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VENEZUELA AL BORDE DE UNA CONSTITUYENTE POPULISTA, Y CON PLENOS PODERES
Hoy, el “huracán Hugo” se desencadena

Entre un 60 y un 70 por ciento votaría hoy por el oficialista Polo Patriótico en las elecciones de Asamblea Constituyente, que cambiará la Constitución, insertará a las FF.AA. en la política y dará lugar a plebiscitos permanentes.

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Transportan la espada de Simón Bolívar a la Catedral, en el 216º aniversario de su nacimiento.
La ambición de Chávez es cambiar la Constitución para que nazca “la República Bolivariana de Venezuela”.
Hugo Chávez, ex golpista y populista, desenvainando ayer la espada de su héroe, Simón Bolívar.
“Aún quedan marcas de las balas en la fachada” del Palacio, se jactó hace poco de su intento de golpe.

Por Pablo Rodríguez

t.gif (862 bytes) “Soy un presidente encadenado. Con las elecciones del 25 de julio, ustedes romperán esas cadenas.” Según todas las encuestas, el líder venezolano Hugo Chávez ya puede considerarse desencadenado: entre el 60 y el 70 por ciento de “su” pueblo votará hoy por los candidatos del oficialista Polo Patriótico para la Asamblea Constituyente que, dice Chávez, cambiará la Constitución para que nazca “la República Bolivariana de Venezuela”. En medio de una campaña en la que Chávez tenía sus propios programas de radio y televisión, y en la que su movimiento se dio el lujo de recaudar dinero para que el presidente pague una multa impuesta por el Consejo Nacional Electoral, los partidos tradicionales Acción Democrática y Copei, caídos en desgracia, aspiran solamente a que los constituyentes adictos a Chávez tengan divergencias en cuanto a los cambios que necesita Venezuela para salir de su crisis política, económica y social. O sea, que no se les ocurra cumplir la promesa de Chávez de disolver el Congreso.
Más allá de la carga simbólica que Chávez puso en estos comicios, los 131 integrantes de la Asamblea Constituyente, encargada de modificar la Constitución en un plazo máximo de seis meses, tendrán sobre sus hombros nada menos que el cambio de sistema político en Venezuela. En cuanto al Poder Ejecutivo, el Polo Patriótico propondrá la extensión del mandato presidencial a siete años (actualmente son cinco), la posibilidad de reelección del presidente, la creación de la figura del primer ministro y la modificación de los mandatos para las gobernadores, que pasarían de tres años con derecho a reelección a cinco años sin este derecho.
En cuanto al Poder Legislativo, las propuestas oficialistas apuntan a instaurar la elección por voto directo uninominal de todos los parlamentarios y la eliminación del Senado o su conversión en una cámara de representación territorial. El Poder Judicial también caerá en la mira, ya que Chávez pretende que la Constituyente cuente con poderes para disolver la Corte Suprema de Justicia, a pesar de que el máximo organismo judicial falló en contra de la disolución de los poderes públicos.
Otro de los puntos más caros al oficialismo es la creación de un cuarto poder, el Moral, destinado a ser la “conciencia ética del sistema”, según explicó el candidato del Polo Patriótico Hermann Escarrá. Este Poder Moral abarcaría a las actuales Contraloría, Fiscalía y la figura del Defensor del Pueblo. El tono popular-militarista característico de Chávez, ex coronel que encabezó un intento golpista en 1992, también estará presente en la intención de fortalecer el rol de las Fuerzas Armadas y de potenciar la participación popular directa en la política. En ese sentido, el oficialismo propondrá la normalización de referéndums y la posibilidad de revocar por mandato popular a cualquier funcionario público.
“La principal reforma que traerá la Constituyente será el cambio en los escenarios políticos: la realidad de la política venezolana cambiará totalmente, y habrá una recomposición, con nuevos actores”, declaró Escarrá. Los constituyentes también deberán definir qué modelo económico quieren para los próximos años en Venezuela, luego de una belle epoque que comenzó en la década del 50, con el inicio de la explotación del petróleo y que terminó en miseria y desocupación a fines de los 80 cuando comenzó el derrumbe sostenido del precio internacional del crudo. “Lo que muchos defendemos, hacer del Estado una estructura reducida con un papel moderado en la economía, está en las antípodas de lo que propone el presidente”, opinó el candidato opositor de Proyecto Venezuela.
Pero no habrá solamente temas genéricos en juego. A la Constituyente también se presentarán asuntos particulares como “defender al artista venezolano”, como propone la candidata y cantante popular Reina Lucero, o la unificación de todos los cuerpos de bomberos, de la candidata bombera Bárbara Rubio. El coronel Pompeyo Torrealba, uno de los numerosos militares retirados que van como candidatos, pretende “incorporar el votode los militares” y recuperar el territorio que reclama Venezuela a la vecina Guyana.
Dentro de toda esta exuberancia, los dos grandes partidos venezolanos, Acción Democrática y Copei, y el partido Proyecto Venezuela mantuvieron un notorio perfil bajo. En parte, porque la Asamblea Constituyente, a pesar de la cantidad de cuestiones que debatirá, representa más un hito en la carrera del proyecto político de Chávez que una ocasión para discutir un nuevo modelo de país. Y en parte, porque la clase política actual no parece ser un interlocutor válido para este tipo de discusiones: Chávez ganó las elecciones presidenciales y los comicios sucesivos con un virulento ataque a la “partidocracia”.
“En medio de este proceso de revancha, en cierto sentido contra la vieja clase política que efectivamente produjo un serio deterioro, ha surgido la tentación de constituir una nueva clase política, pero anclada en una visión militarista de poder. Eso es un serio peligro”, alertó Franceschi en el tramo final de la campaña. Sin embargo, para el vicepresidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, esta perspectiva es un tanto exagerada. “La población ha aceptado el discurso agresivo de Chávez y esto hace que mantenga su popularidad en forma importante. Sin embargo, quieren que se mantenga el Congreso y la Corte Suprema de Justicia porque prefieren a un Chávez demócrata, que cause tensión, pero demócrata, no dictador”, comentó el analista.
Pero esto tampoco parece seguro. En el acto de cierre de una campaña que lo tuvo permanentemente en roce con la Justicia por su proselitismo, Chávez se permitió bromear sobre su intentona golpista desde el mismo palacio presidencial de Miraflores: “Aún quedan marcas de las balas en la fachada”. Y acto seguido prometió a los pobres que podrán viajar por unos bolívares de una punta a otra del país. En aviones Hércules del Ejército, claro.

