Va a ser una
carrera de larga distancia, pero el corredor ya tiene sobrada experiencia en ese tipo de
torneos: la constancia de Joaquín Almunia, secretario general del Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) le permitió ayer hacer realidad, por fin, su sueño: ser designado
candidato socialista para las elecciones generales de marzo del 2000. Estoy
orgulloso de representar a nuestro partido en estos momentos para esta aventura, pero a
partir de hoy mismo seré también un candidato de millones de personas, de hombres y
mujeres libres que esperan un futuro distinto y mejor que el que le proponen, o que muchas
veces le impone la derecha, proclamó ayer Almunia tras ser designado por amplia
mayoría en votación individual y secreta realizada en el seno del Comité Federal del
PSOE.
El camino de Almunia hacia su nombramiento no fue fácil, como tampoco lo van a ser los
escasos meses que le quedan para convencer a los votantes socialistas de que él es el
hombre adecuado para arrebatarle La Moncloa (sede del gobierno) a José María Aznar.
También existe la posibilidad de que Aznar, a quien las encuestas han favorecido en
fechas recientes, decida llamar a elecciones anticipadas para aprovechar su ventaja. Sin
embargo, este vasco de 51 años, con gran capacidad de trabajo y las ideas muy claras, ha
asumido ya la responsabilidad de su desafío y parece dispuesto a no escatimar esfuerzos.
Espero convencer a todos los escépticos sobre mi validez como candidato con mi
talante, mi actitud y mi dedicación señaló al recibir el respaldo de la
dirección del PSOE a su candidatura. Hay una mayoría social que empieza a
manifestar con claridad su voluntad de promover los cambios políticos. Queremos una
España para el próximo siglo abierta y respetuosa con las distintas formas de
entenderla, tanto desde el punto de vista territorial como desde el punto de vista de las
diferentes opciones con que cada ciudadano tiene derecho a vivir, dijo al adelantar
la base de su programa electoral.
Almunia cuenta con el apoyo del aparato del partido y del aún poderoso ex mandatario
Felipe González, aunque últimamente Almunia ha intentado distanciarse de éste para
borrarse el sambenito de ser el delfín de González. No vivo
obsesionado por las palabras de Felipe. Respeto sus criterios y a veces los suscribo y
otras veces no los comparto, afirmó recientemente en una entrevista, en un
ejercicio de prudencia diseñado para distanciarse de la herencia, necesariamente gravosa,
de los 16 años que Felipe pasó en el poder.
Pero ahora, Almunia tiene que convencer a los miles de militantes socialistas que el año
pasado, en las primeras primarias del PSOE, eligieron a Josep Borrell en vez de a él como
candidato. Hay una diferencia entre los dos: Borrell tenía un discurso más
clásicamente socialista; su sucesor está más interesado por la
Tercera Vía. Adicionalmente, Almunia ya está acostumbrado a las tareas
difíciles, pues no en vano le tocó asumir el difícil reto de tomar el relevo de
González al frente del partido cuando el ex mandatario anunció su renuncia por sorpresa,
en junio de 1997, obligando a su partido a encontrar un sustituto en 24 horas. Si en
aquella ocasión Almunia fue elegido por gran mayoría, ahora lo ha sido prácticamente
por exclusión, ya que todos los posibles candidatos se fueron autoexcluyendo de la
carrera por la presidencia. El anterior candidato Josep Borrell, elegido con toda pompa el
año pasado, dimitió por sorpresa en mayo tras un escándalo financiero que afectó a dos
de sus colaboradores, y otros posibles aspirantes, como el ex mandatario Felipe González
o el presidente regional José Bono se negaron a participar en la carrera presidencial.
En medio de esta crisis de liderazgo, todas las miradas se volvieron de nuevo a Almunia,
un hombre que ha hecho toda su carrera dentro de un partido al que ingresó en 1974, en el
último año de la dictadura franquista. Ministro de Trabajo en el primer gobierno de
González y luego Ministro de Administraciones Públicas, Almunia a diferencia de
otros ministros de González no fue salpicado por los variados escándalos
decorrupción que minaron los últimos años del gobierno socialista. Sin embargo,
Almunia, simpatizante del nuevo laborismo del británico Tony Blair, no tiene
un gran carisma, poco se conoce de él y se dibuja ante la opinión pública como un
hombre gris, con perfil más propio de un funcionario que de un candidato a ocupar el
Palacio de La Moncloa. Licenciado en derecho y economía, casado, padre de dos hijos, sus
amigos dicen que tiene un buen sentido del humor y que es un apasionado de la lectura y la
ópera.
