Por Pablo Rodríguez Soy un presidente
encadenado. Con las elecciones del 25 de julio, ustedes romperán esas cadenas.
Según todas las encuestas, el líder venezolano Hugo Chávez ya puede considerarse
desencadenado: entre el 60 y el 70 por ciento de su pueblo votará hoy por los
candidatos del oficialista Polo Patriótico para la Asamblea Constituyente que, dice
Chávez, cambiará la Constitución para que nazca la República Bolivariana de
Venezuela. En medio de una campaña en la que Chávez tenía sus propios programas
de radio y televisión, y en la que su movimiento se dio el lujo de recaudar dinero para
que el presidente pague una multa impuesta por el Consejo Nacional Electoral, los partidos
tradicionales Acción Democrática y Copei, caídos en desgracia, aspiran solamente a que
los constituyentes adictos a Chávez tengan divergencias en cuanto a los cambios que
necesita Venezuela para salir de su crisis política, económica y social. O sea, que no
se les ocurra cumplir la promesa de Chávez de disolver el Congreso.
Más allá de la carga simbólica que Chávez puso en estos comicios, los 131 integrantes
de la Asamblea Constituyente, encargada de modificar la Constitución en un plazo máximo
de seis meses, tendrán sobre sus hombros nada menos que el cambio de sistema político en
Venezuela. En cuanto al Poder Ejecutivo, el Polo Patriótico propondrá la extensión del
mandato presidencial a siete años (actualmente son cinco), la posibilidad de reelección
del presidente, la creación de la figura del primer ministro y la modificación de los
mandatos para las gobernadores, que pasarían de tres años con derecho a reelección a
cinco años sin este derecho.
En cuanto al Poder Legislativo, las propuestas oficialistas apuntan a instaurar la
elección por voto directo uninominal de todos los parlamentarios y la eliminación del
Senado o su conversión en una cámara de representación territorial. El Poder Judicial
también caerá en la mira, ya que Chávez pretende que la Constituyente cuente con
poderes para disolver la Corte Suprema de Justicia, a pesar de que el máximo organismo
judicial falló en contra de la disolución de los poderes públicos.
Otro de los puntos más caros al oficialismo es la creación de un cuarto poder, el Moral,
destinado a ser la conciencia ética del sistema, según explicó el candidato
del Polo Patriótico Hermann Escarrá. Este Poder Moral abarcaría a las actuales
Contraloría, Fiscalía y la figura del Defensor del Pueblo. El tono popular-militarista
característico de Chávez, ex coronel que encabezó un intento golpista en 1992, también
estará presente en la intención de fortalecer el rol de las Fuerzas Armadas y de
potenciar la participación popular directa en la política. En ese sentido, el
oficialismo propondrá la normalización de referéndums y la posibilidad de revocar por
mandato popular a cualquier funcionario público.
La principal reforma que traerá la Constituyente será el cambio en los escenarios
políticos: la realidad de la política venezolana cambiará totalmente, y habrá una
recomposición, con nuevos actores, declaró Escarrá. Los constituyentes también
deberán definir qué modelo económico quieren para los próximos años en Venezuela,
luego de una belle epoque que comenzó en la década del 50, con el inicio de la
explotación del petróleo y que terminó en miseria y desocupación a fines de los 80
cuando comenzó el derrumbe sostenido del precio internacional del crudo. Lo que
muchos defendemos, hacer del Estado una estructura reducida con un papel moderado en la
economía, está en las antípodas de lo que propone el presidente, opinó el
candidato opositor de Proyecto Venezuela.
Pero no habrá solamente temas genéricos en juego. A la Constituyente también se
presentarán asuntos particulares como defender al artista venezolano, como
propone la candidata y cantante popular Reina Lucero, o la unificación de todos los
cuerpos de bomberos, de la candidata bombera Bárbara Rubio. El coronel Pompeyo Torrealba,
uno de los numerosos militares retirados que van como candidatos, pretende
incorporar el votode los militares y recuperar el territorio que reclama
Venezuela a la vecina Guyana.
Dentro de toda esta exuberancia, los dos grandes partidos venezolanos, Acción
Democrática y Copei, y el partido Proyecto Venezuela mantuvieron un notorio perfil bajo.
En parte, porque la Asamblea Constituyente, a pesar de la cantidad de cuestiones que
debatirá, representa más un hito en la carrera del proyecto político de Chávez que una
ocasión para discutir un nuevo modelo de país. Y en parte, porque la clase política
actual no parece ser un interlocutor válido para este tipo de discusiones: Chávez ganó
las elecciones presidenciales y los comicios sucesivos con un virulento ataque a la
partidocracia.
