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A CINCUENTA AÑOS DE SU ESTRENO, RELANZARON EL CLASICO FILM "EL TERCER HOMBRE"
Orson Welles, como el siniestro Harry Lime

Graham Green escribió el guión, por encargo del director Carol Reed, porque le permitía residir en Viena mientras trabajaba de espía. La ciudad estaba dividida en cuatro zonas gobernadas por las fuerzas de ocupación y faltaban tres años del final de la guerra.

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Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

t.gif (862 bytes)  Hay una cabra comiendo de una lata con celuloide, cuenta una chiste viejo del ambiente cultural. Llega otra cabra y pregunta: "¿Qué tal está?". "Bien. Pero me gustó más el libro", responde la otra cabra con la boca llena. La certera broma pierde sentido y funcionalidad a la hora de comerse un clásico del cine inglés estrenado en 1949 con el título de El tercer hombre. Porque el formidable film de Carol Reed fue antes un magistral guión por encargo del novelista británico Graham Greene que una magistral novela corta. En estos días El tercer hombre ha sido relanzada en Europa con pompa, circunstancia y cierta irónica flema inglesa. El mismo viernes en que se estrenaba en Europa Episodio 1: La amenaza fantasma , epítome del efecto especial cabeza hueca y holywoodense, el siniestro Harry Lime (uno de los villanos más queribles de la historia del cine interpretado por Orson Welles) volvía a correr por las sombrías calles de una Viena de postguerra ocupada por las fuerzas internacionales y la melodía pegadiza de una cítara.

Ahora empiezan a saberse los pormenores de una filmación atípica. Se argumentará que toda filmación de un clásico es atípica porque no se filma un clásico muy seguido. Aun así, el caso de El tercer hombre --con su combinación de historia casi verdadera, guionista espía, una ciudad todavía dividida en cuatro zonas gobernadas por las fuerzas de ocupación a tres años del final de la guerra y, por supuesto, la sombra incontrolable de Welles-- probablemente la haga acreedora al Oscar al mejor making of de todos los tiempos. Viena era una fiesta y la próxima publicación, en septiembre, de In Search of the Third Man --investigación del fan Charles Drazin-- profundiza el enigma con la disección de la leyenda. A continuación, algunos detalles interesantes a la hora de volver a ver, siempre como si fuera la primera vez, El tercer hombre:

1) La música de la película se convirtió en el disco más vendido en la historia británica con la venta de cinco millones y medio de copias en los tres primeros meses. Cuentan que hasta los canarios silbaban la melodía a cargo de Anton Karas.

2) Graham Greene garrapateó el esbozo de la historia en un sobre durante una visita a Viena luego de que Carol Reed le preguntara si tenía alguna buena idea para filmar en esa ciudad. Greene aceptó el encargo porque --hay documentación que así lo confirma-- el trabajo constituiría la fachada perfecta mientras hacía algunos mandados aquí y allá para el servicio secreto del MI6.

3) También Alexander Korda --productor-- estaba o había trabajado para el servicio secreto. Está claro, aseguran los entendidos, que de no haber tenido semejantes contactos, la película nunca se podría haber filmado.

4) La Conexión Philby: el famosamente infame doble agente del MI6 Kim Philby había estadona25fo01.jpg (7941 bytes) "trabajando" en Viena montando una red de escape para la izquierda local antinazi a través de las cloacas de la ciudad a la vez que hacía fracasar atentados en contra de Hitler, porque "no se correspondían con los intereses soviéticos". Dicen que él fue importante en el asesoramiento técnico y geográfico de la formidable conclusión subterránea del film.

5) Fue Philby también quien --durante su misión vienesa--- conoció a un turbio personaje llamado Peter Smolker, corresponsal centro-europeo para The Times y, además, doble agente para británicos y rusos con buen acceso a los círculos subversivos. Philby reunió a Stolker con Greene. Smolker quería escribir ficción y --mientras tomaba el té con Greene-- le contó una historia relacionada con la idea de una virtual amenaza fantasma: penicilina adulterada y pacientes muertos. Dicen que a Greene le brillaron los ojitos. Más de uno le sugirió a Greene que compartiera créditos con Smolker. No hubo caso. Como premio consuelo, Smolker fue contratado como asistente y, en una escena de la película, al final, el escritor de westerns Holly Martins (amigo de Harry Lime actuado por Joseph Cotten, rol que había sido pensado originalmente para Cary Grant y --ah, hubiera estado genial ahí-- James Stewart) le indica al chofer que lo "lleve a Smolker", un bar vienés.

6) El ambiguo Kim Philby es la obvia inspiración para Dirty Harry Lime aunque Drazin afirma que "Lime es un monstruo digno de nuestro amor. Pero Harry Lime no es Kim Philby. Philby tenía principios y Lime, no".

7) Holly Martins o Graham Greene y sus conflictos morales. Hay quienes ven toda la película como el dilema ético de Graham Greene a la hora de delatar o no a su buen amigo y mejor traidor Kim Philby. Puede ser.