SE ACUMULAN LAS CAUSAS CONTRA EL EX DICTADOR
Ni en Chile Pinochet estaría seguro
La
causa en Chile contra el ex-dictador Augusto Pinochet se refuerza. La abogada Carmen Hertz
reveló ayer que presentó el jueves ante un juzgado chileno un documento secreto, con el
cual Pinochet creaba a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). El documento
probaría que los crímenes de la DINA fueron organizados y perpetrados desde el
aparato del Estado. Por tanto, ninguno de los crímenes de lesa humanidad cometidos
hasta 1978 estarían cubiertos por la Ley de Amnistía chilena. Los familiares de los
desaparecidos chilenos pidieron ayer a las Fuerzas Armadas que revelen qué sucedió con
los cuerpos de las víctimas. La demanda surgió desde la revelación el viernes del hijo
del ex-jefe de la DINA, Manuel Contreras, de que a comienzos del gobierno democrático en
Chile se exhumaron a los cuerpos de los desaparecidos para lanzarlos al océano.
Chile, de esta manera, se está convirtiendo en un refugio cada día menos seguro para el
ex-dictador. En el documento que presentó Hertz ante la Justicia chilena se lee, con la
firma de Pinochet, que la DINA depende exclusivamente de la Junta que me honra
presidir. Hertz argumentó ayer que esto prueba la complicidad directa del Estado
chileno en los crímenes de lesa humanidad cometidos por la DINA, por lo que los crímenes
no pueden ser proscritos bajo la Ley de Amnistía chilena. Pinochet insta en el documento
a presentar el máximo de colaboración a la DINA, y prohíbe comentar o difundir lo
obrado por los funcionarios de la DINA. El abogado experto en derechos humanos
Nelson Caucoto subrayó que el documento demuestra que Pinochet sabía perfectamente
lo que hacía Contreras. Caucoto consideró además que el documento explica la
renuencia del Poder Judicial chileno a investigar los crímenes de la DINA. Hertz
presentó el jueves un texto que incluye al documento al juez especial Juan Guzmán, quien
maneja las 28 causas contra Pinochet en Chile, y afirmó que enviará una copia al juez
español Baltasar Garzón. Asimismo, el abogado chileno Adil Berkovic presentó ayer una
nueva querella contra Pinochet ante Guzmán, por el fusilamiento sin juicio de dos
prisioneros políticos.
Las revelaciones el viernes de Manuel Contreras Valdebenito, el hijo del ex-jefe de la
DINA, podrían reforzar aún más el proceso judicial en Chile contra el ex-dictador.
Valdebenito afirmó que a comienzos de la democracia chilena, los restos de un millar de
desaparecidos fueron exhumados de las fosas comunes donde fueron enterrados, y arrojados
al mar para borrar todo rastro y evitar que se iniciaran juicios contra los represores.
Valdebenito agregó que la represión y los desaparecidos no fueron obra sólo de la DINA,
y que de mayores de las Fuerzas Armadas para arriba, todos saben que los mataron,
que los hicieron desaparecer, y que los lanzaron de helicópteros.
La reacción de los familiares de las víctimas en Chile fue inmediata. Estas
afirmaciones declaró ayer la directiva de la Agrupación de Familiares
Desaparecidos Viviana Díaz vienen a desmentir una vez más las declaraciones de las
Fuerzas Armadas y de la derecha, que dicen desconocer el paradero de las víctimas.
Díaz afirmó en rueda de prensa que demandaría que el juez Guzmán llamara a Valdebenito
a comparecer ante el juzgado para presentar los antecedentes que posee. Ellos saben
exactamente qué pasó con cada uno de nuestros familiares concluyó Díaz y
además tuvieron la perversidad de exhumar sus restos y lanzarlos al mar para esconder el
delito.
Insisten con un arbitraje El gobierno chileno invitó ayer al español a iniciar cuanto
antes conversaciones con miras a poner en ejecución las etapas de negociación y
arbitraje que establece la Convención contra la Tortura, con el fin de buscar una
solución definitiva al caso Pinochet. La petición consta en un documento de 12 páginas
suscrito por el canciller Juan Gabriel Valdés, y dirigido a su colega Abel Matutes que lo
recibió anteayer y cuyo contenido fue dado a conocer ayer en Santiago. La extensa nota es
una respuesta a la carta que el ministro español publicara en el diario El Mercurio de la
capital el pasado 11 de julio, en la que éste explica la postura del gobierno de Madrid
respecto a Pinochet detenido en Londres hace nueve meses, en el sentido de que
ése es un asunto que compete únicamente a los tribunales de justicia. Tras una extensa
exposición de argumentos jurídicos, Valdés señala que el gobierno chileno invita
formalmente al español a retomar la tesis del arbitraje. |
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