Por Adrián de Benedictis Hasta bien entrada la noche
había banderas tricolores flameando por las calles de San Martín y en el viejo estadio
la gente se resistía a irse. Todavía sonaban los petardos, los rayos láser y la vuelta
olímpica estaba muy cercana como para dejarla ir así nomás. Chacarita Juniors vuelve a
Primera División, al domingo, al fútbol grande después de quince años y tras un
campeonato agotador. Por eso el festejo, por eso el desenfreno de tanta ansiedad
contenida.
La revancha de esta final del reducido por el segundo ascenso para decidir qué equipo
acompañaba a Instituto a Primera fue tan deshilachada como el primer partido disputado en
Salta. El 1-1 en el Norte dejaba a Chacarita a las puertas del ascenso porque otro empate
lo llevaba al domingo, gracias a que había reunido más puntos en el torneo. A los
salteños sólo les quedaba ganar. Entonces, con el marco lógico de una final en la que
se juega todo en 90 minutos, Juventud se plantó firme y fue a buscar el partido de
entrada. Chacarita, más cauteloso, dejó pasar el tiempo y que el rival se desgastara.
Gómez lo tuvo al minuto y se le fue el gol que hubiera cambiado el partido.
Hasta la media hora pasó poco y nada. Alex Rodríguez y Bustos estaban desconectados e
imprecisos, y así el equipo de Rivoira no podía progresar. Recién tuvo su chance en un
tiro cruzado de Bustos, pero Juventud respondió con otro remate cruzado de Lucco. Y
entonces, las pocas luces se apagaron.
Los papelitos que la hinchada local había tirado para saludar el ingreso de su equipo
taparon el generador del estadio y provocaron un apagón. El cortocircuito paró el
partido durante 10 minutos y cuando volvió la energía se jugó lo mejor de la noche: los
últimos 7 del primer tiempo. En ese lapso Bustos y Schiavi, de cabeza, tuvieron el gol
pero también los salteños tuvieron su oportunidad.
En la segunda parte Chacarita se paró un poco más adelante y Juventud ya no tuvo tanto
espacio como para crear juego. Se fue yendo el tiempo pero fueron creciendo los nervios de
los dos. Un accidente podía dejar sin nada a los de San Martín.
Faltaban menos de diez minutos y el uruguayo Alex Rodríguez había pedido, exhausto, el
cambio. Pero corrió la última pelota por derecha. La alcanzó e hizo lo que casi nadie
hizo en toda la noche. En vez de meter el pelotazo se la jugó, limpió a dos y metió el
centro justo para que Bustos la empujara a la red. Gol y ascenso. Gol y fiesta en San
Martín para un Chacarita que está de vuelta.
ESPLENDOR, OCASO Y RESURRECCION DE UN GRANDE
El funebrero volvió a la vida
Por A.D.B.
Los
recuerdos del 69, cuando Chacarita escribía su capítulo más glorioso estuvieron
presentes ayer en San Martín. Luego de alejarse de la máxima categoría en el 85,
y vivir momentos de seria incertidumbre en donde se llegó a dudar de su permanencia en
los torneos de AFA, Chacarita vuelve a sentir el sabor que significa abrazarse con la
gloria, y a partir de ahora iniciará su camino más difícil, el de la permanencia y el
afianzamiento.
La felicidad que vive Chacarita se comenzó a gestar hace cinco años. En aquel momento,
la actual conducción encabezada por el sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo se
hizo cargo del club, e iniciaron el operativo retorno. Corría 1994, el equipo
lograba ascender a la Primera B Nacional luego de dos intensas finales ante Tigre. Sin
embargo, esa alegría contrastaba con la realidad institucional: los directivos se
encontraron con 333 juicios, y un pasivo de cuatro millones de dólares. Luego de un
ordenamiento que involucró a un gerente auditor rentado, al club le quedan hoy sólo dos
sentencias, una de la Asociación Argentina de Técnicos, y otra de Futbolistas Argentinos
Agremiados.
Por aquellos años, Chacarita manejaba un presupuesto mensual de 130.000 dólares y,
actualmente, el cálculo apenas supera los 60 mil. De esa suma, el 95 por ciento (45.000
dólares) son aportados por empresas privadas. Desde que llegamos al club buscamos
subir a Primera División. Jugar en la B da pérdida, de esta manera se hace imposible, y
los clubes van directo a fundirse. Estar en Primera es una solución ciento por
ciento, explica el vicepresidente de la entidad, Armando Capriotti. Hay un dato que
explica la afirmación de Capriotti: mientras participó en la B Nacional, Chacarita
recibió 7000 pesos por cada partido jugado como local, y 4000 cada vez que debió salir
de su estadio.
La gran campaña de la última temporada no sólo se vio reflejada en lo futbolístico. Al
club ingresaron 1100 nuevos socios para sumarse a los 2500 ya inscriptos. Con una cuota
mensual de 12 pesos, los asociados a Chacarita pueden gozar de una sede social en la
Capital Federal, y un Campo de Deportes de siete hectáreas en la localidad de San Andrés
donde se practican más de 40 deportes.
Sin duda, un tema fundamental en el que tuvieron que trabajar intensamente los dirigentes
fue en la violencia que generaban sus seguidores. Los antecedentes trágicos que mantenía
Chacarita significaban asumir un compromiso de verdadero riesgo. Pero la muñeca política
de su máxima autoridad pudo controlar al grupo más salvaje. La entidad les
regala dos pelotas y dos camisetas oficiales por semana, y ellos realizan una rifa a
dos pesos de los productos, en los días anteriores a los partidos. De esa manera
consiguen el dinero suficiente para las entradas, y su comportamiento trata de rozar la
perfección.
El plantel tuvo que acomodarse a las golpeadas economías que dominan a los clubes del
ascenso, y salvo un jugador (Silvio Carrario), el resto no percibió prima (dinero que los
futbolistas acuerdan con los dirigentes y que cobran anualmente) durante esta temporada.
Los sueldos que abona el club oscilan entre los 1000 y 1500 pesos, y el trabajo de los
más chicos es reconocido con 800. Si bien el equipo es conducido por Héctor Rivoira, uno
que tuvo mucho que ver con este final lleno de alegría fue Reinaldo Carlos Merlo, quien
dirigió al equipo en la primera parte del certamen. El ex entrenador de los seleccionados
juveniles argentinos recibió una importante oferta de Nacional de Medellín de Colombia,
y eligió probar suerte en la tierra del café. Merlo fue el hacedor de este equipo,
y tiene mucho que ver en este ascenso, remarcan los miembros de la Comisión
Directiva. Uno de los puntos fundamentales para que Merlo emigrara fue el económico: los
colombianos le ofrecieron un contrato por 25.000 dólares de sueldo, contra los 5000 que
recibía en Chacarita.
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