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REPORTAJE A EDUARDO CAVALLO, HIJO DE DOMINGO
“Menem es historia, ya está, ya fue, y Corach es un pobre tipo”

Indultos: “Es una decisión que realmente nunca compartí. Los militares deberían estar pagando por lo que hicieron y no deberían estar gozando de la libertad”.

Gestión: “Tuvimos momentos muy, muy lindos, porque yo siempre sentí que la gente le reconocía a mi padre en la calle, en todas las apariciones públicas”.

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Por Adrián H. Mouján

t.gif (862 bytes) Eduardo Cavallo, tiene 22 años, terminó su carrera universitaria y piensa seguir los pasos de su padre, Domingo Cavallo, y convertirse en un gran técnico en materia económica, aunque quiere agregarle un plus: una especialidad en temas sociales. Es el demiurgo de la Fundación Grupo Innova, la rama juvenil de Acción por la República (AR), el partido de su padre. En un reportaje concedido a Página/12, este hincha de Racing dice que no hubiera firmado el indulto y que si él estuviera en lugar de su padre no firmaría una alianza electoral ni con Eduardo Duhalde ni con Fernando de La Rúa.
–Usted tiene 22 años. En 1989, cuando Carlos Menem asumió la presidencia, tenía 12 años. ¿Cómo reaccionó cuando su padre le dijo que iba a ser el canciller de Menem? ¿Vivían en Buenos Aires o Córdoba?
–No, vivíamos en Córdoba todavía, yo estaba terminando la escuela primaria... Nosotros entendimos desde chicos, ya desde que yo tengo memoria, que mi padre tenía una fuerte vocación pública y que se había estado preparando, siempre desde la economía, para aportar soluciones concretas a los problemas del país. El país, en ese momento, estaba en una situación crítica, yo nunca me voy a olvidar la imagen de la gente saqueando supermercados o la gente haciendo cola, por horas, en los bancos tratando de cambiar algunos dólares a pesos, para pasar el día a día. Eran situaciones muy fuertes, muy críticas.
–¿Tuvo que convencerlos? ¿Qué idea tenía de Menem un chico de 12 años?
–Me generaba una incógnita, pero mi padre lo había tratado un tiempo antes y bueno, él consideraba que podía aportar el liderazgo necesario para aplicar las reformas que mi padre proponía. Así que no nos tuvo que convencer, nosotros lo apoyamos y creo que el primer mandato de Menem reflejó un poco que él tenía las ganas de aportar el liderazgo político para las transformaciones y le dio espacio a mi padre para que pudiera actuar.
–En esa época varios periodistas pidieron que se sacaran los tanques a la calle para parar los saqueos. ¿Coincide con un pedido semejante?
–No, me parece que los problemas en la democracia se tienen que resolver con métodos democráticos, yo no estoy de acuerdo con un pedido así. Las Fuerzas Armadas están para velar por la seguridad nacional, la seguridad en las fronteras, no para la seguridad interna. No creo que haya que confundir, aún en la situación más desesperada, las funciones de las distintas instituciones de la República. Las instituciones en donde se tenían que debatir esos temas eran el Parlamento y dentro de los mecanismos que la democracia tiene para solucionar esos temas.
–¿Qué piensa del indulto a los militares?
–Es una decisión que realmente nunca compartí. A mí me parece que todo el mundo tiene derecho a un juicio justo, pero una vez que está determinada la sentencia hay que cumplirla porque para algo existen las normas y las leyes. Me parece que si se determinó que el accionar de la cúpula militar en ese momento había sido ilegal y en contra de los derechos humanos, ellos deberían estar pagando hoy por lo que hicieron y no deberían estar gozando de la libertad.
–Cuando se firmó el indulto, su papá era ministro y los funcionarios de Menem –su padre entre ellos–, siempre decían que la medida sirvió “para la reconciliación nacional”.
–Mi padre era ministro de Economía y estaba trabajando en sacar de una situación hiperinflacionaria al país. Es una medida que tomó el Presidente. Estoy convencido que si Domingo Cavallo hubiera sido presidente no hubiera tomado esa medida, estoy absolutamente convencido. Mi padre era ministro de Economía, el presidente era Menem, y es una medida por la que tiene que responder él y no los miembros del gabinete. –Usted cursó el secundario en Buenos Aires, en el Colegio San Andrés y fue a la Universidad del mismo nombre. ¿Por qué eligió una universidad privada?
