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OTRO ESPIA DE LA DICTADURA ENTRO A LA SIDE
Hugo adquirió a López Imizcoz

Fue espía civil de la Fuerza Aérea durante  la dictadura. Y asesor de Enrique Olivera hasta que Página/12 publicó sus antecedentes.

Hugo Anzorreguy, jefe de Side, llenó la casa de hombres del proceso.
Esta vez incorporó al ex espía de políticos Fernando López Imizcoz.

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Por Eduardo Tagliaferro

t.gif (862 bytes) El imaginario popular suele repetir dos axiomas que casi siempre son ratificados por los hechos: los espías nunca dejan de serlo y los organismos de seguridad no suelen verse afectados por las crisis económicas a la hora de realizar gastos y decidir incorporaciones de personal. Estas dos premisas se cumplen en el caso de Fernando López Imizcoz, ex personal civil de inteligencia de la Fuerza Aérea durante la dictadura militar y ex asesor del vicejefe de gobierno porteño, Enrique Olivera, quien fue reincorporado en junio de este año como uno de los agentes inorgánicos de la SIDE. Al igual que el miembro de la Triple A, Eduardo Alfredo Ruffo, cobra su sueldo con dinero proveniente de los fondos reservados del organismo.
El reingreso de López Imizcoz a la SIDE fue posible por las fluidas comunicaciones que el titular de la central de inteligencia, Hugo Anzorreguy, mantiene con importantes dirigentes de varios partidos, entre ellos el radicalismo. El vicejefe de gobierno porteño, Enrique Olivera -para quien trabajó López Imizcoz hasta agosto de 1998–, conoce al ex espía de la Fuerza Aérea desde hace más de 10 años. En 1984, gracias al ex diputado de la UCeDé Luis Fernando Herrera, entonces vinculado con el Banco Florencia, López Imizcoz comenzó a trabajar para la Asociación de Bancos de la República Argentina (ABRA). No eran tiempos de globalización y los hombres de la city porteña, se sabe, suelen cultivar las relaciones públicas. También se sabe que el actual vicejefe del gobierno porteño integró el directorio del Banco Francés, hecho que posibilitó el conocimiento con el ex espía civil de los aviadores.
López Imizcoz fue asesor del vicejefe de gobierno porteño hasta el 28 de agosto de 1998, el día siguiente al que Página/12 publicara que estaba trabajando en el Gobierno de la Ciudad y diera a conocer sus antecedentes durante la dictadura. A pesar de no tener causas judiciales en su contra, y de ser afiliado a la UCR, Fernando de la Rúa exigió inmediatamente su renuncia.
El personal inorgánico de la SIDE está bajo directo control del titular de la Secretaría de Inteligencia y entre ellos se destacan conocidos represores de la última dictadura. El reclutamiento de torturadores como Eduardo Ruffo, o los coroneles Rubén Visuara y Pascual Guerrieri, quienes regentearon los centros clandestinos de detención Automotores Orletti y Quinta de Funes, respectivamente, no es obstáculo para que Hugo Anzorreguy, un ex abogado laboralista que supo tener fama de progresista en la década del 70 –cuando era abogado de la combativa CGT de los Argentinos–, tenga fluidos vínculos con sectores del radicalismo y otras fuerzas políticas de la oposición.
Anzorreguy aceptó rápidamente la incorporación de López Imizcoz a la SIDE y derivó el tema a un miembro de su entorno cercano: el director de Asuntos Jurídicos, José Alevatto. López Imizcoz comenzó a trabajar en un área dependiente del subsecretario de Inteligencia Exterior, conocido en la jerga de los espías como el Señor 3: el abogado militante del Opus Dei, Rodrigo Toranzo.
López Imizcoz se encuentra realizando un curso en la Escuela Nacional de Inteligencia, ubicada en la calle Libertad 1235 de esta Capital, se dedica a investigar temas vinculados con la integración de la Argentina con el Pacto Andino y los acuerdos económicos del Nafta. El ex asesor de Enrique Olivera presta servicios en el Departamento de Procesos Económicos de la Dirección de Inteligencia Exterior 32, a cargo de la funcionaria Silvia Cucovaz. Quienes tienen trato con López Imizcoz, reconocen que, más allá de las jerarquías existentes dentro de la SIDE, éste suele decir que reporta directamente a importantes dirigentes del radicalismo porteño y que viene a ser una especie de avanzada de estos dirigentes en caso de que Fernando de la Rúa llegue a ser el próximo presidente de los argentinos. Fuentes vinculadas con el radicalismo aseguran que López Imizcoz está lejos de ser un nexo entre sectores de ese partido y la SIDE. Como ejemplo de ello señalan que cuando el año pasado Página/12 reveló que el ex asesor de Enrique Olivera había actuado como de personal civil de inteligencia de la Fuerza Aérea, durante la dictadura militar, el propio Fernando de la Rúa le pidió la renuncia al día siguiente.
López Imizcoz, además de ser miembro de la inteligencia civil de la Fuerza Aérea trabajó estrechamente con el Batallón de Inteligencia 601, del Ejército, célebre por su participación en innumerables hechos represivos que incluían secuestros extorsivos y apropiación de bienes de los desaparecidos, y del que formaron parte torturadores como Raúl Guglielminetti y Leandro Sánchez Reisse.
Durante la dictadura, López Imizcoz estuvo encargado del seguimiento de dirigentes de los partidos políticos y de organismos defensores de los derechos humanos. En muchas ocasiones los informes de inteligencia eran utilizados por los grupos operativos para perseguir, intimidar o literalmente desaparecer a activistas y simpatizantes de la lucha antidictatorial. Esto es bien conocido por todos los dirigentes políticos democráticos. Por este motivo, y a pesar de no tener ninguna causa penal en su contra, López Imizcoz no duró en su cargo ni 24 horas luego de que, el año pasado, este diario diera a conocer sus antecedentes. Tuvo que esperar un poco, pero la generosa política de incorporar represores a la SIDE, impulsada por Hugo Anzorreguy, le otorgó un nuevo destino laboral. Claro está que, dados sus antecedentes, figura entre los impresentables, llamados inorgánicos y cobra con el dinero destinado a los fondos reservados de la SIDE.

 

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