descuento, prioridad para conseguir entradas para distintos
espectáculos o una extensión en la garantía de cualquier producto adquirido con esta
particular tarjeta.
El lugar del festival fue, hasta 1993, The Griffiss Technology
Park, una base de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Allí se prepararon los famosos
bombarderos B-52s de donde sacó su nombre una famosa banda de pop-rock de los
años ochenta que todavía sigue en actividad que participaron de la Segunda Guerra
Mundial y también de las guerras de Vietnam y del Golfo. Hay algo más: a un par de
millas de este lugar, funciona una de las cuatro súper-secretas bases aéreas que se
hallan en territorio estadounidense. Y que en este fin de semana, estarán celosamente
vigiladas por vallas y miles de soldados.
Acorde a los tiempos que corren y justo en el hangar en
donde se guardaban los citados aviones de ataque masivo, se hará una gigantesca
rave bautizada El sexto elemento, que funcionará desde la medianoche hasta
las 6 de la mañana de cada uno de los tres días del festival. Allí tocarán
o pondrán música, estrellas electrónicas como Fatboy Slim, Moby, Perry
Farrell (ex líder de Janes Addiction convertido en Dj), Dave Ralph, Lenny D, Liquid
Todd, Gonzo y Hardknox.
Recitales en La Boca
Los shows gratuitos de rock que se llevan a cabo en el Teatro
de la Ribera, dentro del ciclo cultural Buenos Aires Supernova, tuvieron en sus cuatro
primeras jornadas una desbordante demanda de público. De hecho, hubo mucha gente que se
quedó afuera de la sala ubicada en la Avenida Pedro de Mendoza, enfrente al Riachuelo.
Por eso, la organización ideó un sistema de entrega de entradas para evitar
aglomeraciones, molestias y desilusiones. Todos los días de 9 a 18, hasta el final del
ciclo, se podrán retirar entradas para el show del día y para los de subsiguientes, que
siempre se concretan a partir de las 19. Hoy será el turno del trío
Samalea-Kabusaki-García (Miguel, hijo de Charly García) y de Suárez. Mañana, estarán
Los Cafres y Cimbal Jr., en una noche a todo reggae. El domingo, los reformados Juana La
Loca, Santa y el grupo chileno Lucybell que está de gira compartirán
escenario. El lunes tocarán Los 7 Delfines y Veta Madre, el martes lo harán el
guitarrista Miguel Botafogo y su trío y Mutrones, y el miércoles Man Ray presentará su
flamante disco Larga distancia, acompañado por la banda Fashion Jujuy. |
LAS ANTERIORES EDICIONES TUVIERON UN COMUN
DENOMINADOR
Barro, drogas y rock n roll
Las
ediciones anteriores del Festival de Woodstock en realidad, sólo la original de
1969 se llevó a cabo efectivamente en el área del poblado de Woodstock (Bethel), la del
94 sucedió cerca de otra ciudad del estado de Nueva York, Saugerties
estuvieron signadas por la lluvia, la invasión de público sin entradas, algunas
performances artísticas memorables y un consumo entusiasta de drogas, con la marihuana en
un absoluto primer puesto. En 1969, todo fue espontáneo y así quedó para la historia.
En 1994, todo fue algo producido, pero también quedó en la historia.
Entre el 15 y el 17 de agosto de 1969, Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who, Joan Baez,
Crosby, Still, Nash & Young, Carlos Santana, Joe Cocker, Jefferson Airplane, Grateful
Dead, Sly & The Family Stone pusieron su música como banda de sonido para un
manifiesto generacional que se resume en el slogan Paz y amor. Unas 500.000 personas
desbordaron cualquier control y, pacíficamente, invadieron la granja de 240 hectáreas
apenas acondicionada para recibir a una multitud semejante. Llovió y entonces la puesta
en escena más grande que hayan dejado los años 60 tuvo un complemento ideal con el
cántico que aún hoy aunque cada vez menos, en verdad se sigue escuchando en
cualquier show de rock que se realiza en la Argentina, además de mucho look hippie
(auténtico), desnudos y viajes en ácido. De todo aquello resultó una película que se
convirtió en culto en los trasnoches de los años setenta en Buenos Aires y un disco
triple que captura algo de aquello, entre otras cosas la monumental versión electrificada
del himno de Estados Unidos por parte de Jimi Hendrix.
Al cumplirse 25 años de todo aquello, hubo una segunda oportunidad. Sucedió entre el 12
y el 15 de agosto de 1994, volvió a llover y una masa calculada en 400.000 personas pudo
ingresar, desbordando los controles. MTV transmitió en directo los tres días y aquí
pudo verse el comienzo de la segunda jornada por Telefé: así se colaron las
perturbadoras performances de los proconsumo de marihuana Cypress Hill y de los por
entonces en boga Blind Melon, cuyo cantante Shannon Hoon falleció por sobredosis un par
de años después. Con la lluvia vino el barro, y con el barro una nueva postal del hacé
lo que quieras en versión 90s, con otros tantos desnudos (algo producidos para las
cámaras, es cierto) y mucho mosh pit cerca del escenario (chicos que se dejan llevar, de
espaldas, por sobre los brazos de la multitud). Dominaron los grupos de rock and roll en
todas sus variantes, desde Metallica hasta Aerosmith, pasando por los mucho más
alternativos Green Day (su cantante Billie Joe jugó una guerra de bolas de barro con la
gente) y Nine Inch Nails, quienes aparecieron para su impactante performance
heavy-industrial completamente maquillados con barro, convirtiéndose en la postal del
Festival.
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