 

Un voto difícil

Las autoridades dedicaron las últimas presentaciones públicas para explicar en detalle la forma de votar, debido a que por ser una elección por nombre y apellidos se prevé muy compleja. En el referéndum del 25 de abril, que convocó a la Constituyente, se registró una abstención de 60 por ciento, a pesar de ser una votación muy sencilla. Esta vez, los venezolanos tendrán a 93 candidatos en un circuito nacional para el cual están reservados 24 escaños y otros 1076 candidatos para 104 cargos por los circuitos regionales. Mientras tanto, una fuerza de 70.000 militares se desplazó hacia los centros de votación para custodiar el material y apoyar el traslado del personal.


LA INSOLITA CAMPAÑA PERSONAL DE CHAVEZ
“Aló, sí, habla el presidente”

Por P.R.

t.gif (862 bytes) La justicia electoral se lo prohibió reiteradamente, hasta aplicarle una multa, pero el presidente Hugo Chávez continuó haciendo campaña para difundir su “mensaje revolucionario” por todos los medios: radio, televisión, diarios, videos, publicidad, shows y páginas web. “El 25 de julio es el día de la alegría. El día del pueblo, el día de la revolución pacífica y democrática. Ya sabes, el domingo a votar, a votar bien. A votar por los patriotas”, dijo anteayer Chávez en el editorial del diario El Correo del Presidente, fundado hace tres semanas para la ocasión. El líder también se mezcló con su pueblo a través de los programas de radio, Aló, presidente, y de televisión, De frente con el presidente.
“Aló, sí, habla el presidente”, contesta Chávez a varios de los miles de oyentes de su programa radial dominical que transmite Radio Nacional en cadena voluntaria con decenas de estaciones en todo el país. El programa en vivo incluye la participación del público a través de llamadas que reflejan inquietudes y quejas de los ciudadanos. “Presidente, tengo dos meses sin cobrar”, “Comandante, el agua no llega a mi casa”, “Presidente, mi niña tiene una enfermedad de riñones y no tengo dinero para operarla”. “¿Dónde vives tú? ¿Cuál es tu teléfono?”, contesta Chávez, que propone soluciones a través de los comandantes de las guarniciones militares. “Anota este teléfono del comandante de la guarnición. Yo le aviso y él te atenderá”, respondió el presidente a la madre.
La cita mediática con el presidente también puede producirse un jueves, cuando dirige su espacio televisivo. Decenas de personas hacen fila en el canal oficial venezolano para asistir al programa, donde además hay sorteos. Los participantes en el espacio reciben a la entrada del canal un número que va a un sorteo por el que se determina quiénes pueden preguntar o hacer algún comentario al presidente frente a las cámaras de televisión. En otro segmento, el mandatario contesta varias veces un teléfono rojo por el que se comunican televidentes de otras partes del país.
Pero el presidente no se olvida de los medios publicitarios tradicionales, como las tandas radiales. Allí recuerda a los venezolanos la importancia de las elecciones de hoy y los instan a votar. Los programas de televisión y radio fueron suspendidos, pero sólo temporalmente, por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que lo acusó de hacer campaña a favor de sus candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente.

 

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