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ENTRE HOY Y EL DOMINGO SE DESARROLLA EL TERCER FESTIVAL WOODSTOCK
Please, no confíen en nadie menor de 30

El primero fue en 1969 y sus tres días conmovieron al mundo. El segundo, festejó los 25 años. Este es muy fin de siglo, en un sitio amurallado. Más que hippies habrá yuppies, afirman.

Dato: Si en 1969 el sueño parecía posible, hoy –con la música controlada por corporaciones y masacres en directo por TV– lo único posible es una catarsis colectiva.

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Página/12 en EE.UU.
Por Eduardo Fabregat Desde Rome, New York

t.gif (862 bytes) El número 30 parece importante: hace treinta años, en un lugar llamado Woodstock tomó cuerpo un lema que decía “No confíes en nadie mayor de 30”. Hoy, los ahora veteranos de los tres días fundacionales de paz y amor miran con algo de desconfianza la tercera edición del festival emblemático de la cultura rock. Quizá sea que no se venden tickets individuales, y que se deben pagar obligatorios 150 dólares por los tres días (según la organización las ventas superan en un 15 por ciento las de la edición anterior). Quizá sea que la era de Internet ha generado el Woodstock.com, un sitio que aprovecha todas las ventajas de marketing que ofrece la red, y por tanto sospechoso a los ojos de la vieja escuela. O quizá el más rígido sistema de seguridad implementado para este año, para evitar los 150 mil colados de 1994. Tal vez, en fin, ese desapego tenga que ver con lo estrictamente artístico, que se abrirá hoy a las 12 PM (las 14 de Argentina) con la actuación de James Brown. Pero lo cierto es que este Woodstock tiene lugar en el fin de siglo, y eso es suficiente para diferenciarlo. Si en 1969 el sueño parecía posible, ahora –con la música controlada por megacorporaciones, un cinismo a prueba de balas y masacres en directo por TV– lo único posible parece ser una catarsis colectiva a través de la música.
De eso se trata, quizás, este Woodstock, por más que en la previa del festival que comienza hoy haya permanentes llamados a la concientización (si no política, por lo menos moral) sobre tópicos como Kosovo o la ecología. Cuestiones de rigor, casi. Posibles temas de conversación en el viaje por la Interestatal 90, que une Rome con Albany y Syracuse, las dos localidades en las que se concentran los asistentes al festival, prensa, músicos y equipos de producción. Dos ciudades (aunque Albany es más bien un pueblito) más o menos invadidas, pero en un tipo de invasión que se vive sin demasiada histeria. Por lo menos sin esa histeria que parecen transmitir los políticos preocupados por el posible efecto destructivo del festival. Como si hubiera un consenso de que lo importante sucede en la Base Griffiss y no hay por qué andar gastando energía.
Un festival de rock en una ex base de la Fuerza Aérea. La paradoja apenas si preocupa al histórico organizador Michael Lang, quien no tuvo problema en justificar el altísimo muro de madera que se construyó como última barrera al gigantesco predio (de un escenario a otro hay dos millas, unos cuatro kilómetros) y que, para mitigar el efecto, fue decorado artísticamente. Hoy las recomendaciones de la organización no parecen ir por el lado de “cuidado con los ácidos azules, que hacen mal” -como sucedió en 1994–, sino por evitar el uso de teléfonos celulares. “Imagínense si uno de cada diez asistentes intenta utilizar su teléfono. Veinticinco mil personas al mismo tiempo, en una zona de cobertura débil”, reza el consejo de la organización. Es un buen símbolo.
Los organizadores de Woodstock esperan 250 mil personas, la cifra de la edición anterior y 150 mil menos que cuando convocaron Jimi Hendrix y Janis Joplin, entre otros nombres ilustres. La oferta que se verá entre hoy y el domingo repite sólo a cinco participantes de 1994: Metallica, Red Hot Chili Peppers, Sheryl Crow, Collective Soul y Live. Y sólo habrá un “sobreviviente” del ‘69: Mickey Hart, en aquel momento baterista de Grateful Dead y hoy líder de un grupo de percusionistas dedicados a ritmos africanos. No estará, como sí sucedió en el 25º aniversario del ‘94, el veterano blusero inglés Joe Cocker –que literalmente se hizo famoso por aquella interpretación de “Con una pequeña ayuda de mis amigos” en el ‘69-, como para desmentir cualquier intento de nostalgia. El gran cartel incluye, en cambio, a algunos peso pesados de la música de fin de milenio, como Fatboy Slim, Chemical Brothers, Moby, Rage Against the Machine, The Offspring, Korn y Limp Bizkit, todos parte de una avanzada heavy metalindustrial y electrónica tan de moda por aquí. Y también Ice Cube, Jamiroquai, Wyclef Jean, Brian Setzer, Megadeth, Dave Matthews y otros tantos, amén de un escenario “alternativo” que agrupa nombres poco conocidos –allí tocará Chris Perez, viudo de Selena– para el gran público que asistirá (y directamente desconocidos para los argentinos, por ejemplo). Amén de momentos que se suponen imperdibles, como la performance de Elvis Costello sólo acompañado por su viejo compañero Steve Naive, o la reunión de Parliament/Funkadelic, con la sagrada trilogía de George Clinton, Bootsy Collins y Bernie Worrell al frente. Un poco de historia para un festival histórico.
Al cierre de esta edición, la oficina de prensa del festival aún no había distribuido la lista definitiva del día a día, pero de todos modos este Woodstock es el que se presenta como más non-stop. A lo que ocurra en ambos escenarios se agrega un sector de raves 24 hs., un festival de cine independiente y la tradicional parafernalia de “jardines cerveceros” –donde sólo se sirve a los que presenten su identificación con foto, aunque sean notoriamente mayores de 18–, puestos de tatuajes y artesanía de todo calibre, las actividades espontáneas de la generosa zona de camping, los stands de merchandising “oficial”... Que provocan nuevos fruncimientos de ceño en la vieja guardia. Aun así, no son pocos los personajes que parecen salir de la pantalla del cine Lara o Arte. La lluvia de verano que viene empapando a todo el estado desde hace unos días, entre tanto, más que molestar es tomada como buen augurio. En la tercera edición, en el treinta aniversario, en este aparente final de todo, no puede faltar el invitado de honor: el barro. La fiesta está por comenzar.

