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Arruabarrena y el mellizo Guillermo hicieron los goles. Después, Ruscio echó a los dos y al peruano Guadalupe. Con muy poco y mucho oficio, Boca se quedó con el triangular.
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 Los que
pretendían hacer de esta final de la Copa de Invierno una revancha de aquel 4-0 de
Avellaneda se quedaron con las ganas. Los que suponían un duelo entre goleadores
devaluados y rematadores fallidos desde los doce pasos como Palermo y Calderón, se
quedaron sin el lance. Los que se ilusionaron con la goleada roja frente a Olimpia se
fueron defraudados. Los que intuían variantes tácticas en el eficaz Boca bicampeón,
deberán esperar. Todo lo esperado no ocurrió. Sin embargo, hubo 90 minutos de un fútbol
ciclotímico, a veces vibrante, a veces plomizo, piernas fuertes y dos goles. La Copa
quedó en manos de Boca pero eso parece ser lo de menos en estos entremeses para engañar
el estómago mientras se espera el Apertura.Boca e Independiente no repitieron el atractivo duelo aquel de los cuatro goles con los que los rojos cortaron la racha de invicto boquense la misma tarde que los auriazules lograban el segundo título oficial. Palermo y Calderón estuvieron pero no estuvieron. Ninguno justificó que hayan sido llamados para la Selección y fallaron las escasas oportunidades de gol de que dispusieron. Independiente no fue el equipo vistoso y contundente que goleó a los paraguayos en Misiones. Y Boca volvió a las fuentes de su exitoso sistema táctico. Al final, la conclusión fue que Boca sigue siendo el mejor de todos, que con lo que tiene le alcanza. Que Traverso hizo un gran partido, que Cagna jugó un buen segundo tiempo y que Riquelme es un crack. El toque ancho para después profundizar en el área se les olvidó a los de Menotti. Volvieron a hacer fulbito tocando para los costados buscando tarde y mal a Graf-Calderón muy bien contenidos siempre por TraversoSamuel. Boca contuvo el comienzo impetuoso de su adversario y a partir del espacio que Riquelme encontraba detrás de la posición de Cascini, Boca comenzaba a progresar. Lo más profundo fue un remate del mismo Riquelme desde fuera del área que Scoponi sacó al corner con esfuerzo. El partido era entretenido y picante, ya se advertían algunos diálogos cargados de malicia y cierta mala fe en alguna pierna cruzada a destiempo. Entonces llegaron los goles. Pelota parada, Riquelme y el centro justo al segundo palo. De Jesús se fue de paseo con Palermo, Arruabarrena apareció por detrás de Cascini y metió el frentazo abajo, inatajable. Al rato, cuando Independiente luchaba contra el orden de Boca y la imprecisión de Garnero, de otra pelota parada –un error grosero del fondo– le dejó servido el segundo gol a Barros Schelotto. Y con dos goles arriba Boca se fue al descanso con la llave del resultado guardada en un bolsillo de doble fondo. Entonces sí, lo previsible para el segundo tiempo ocurrió efectivamente en los segundos 45 minutos: Boca replegado, delante de su área, bien afirmado e Independiente con control de pelota y terreno. Y un Independiente sin profundidad no le hace cosquillas a nadie. Nunca llegó a posiciones de gol claras, salvo una pelota recta para Calderón a la que no llegó porque Arruabarrena lo cuerpeó a tiempo, y un tiro del mismoCalderón, cruzado y desviado. Demasiado poco para poner en peligro el 2-0 que había logrado Boca, y utópico para ganar el partido ya que el empate no les alcanza a los rojos para quedarse con el trofeo. El partido que había sido calentito se degeneró en la parte final. En parte porque Ruscio no puso límites a tiempo. Por ejemplo, Pereda se cansó de hacer faltas leves, de esas “tácticas” para cortar el avance adversario en el medio y recién recibió la amarilla en los últimos minutos. Por una jugada confusa, Arruabarrena golpeó de atrás al grandote Guadalupe acusándolo de haberlo pisado cuando ambos se fueron afuera de la cancha al disputar una pelota. se vio el coscorrón del Vasco, no se vio el pisotón del peruano pero Ruscio hizo la salomónica: Roja a los dos. Y sobre la hora el mellizo Guillermo volvió a discutir con un rival y un juez de línea, como al final del primer tiempo y lo echaron.
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