|
Por J.N. Durante este mes de julio, el sistema financiero está mostrando un comportamiento excepcional, con importantes aumentos en las reservas y en los depósitos, que contrastan marcadamente con la dinámica de meses anteriores. Esta vuelta de campana en la liquidez se explica, fundamentalmente, por la reciente venta de las acciones de YPF a la española Repsol. Tanto las reservas de divisas en poder del Banco Central como los depósitos en los bancos se han incrementado en alrededor de 2000 millones de dólares. Pero el hecho es que la petrolera insignia de la Argentina, privatizada primero y desnacionalizada después, no fue vendida en 2000 sino en 13.000 millones, de modo que sólo el 15 por ciento del precio aterrizó en el sistema monetario del país. El restante 85 por ciento derivó hacia otras economías, aparentemente Brasil y México entre ellas. Este magro ingreso de fondos, en relación con el monto de la operación YPF, es destacado por la Fundación Capital en la síntesis económica y financiera semanal que distribuyó ayer. Según este instituto, dirigido por Martín Redrado, ex titular de la Comisión Nacional de Valores, el dinero que pagaron los españoles no fue derivado por sus perceptores hacia otras acciones ni a bonos. El informe explica que en un contexto de elevada incertidumbre y con riesgo-país en aumento, como el que predomina desde fines de mayo, el ingreso de capitales producto de esta megaoperación esquiva los mercados de riesgo (acciones y bonos) y se estaciona en el mercado monetario (depósitos). Pero esto no es nada. También este escenario de riesgo creciente aseguran los redradistas condiciona y quita gran parte del potencial que ofrecía esta operación desde el punto de vista de los mercados de activos financieros. Un clima de expectativas más favorables infieren podría haber redundado en un ingreso de divisas bastante mayor que el actual. Siendo la realidad la que es y no otra, con la venta de YPF, facilitada por el gobierno argentino al entregar su paquete de acciones a los hispanos, el país extranjerizó la mayor de sus empresas, pero al mirar en la caja sólo encuentra una mínima parte del valor del bien enajenado. A fines de junio, en vísperas de la operación, la Bolsa porteña trepó en algunas ruedas ante la esperanza de que el producido de la venta de Yacimientos se recanalizara hacia otros papeles empresarios locales. Pero no ocurrió nada de eso y el MerVal se derrumbó. La partida doble no funcionó. A la venta del activo no le correspondió una entrada equivalente de dólares, ya que éstos fueron desviados hacia otras plazas. Se perdió, por tanto, la oportunidad de al menos un impacto dinamizante sobre la economía a través de una robusta inyección de liquidez. El equipo de economistas de FC (Carlos Pérez, Guillermo Corzo, Hernán Lacunza, Fabio Rodríguez, Eduardo Rodríguez Diez, Jorge Donadío, Gonzalo Contreras y Norberto Domínguez) no atisba aún la salida de la recesión. Estamos en presencia de un ingreso de divisas que será por única vez, afirman, no creyendo que esta golondrina anuncie una afluencia continuada de dólares. Sólo una entrada de fondos, que aumentara la masa de medios de pago dentro de la economía, podría frenar la caída en el Producto al entonar la demanda. El ingreso de capitales a nuestro mercado dice el documento estuvo prácticamente paralizado en los últimos meses hasta la concreción de la venta de YPF. Esta tendencia al estancamiento prosigue se daba incluso con expectativas mucho más favorables que las que prevalecen en la actualidad. Por lo tanto, dado el deterioro creciente en los indicadores de riesgo que se observa ahora, y la mayor desconfianza que se percibe hacia nuestra economía (explicada también por la proximidad de las elecciones), resulta difícil pensar afirma la Fundación en un ciclo sostenido de ingreso de capitales y aumento de los recursos monetarios.Junto con el riesgo-país, también aumentó el riesgo cambiario, medido por la brecha de tasas entre las operaciones financieras en pesos y en dólares. Además de haber ingresado poca plata por YPF, el incremento de liquidez que provocó no se tradujo en una expansión del crédito porque los bancos no quieren tomar riesgos ante la dudosa solvencia de los demandantes de fondos. El crédito al sector privado lleva cuatro meses estancado por debajo de los 67.000 millones de pesos/dólares. En todo lo transcurrido de 1999, creció apenas un 0,25 por ciento. Ni siquiera en este julio líquido está aumentando. El dinero adicional disponible es utilizado en parte para financiar al Gobierno, que se está reorientando agresivamente hacia el mercado interno, dada la imposibilidad de financiarse en mercados foráneos. Otra porción de los fondos adicionales es retenida por los bancos para espesar sus colchones de liquidez, curándose en salud ante eventuales problemas. Quizá para no deprimir al público mientras parte de éste disfruta de las vacaciones de invierno, la Fundación Capital prefirió titular su informe dominical con una noticia alegre: Record de reservas y depósitos en el sistema financiero. Pero el vaso no está ni siquiera mitad lleno, porque el incremento de liquidez que no ocurrió es mucho mayor que el revelado por los datos del Banco Central. En este sentido, opera un círculo vicioso: la economía necesita de una intensa afluencia de capitales para relanzarse, pero los capitales no encuentran razones para entrar en una economía tan postrada.
|