En medio de este proceso de revancha, en cierto sentido contra la vieja clase
política que efectivamente produjo un serio deterioro, ha surgido la tentación de
constituir una nueva clase política, pero anclada en una visión militarista de poder.
Eso es un serio peligro, alertó Franceschi en el tramo final de la campaña. Sin
embargo, para el vicepresidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, esta
perspectiva es un tanto exagerada. La población ha aceptado el discurso agresivo de
Chávez y esto hace que mantenga su popularidad en forma importante. Sin embargo, quieren
que se mantenga el Congreso y la Corte Suprema de Justicia porque prefieren a un Chávez
demócrata, que cause tensión, pero demócrata, no dictador, comentó el analista.
Pero esto tampoco parece seguro. En el acto de cierre de una campaña que lo tuvo
permanentemente en roce con la Justicia por su proselitismo, Chávez se permitió bromear
sobre su intentona golpista desde el mismo palacio presidencial de Miraflores: Aún
quedan marcas de las balas en la fachada. Y acto seguido prometió a los pobres que
podrán viajar por unos bolívares de una punta a otra del país. En aviones Hércules del
Ejército, claro.
Un voto difícil Las autoridades dedicaron las últimas presentaciones públicas para explicar
en detalle la forma de votar, debido a que por ser una elección por nombre y apellidos se
prevé muy compleja. En el referéndum del 25 de abril, que convocó a la Constituyente,
se registró una abstención de 60 por ciento, a pesar de ser una votación muy sencilla.
Esta vez, los venezolanos tendrán a 93 candidatos en un circuito nacional para el cual
están reservados 24 escaños y otros 1076 candidatos para 104 cargos por los circuitos
regionales. Mientras tanto, una fuerza de 70.000 militares se desplazó hacia los centros
de votación para custodiar el material y apoyar el traslado del personal. |
LA INSOLITA CAMPAÑA PERSONAL DE CHAVEZ
Aló, sí, habla el presidente
Por P.R.
La
justicia electoral se lo prohibió reiteradamente, hasta aplicarle una multa, pero el
presidente Hugo Chávez continuó haciendo campaña para difundir su mensaje
revolucionario por todos los medios: radio, televisión, diarios, videos,
publicidad, shows y páginas web. El 25 de julio es el día de la alegría. El día
del pueblo, el día de la revolución pacífica y democrática. Ya sabes, el domingo a
votar, a votar bien. A votar por los patriotas, dijo anteayer Chávez en el
editorial del diario El Correo del Presidente, fundado hace tres semanas para la ocasión.
El líder también se mezcló con su pueblo a través de los programas de radio, Aló,
presidente, y de televisión, De frente con el presidente.
Aló, sí, habla el presidente, contesta Chávez a varios de los miles de
oyentes de su programa radial dominical que transmite Radio Nacional en cadena voluntaria
con decenas de estaciones en todo el país. El programa en vivo incluye la participación
del público a través de llamadas que reflejan inquietudes y quejas de los ciudadanos.
Presidente, tengo dos meses sin cobrar, Comandante, el agua no llega a
mi casa, Presidente, mi niña tiene una enfermedad de riñones y no tengo
dinero para operarla. ¿Dónde vives tú? ¿Cuál es tu teléfono?,
contesta Chávez, que propone soluciones a través de los comandantes de las guarniciones
militares. Anota este teléfono del comandante de la guarnición. Yo le aviso y él
te atenderá, respondió el presidente a la madre.
La cita mediática con el presidente también puede producirse un jueves, cuando dirige su
espacio televisivo. Decenas de personas hacen fila en el canal oficial venezolano para
asistir al programa, donde además hay sorteos. Los participantes en el espacio reciben a
la entrada del canal un número que va a un sorteo por el que se determina quiénes pueden
preguntar o hacer algún comentario al presidente frente a las cámaras de televisión. En
otro segmento, el mandatario contesta varias veces un teléfono rojo por el que se
comunican televidentes de otras partes del país.
Pero el presidente no se olvida de los medios publicitarios tradicionales, como las tandas
radiales. Allí recuerda a los venezolanos la importancia de las elecciones de hoy y los
instan a votar. Los programas de televisión y radio fueron suspendidos, pero sólo
temporalmente, por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que lo acusó de hacer campaña a
favor de sus candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente.
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