8) Y el factor Orson Welles, claro. Ya se sabe que uno de los más famosos parlamentos del guión --el de los relojes cucú en la rueda de la fortuna del Prater, Greene no demoró en reconocerlo-- se le ocurrió a Orson en el set minutos antes de filmar la escena. Y Welles era un tipo tan querible como complicado al punto de tomarse muy en serio su rol de Lime: cuando se lo necesitaba, nadie sabía por dónde y en qué andaba metido. En más de una ocasión, faltó al rodaje porque estaba a la pesca de capitales para filmar su Otelo. Así, la noche en que tenían que filmar la sombra de Harry Lime corriendo por las calles de Viena luego de que Martins alcanzara a vislumbrarlo en el umbral de una puerta con su gato, descubrieron que Welles se había escapado a Roma. El que corre es Guy Hamilton, ayudante de dirección y futuro responsable de varios films de James Bond. Está claro que El tercer hombre no sería lo que fue y sigue siendo de no haber estado ahí la sonrisa y la frente de Welles. Pero también es cierto que, por entonces, Welles era considerado "veneno para la taquilla" ("Empecé en la cima y me dediqué con gran esfuerzo a llegar al fondo", rió con amargura una vez) por los productores de entonces y el rol de Harry Lime fue considerado, en principio, para David Niven, Robert Taylor, Noel Coward, Kirk Douglas, Trevor Howard y, finalmente, Robert Mitchum. Quien lo hubiera obtenido de no haber sido atrapado con un cigarrillo de marihuana en esa boca. La parte desagradable de Welles estuvo presente en su menosprecio de las habilidades y el talento de Reed --un gran director británico-- y su constante y juguetón sabotaje de la filmación. La verdad sea dicha: Welles no tuvo nada que ver en la dirección de la secuencia en las alcantarillas. Lo único que hacía era quejarse. Tenía miedo de contraer fiebre tifoidea y no paraba de lloriquear un "Carol, yo no puedo trabajar en una cloaca: ¡soy de California!". Reed premió su entrega escuchando pacientemente sus sugerencias, filmando lo que él tenía planeado y --a la altura de la toma 40-- anunciando: "Ahora vamos a hacerlo como se le ocurrió a Orson". Pero, por supuesto, Orson ya había desaparecido.

9) El productor americano David Selznick se convirtió en la principal amenaza para la película. No entendía nada e insistía una y otra vez en "norteamericanizarla". Quería cambiarle el título por el de Noche en Viena y estaba más que dispuesto a darla vuelta y recompaginar buena parte de ella cuando un "providencial" incendio en los estudios Shepperton --las comillas son de Drazin-- hizo desaparecer todos los rollos no utilizados en el montaje de Reed e impidió que Selznick metiera sus garfios aunque se salió con la suya al cortarle once minutos para el estreno estadounidense.

10) Los únicos dos actores de El tercer hombre que siguen vivos son Aida Valli (la sufrida y misteriosa Anna en la película) quien vive en Italia y no concede entrevistas y el nenito Herbert Halbick (hoy con cincuenta y cuatro años) quien delata a Rollo Martins con su monótono grito extranjero en una de las mejores y más xenofóbicas escenas del film. Y dice que no se acuerda de nada. Quien sí se acuerda de algo y de alguien, de Greene, es Guy Hamilton: "Me acuerdo de él en Viena, sentado en un bar, siempre buscando el Mal en la naturaleza humana, bebiendo demasiado y repitiendo una y otra vez: '¿No es todo esto deliciosamente pecaminoso?' La sonrisa de Lime al ser descubierto por un haz de luz en esa noche oscura de Viena no es otra que la sonrisa de Graham Greene.

Los turistas en Viena están advertidos: El Tour del Tercer Hombre tiene lugar todos los lunes y viernes a las 16. El punto de reunión es la estación de metro Stadtpark. Se recomienda llevar linternas, dice el folleto. Y saber silbar aquella melodía de Anton Karas.

 

El tortuoso argumento de una obra maestra

¿Es El tercer hombre un film de espionaje, una película sobre la amistad o un tratado sobre la traición y la envidia? Al referirse a ella, Orson Welles dijo lo siguiente: "Estamos hechos de opuestos, vivimos entre dos polos... y uno no reconcilia los polos. Lo único que uno puede hacer es reconocer su existencia". No importa lo que sea o sobre qué trata El tercer hombre. Es, por consenso, una obra maestra de la historia del cine, y punto. A continuación, para los recién llegados, para los que vuelven una y otra vez, un resumen de su trama:

El escritor de westerns Rollo Martins llega a Viena para descubrir que su amigo y anfitrión Harry Lime ha muerto atropellado por un auto. El oficial inglés Calloway le cuenta a Martins que su idolatrado amigo era un delincuente de la peor calaña contrabandeando penicilina adulterada y, por lo tanto, mortal. Martin no le cree y --cuando Anna, novia de Lime, le dice que piensa que Harry fue asesinado-- se promete descubrir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. El portero del edificio de Lime menciona a un "tercer hombre" presente en la escena del accidente. Martin se dedica a buscarlo y una noche descubre que Lime está vivito y coleando y silbando su cancioncita de costumbre. Más tarde, se reúnen en la rueda de la fortuna del Parque Prater y Lime justifica sus acciones hablando de relojes cucú: "En Viena, durante treinta años y bajo los Borgia, tuvieron guerras, terror, asesinato y baños de sangre; pero produjeron a Miguel Angel, Leonardo Da Vinci y el Renacimiento. En Suiza tienen amor fraternal, quinientos años de democracia y paz. ¿Y qué consiguieron...? el reloj cucú", dice. Cuando, enseguida, Calloway amenaza con deportar a Anna, Martins, que se ha enamorado de ella, traiciona a Lime a cambio de su libertad. Persecución y tiroteo en las cloacas de Viena. Martins dispara, Lime muere y, en su segundo y definitivo entierro, Anna se niega a dirigirle la palabra a Martins y camina y camina y camina y sigue de largo. Música y títulos finales.

 

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