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Por Diego Schurman Eduardo Duhalde ya tiene en carpeta otro de los anuncios de impacto con los que busca revertir la tendencia a favor de la Alianza que hoy por hoy exhiben todas las encuestas. El candidato a presidente del PJ propondrá la creación de un gobierno de coalición en caso de llegar al poder. La iniciativa, a la que tuvo acceso Página/12, apunta a integrar a los gobernadores de todas las provincias, sea cual fuere el color político, a las reuniones semanales de gabinete. Y, además, que todos los organismos de control estén en manos del radicalismo y el Frepaso. Duhalde y sus asesores de campaña dejaron trascender la idea en los últimos días. Pero recién ayer comenzó a definirse en un borrador hasta qué punto el bonaerense estará dispuesto a compartir espacios de poder con dirigentes de la Alianza. La incorporación de los gobernadores al gabinete apunta a darle un tinte federal a la gestión. Duhalde está convencido de que tarde o temprano la recesión terminará afectado, aún más, las economías regionales. Y que no habrá forma de evitar conflictos como el recientemente ocurrido en Corrientes por la falta de pago a empleados estatales si no es a través de la implementación de políticas consensuadas. La recesión no es el único fantasma que acosa al gobernador bonaerense. También los escalofriantes índices de desocupación y de pobreza. En la Argentina hay más de 3 millones de personas con problemas de empleo y 13,4 millones que están por debajo de la línea de pobreza. Ambos problemas son marcadamente notorios en la provincia de Buenos Aires. Pero Duhalde siempre intentó salvar su gestión diciendo que sólo podían solucionarse con políticas nacionales. En ese sentido, el candidato del PJ cree que hay que definir políticas de Estado con el respaldo de la oposición. Justamente el nuevo rol del Estado es eje de discusiones en el PJ y ya se le encomendó al neoduhaldista José Octavio Bordón el diseño de su reforma. Para el gobernador, más allá del resultado del próximo 24 de octubre, no existe posibilidad de otro gobierno que no sea el de coalición. Aunque, a su entender, siempre es más sencillo sobrepasar la crisis si el presidente es justicialista. Con un mandatario radical, en medio de la crisis, la CGT volvería a su salsa haciendo un paro tras otro, azuzan en el entorno del candidato, intentando que la memoria devuelva las imágenes de los 13 paros realizados por Saúl Ubaldini a Raúl Alfonsín. El justicialismo, y especialmente el presidente Carlos Menem, sabe que a diferencia de la Alianza, tiene mayor capacidad para neutralizar al sindicalismo si es gobierno, y para sumarlo a sus intereses en caso de ser oposición. La propuesta duhaldista de formar un gobierno de coalición incluye, además, dejar en manos de la oposición el manejo de todos los organismos de control. Desde la Auditoría General de la Nación hasta la Defensoría del Pueblo, pasando por la Defensoría General de la Nación. En este caso, Duhalde tiene un crédito: como gobernador de la provincia de Buenos Aires aplicó la misma política. De hecho, los organismos de control bonaerense están en manos del radicalismo: el tribunal de cuentas lo preside Eduardo Grinberg; la fiscalía de Estado, Ricardo Szelagowski y la tesorería general de la provincia, el ex senador y diputado de la UCR Amílcar Zufriategui. Además, la mayoría de los jueces de la Corte fue nombrada durante la gestión radical de Alejandro Armendáriz. En la jefatura de campaña del candidato del PJ insisten en que no se trata de demagogia. Y se toman de una experiencia no tan lejana: la reforma implementada en la provincia por el secretario de Justicia y Seguridad, León Arslanian, para erradicar a la denominada maldita policía. En esa oportunidad se buscó el aval del radicalismo y el Frepaso creando un Instituto de Políticas de Seguridad. En ese cuerpo, integrado por juristas, especialistas de derecho, legisladores y representantes de organismos de derechos humanos, se encontraban referentes de la Alianza como Alberto Binder, Ricardo Gil Lavedra y Eugenio Zaffaroni.
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