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Por Carlos Stroker Julio Grondona demostró, una vez más, que le lleva una distancia importante a cualquiera de los dirigentes de los clubes argentinos. Contra todos los pronósticos evitó la embestida de quienes pretenden acceder a un mayor control y protagonismo en la AFA. Haber pateado para el año próximo las modificaciones más profundas del fútbol doméstico es el resultado de una mirada política más amplia que la de sus colegas y el presunto enfrentamiento con quienes querían ya los cambios es sólo un acomodamiento táctico. Grondona no se pelea con nadie y lo que hoy parecen caminos paralelos, a la largan, se unirán, aunque los reformistas vivan como una derrota el cónclave de Ezeiza. El mundo futbolístico esperaba la reunión de dirigentes que se realizó esta semana. Muchos pensaron en grandes cambios, pero sólo hubo retoques. Mauricio Macri y Fernando Miele llevaron las palabras más duras hacia aquellos que no desean las modificaciones. Fueron ellos los que debatieron durante más de una hora y 45 minutos con los dirigentes que no quieren cambiar la razón social de los clubes para convertirlos en sociedades anónimas. Grondona no necesitó llevar la voz cantante. Su oposición a los cambios tuvo buenos interpretes. Sin nombrarlo, Raúl Gámez, presidente de Vélez se refirió casi constantemente a Macri y al gobierno de Menem como los impulsores de la reforma. Su mayor respaldo estuvo en boca de José María Aguilar, secretario de River, quien cruzó palabras duras con Miele cuando el presidente de San Lorenzo apoyó al de Boca. Tras los anuncios de que por ahora habrá sólo cambios leves en la organización del fútbol argentino se reflotó la embestida menemista para sacar una ley antes de octubre que permita la transformación en sociedades anónimas deportivas. La comprobación de quienes impulsan los cambios ahora es que hay dirigentes que desean reflotar el Grupo de los 14. Ese grupo tuvo su origen allá por 1989 cuando en San Lorenzo se reunieron 14 presidentes de clubes que intentaban ponerle algo de freno a Julio Grondona. Ahora quieren lo mismo. Y Miele ofrecerá su club para el encuentro. Fue Miele quien salió a reflotar la Liga de los 14 cuando dos días después de la reunión de presidentes difundió un comunicado exigiendo los cambios que no pudo lograr en Ezeiza. Miele llamó a formar una AFA paralela, casi un golpe de estado. No encontró repercusión aunque casi al mismo tiempo Raúl Granillo Ocampo mentor de la reforma estructural desde el gobierno se quejó por la inmovilidad en la AFA. La casualidad dice que los dos son defensores de la actual gestión de gobierno. ¿Por qué Grondona pateó la pelota para adelante? Para las próximas elecciones en la AFA no aparecen candidatos para sucederlo y Grondona seguirá, dentro de un año, estando al frente de la entidad para volver a tratar el mismo tema pero con variantes sustanciales: habrá elecciones nacionales y cambio de gobierno pero además habrá comicios en tres clubes estratégicos: Boca, Vélez e Independiente. Mauricio Macri finaliza su mandato en Boca en diciembre. Es casi seguro que se presenta a la reelección pero aún no hay que descartar que sea seducido por alguna oferta para hacer política o que pierda las elecciones en su club. Aunque, claro está, parece imposible. Si Macri sigue en Boca, el escenario en junio del 2000 volverá a tenerlo como reformista. Raúl Gámez dijo que dejará la presidencia de Vélez en diciembre, cuando haya elecciones. Esto no quiere decir que se vaya de la AFA. Podría ser asesor en las elecciones bajo el disfraz de ser delegado de Vélez en la calle Viamonte. Si es así, la relación de fuerzas con el polo de Macri continuará igualado dentro de un año. Héctor Grondona debe afrontar las elecciones en Independiente. Está enfrentando en lo personal con Julio pero adscribe a su línea en el fútbol y podrá ser un apoyo clave. Independiente es un club grande. Por último y lo que no es menor, en octubre habrá cambio de gobierno. Se va Menem y llegan Duhalde o De la Rúa. En los pasillos de la AFA muchos recuerdan que lo único que no pudo cambiar Menem fue la figura legal de los clubes pero que antes de irse quiere hacerlo (ver a parte). Grondona sabe que Menem se va y que vendrán caras nuevas. Si llega Duhalde, tendrá que negociar como lo hizo ante Menem porque la relación AFA-Gobierno será parecida. Sabe que varios de los funcionarios duhaldista vinculados al deporte desean las mismas modificaciones que los menemistas. Es más, algunos hablan de un nuevo acercamiento de Fernando Galmarini quien se había pasado al menemismo. Es responsable de una de las leyes privatistas y candidato a ocupar un cargo en la secretaría de Deportes en el eventual gobierno de Duhalde. Si Luis Barrionuevo no cumple su promesa de alejarse de Chacarita, Grondona tendrá a un ultramenemista en los pasillos de AFA. Grondona tiene un pasado radical y De la Rúa lo sabe. El jefe de gobierno porteño tendría a Ricardo Nosiglia, responsable del área de deportes de la Capital, como su candidato a Secretario nacional y Raúl Gámez también radical sería un referente adentro de la AFA. Cuando finalizó la reunión de Ezeiza, Grondona saludó a cada uno de los participantes y cuando se fue le dijo a un colaborador: Salió todo muy bien. Estaba contento. Volvió a postergar los grandes cambios para dentro de 360 días. Ganó tiempo, tiene todo controlado y el año que viene, los que hoy parecen rivales pueden ser aliados. Sin que nadie se haya dado cuenta.
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