 

Una versión cibernetica

ron2.gif (93 bytes)   Entre otros servicios, merchandising y posibilidades para el usuario, la página oficial del Festival en Internet (www.woodstock.com) ofrece la posibilidad de adquirir una tarjeta de crédito bautizada “Woodstock Platinum MasterCard”. Esto se puede hacer directamente on-line o por teléfono a una línea 1-800 gratuita, y así se podrá acceder a distintos beneficios, desde un crédito por ¡100.000 dólares! hasta paquetes de vacaciones con descuento, prioridad para conseguir entradas para distintos espectáculos o una extensión en la garantía de cualquier producto adquirido con esta particular tarjeta.
ron2.gif (93 bytes)  El lugar del festival fue, hasta 1993, The Griffiss Technology Park, una base de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Allí se prepararon los famosos bombarderos B-52’s –de donde sacó su nombre una famosa banda de pop-rock de los años ochenta que todavía sigue en actividad– que participaron de la Segunda Guerra Mundial y también de las guerras de Vietnam y del Golfo. Hay algo más: a un par de millas de este lugar, funciona una de las cuatro súper-secretas bases aéreas que se hallan en territorio estadounidense. Y que en este fin de semana, estarán celosamente vigiladas por vallas y miles de soldados.
ron2.gif (93 bytes)  Acorde a los tiempos que corren –y justo en el hangar en donde se guardaban los citados aviones de ataque masivo–, se hará una gigantesca rave bautizada “El sexto elemento”, que funcionará desde la medianoche hasta las 6 de la mañana de cada uno de los tres días del festival. Allí “tocarán” o “pondrán” música, estrellas electrónicas como Fatboy Slim, Moby, Perry Farrell (ex líder de Jane’s Addiction convertido en Dj), Dave Ralph, Lenny D, Liquid Todd, Gonzo y Hardknox.