–Siempre estudiamos en escuelas privadas. Lo que siempre me enseñaron mis padres, y yo lo acepté y creo que fue una decisión muy correcta, era que el sistema educativo argentino estaba organizado de una forma tal que si quien podía hacerlo no se pagaba sus estudios, seguramente le estaba sacando el lugar a alguien que lo necesitaba, tanto o más capaz, y que no podía ni puede pagarse los estudios y realmente necesita de la ayuda del Estado para estudiar. Creo que mi familia tomó la determinación correcta de pagarme los estudios cuando podía hacerlo.
–¿Cómo fue su vida en los seis años en que padre fue ministro de Menem?
–Tuvimos momentos muy, muy lindos, porque yo siempre sentí que la gente le reconocía a mi padre en la calle, en todas las apariciones públicas que él tenía, el trabajo que él estaba haciendo, más allá de que estuvieran o no de acuerdo con medidas concretas que él tomaba. Lamentablemente eso no se reflejaba en los medios o en lo que decían algunos dirigentes de la oposición y yo sentía que algunas veces lo atacaban injustamente. Pero son las reglas del juego.
–¿En algún momento le cuestionó algo? ¿Le marcó que para usted se estaba equivocando en alguna decisión?
–Me acuerdo, y no me voy a olvidar, algo que concebí como un error que él cometió: fue en el año ‘95, en medio de la crisis del Tequila, cuando él tomó la medida de volver a implantar y aumentar los aportes patronales. Yo en ese momento ya estaba comenzando mi carrera, ya entendía un poco de economía y le dije que para mí eso era un error, porque era poner más trabas a la creación de empleos en un momento en que la tasa de desempleo estaba aumentando. Y él lo reconoce como un error grave de su gestión: haber cedido a la presión conjunta que ejercieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los sindicatos para volver a reimplantar los aportes patronales en la Argentina.
–¿Cómo reaccionó cuando su padre lloró por televisión ante Norma Plá?
–No me sorprendió. Me dolió un poco la situación, porque creo que la gente tenía la percepción de que mi viejo no era humano, no era sensible. Nosotros, que lo conocemos, sabemos de su sensibilidad y en ese momento, exteriorizó su sentimiento. El sabe del reclamo justo de los jubilados que no pueden vivir con lo que cobran.
–Le doy algunos nombres. ¿Qué piensa de Menem?
–Menem es historia, ya está, ya fue.
–Carlos Corach, ministro del Interior.
–Corach es un pobre tipo que tuvo que hacerle siempre el trabajo sucio a Menem. Cada uno responde ante su conciencia, ante Dios y la Justicia por lo que hizo y por cómo se manejo.
–Fernando de la Rúa.
–De la Rúa no demostró en los años que fue jefe de gobierno porteño que haya hecho un gran gobierno, ha dejado mucho que desear, no ha mostrado una gran capacidad de gobierno.
–Eduardo Duhalde.
–Algo similar. Aunque él ha gobernado más tiempo la provincia de Buenos Aires, siendo todavía que la provincia de Buenos Aires es mucho más compleja. Siento que el balance de los dos en su gestión de gobierno deja mucho que desear.
–Carlos “Chacho” Alvarez.
–Cuando yo lo veo o lo escucho hablar a Chacho Alvarez tengo la sensación de que siempre tiene la respuesta para absolutamente todos los problemas y sabe absolutamente todo. Y eso tiene que ver con la imagen del político tradicional que habla de cualquier tema. Sinceramente no meconvence para nada, no le veo como una persona capaz de llevar a la acción las ideas que pregona.
–Ramón “Palito” Ortega.
–A Palito le tengo un aprecio personal, lo veo como una persona muy querida por la gente, pero creo que va a tener que demostrar capacidad de gobierno.
–Su padre habla mucho de las alianzas para las elecciones, antes o después del 24 de octubre. ¿Usted con quién haría una alianza? ¿Con Duhalde o con De la Rúa?
–Yo no firmaría con nadie. Cavallo es el único candidato que tiene un plan. Tenemos una fórmula y un partido. Queremos que la gente vea que nuestra propuesta es seria.
–Pero si salen terceros y hay que ir a segunda vuelta para elegir al presidente, ¿con quién la firmaría?
–Yo no la firmaría por la cara bonita de nadie, yo la firmaría por una propuesta seria de alguno de los otros dos candidatos para un proyecto de país distinto y no veo que ninguno de los dos partidos tradicionales de la Argentina esté representando eso en su campaña. Hoy, yo no firmaría con nadie.

 

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