Recitales en La Boca

Los shows gratuitos de rock que se llevan a cabo en el Teatro de la Ribera, dentro del ciclo cultural Buenos Aires Supernova, tuvieron en sus cuatro primeras jornadas una desbordante demanda de público. De hecho, hubo mucha gente que se quedó afuera de la sala ubicada en la Avenida Pedro de Mendoza, enfrente al Riachuelo. Por eso, la organización ideó un sistema de entrega de entradas para evitar aglomeraciones, molestias y desilusiones. Todos los días de 9 a 18, hasta el final del ciclo, se podrán retirar entradas para el show del día y para los de subsiguientes, que siempre se concretan a partir de las 19. Hoy será el turno del trío Samalea-Kabusaki-García (Miguel, hijo de Charly García) y de Suárez. Mañana, estarán Los Cafres y Cimbal Jr., en una noche a todo reggae. El domingo, los reformados Juana La Loca, Santa y el grupo chileno Lucybell –que está de gira– compartirán escenario. El lunes tocarán Los 7 Delfines y Veta Madre, el martes lo harán el guitarrista Miguel Botafogo y su trío y Mutrones, y el miércoles Man Ray presentará su flamante disco Larga distancia, acompañado por la banda Fashion Jujuy.


 

LAS ANTERIORES EDICIONES TUVIERON UN COMUN DENOMINADOR
Barro, drogas y rock ‘n’ roll

t.gif (862 bytes) Las ediciones anteriores del Festival de Woodstock –en realidad, sólo la original de 1969 se llevó a cabo efectivamente en el área del poblado de Woodstock (Bethel), la del ‘94 sucedió cerca de otra ciudad del estado de Nueva York, Saugerties– estuvieron signadas por la lluvia, la invasión de público sin entradas, algunas performances artísticas memorables y un consumo entusiasta de drogas, con la marihuana en un absoluto primer puesto. En 1969, todo fue espontáneo y así quedó para la historia. En 1994, todo fue algo producido, pero también quedó en la historia.
Entre el 15 y el 17 de agosto de 1969, Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who, Joan Baez, Crosby, Still, Nash & Young, Carlos Santana, Joe Cocker, Jefferson Airplane, Grateful Dead, Sly & The Family Stone pusieron su música como banda de sonido para un manifiesto generacional que se resume en el slogan Paz y amor. Unas 500.000 personas desbordaron cualquier control y, pacíficamente, invadieron la granja de 240 hectáreas apenas acondicionada para recibir a una multitud semejante. Llovió y entonces la puesta en escena más grande que hayan dejado los años ‘60 tuvo un complemento ideal con el cántico que aún hoy –aunque cada vez menos, en verdad– se sigue escuchando en cualquier show de rock que se realiza en la Argentina, además de mucho look hippie (auténtico), desnudos y viajes en ácido. De todo aquello resultó una película que se convirtió en culto en los trasnoches de los años setenta en Buenos Aires y un disco triple que captura algo de aquello, entre otras cosas la monumental versión electrificada del himno de Estados Unidos por parte de Jimi Hendrix.
Al cumplirse 25 años de todo aquello, hubo una segunda oportunidad. Sucedió entre el 12 y el 15 de agosto de 1994, volvió a llover y una masa calculada en 400.000 personas pudo ingresar, desbordando los controles. MTV transmitió en directo los tres días y aquí pudo verse el comienzo de la segunda jornada por Telefé: así se colaron las perturbadoras performances de los proconsumo de marihuana Cypress Hill y de los por entonces en boga Blind Melon, cuyo cantante Shannon Hoon falleció por sobredosis un par de años después. Con la lluvia vino el barro, y con el barro una nueva postal del hacé lo que quieras en versión 90’s, con otros tantos desnudos (algo producidos para las cámaras, es cierto) y mucho mosh pit cerca del escenario (chicos que se dejan llevar, de espaldas, por sobre los brazos de la multitud). Dominaron los grupos de rock and roll en todas sus variantes, desde Metallica hasta Aerosmith, pasando por los mucho más alternativos Green Day (su cantante Billie Joe jugó una guerra de bolas de barro con la gente) y Nine Inch Nails, quienes aparecieron para su impactante performance heavy-industrial completamente maquillados con barro, convirtiéndose en la postal del Festival.

 

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