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El asesino de Pelosso confesó, pero el FBI duda

Es un empleado del hotel donde se alojó  la joven cordobesa. Admitió el crimen a un periodista. El FBI aún no lo acusó.

Silvina Pelosso fue asesinada en febrero en medio de un paseo.
El hombre que dijo haberla matado está acusado por otro crimen.

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Página/12 en EE.UU.
Por Mónica Flores Correa Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Gary Stayner, el empleado de mantenimiento de un hotel acusado de la muerte de la naturalista Joie Amstrong en el parque nacional Yosemite, en California, y sospechoso de los asesinatos de la joven cordobesa Silvina Pelosso y sus amigas estadounidenses Carole y Julie Sund, confesó haber matado a las cuatro mujeres a un periodista del canal KNTV de San José, en una entrevista fuera de cámara realizada en la cárcel el lunes a la tarde. Al difundirse la confesión, el FBI prefirió la cautela: no desmintió pero tampoco confirmó la culpabilidad de Stayner.
Silvina Pelosso había ido a Estados Unidos de viaje de intercambio cultural y terminó asesinada en el parque nacional más visitado del país. Gary Stayner, el hombre de 37 años a quien aquellos que lo conocen describen como “solitario pero para nada violento”, dijo haber cometido los cuatro crímenes porque había fantaseado con hacer algo parecido “desde la infancia”. De acuerdo con su relato, habría estrangulado a Silvina y a la señora Sund en la habitación de la cabaña que las mujeres habían alquilado en el motel Cedar, donde Stayner había trabajado. Asesinó a la adolescente Julie Sund cerca de un lago, al día siguiente de matar a la mujer adulta y a la argentina. Stayner hizo una confesión similar ante investigadores del FBI, dijo ayer el diario Los Angeles Times. Pero Nick Rossi, vocero del FBI, puntualizó que Stayner ha sido “sólo” acusado por la muerte de la naturalista Amstrong. Rossi también indicó que la agencia no comentaría sobre “la sustancia” de las confesiones de Stayner. “Tampoco puedo confirmar si las declaraciones hechas a los investigadores coinciden con las que dio a los medios”, dijo el vocero.
“Soy culpable”, dijo Stayner al reportero y se atribuyó las cuatro muertes en el Yosemite. Dijo que había estrangulado a Pelosso, la adolescente argentina de 16 años, y a Carole Sund, estadounidense de 42 años, en la cabaña que habían alquilado en febrero, en el motel que se encuentra en las afueras del Yosemite. Explicó que después de estos dos asesinatos había llevado a Julie, la hija de 16 años de Carole Sund, a un lago del parque y que allí la había matado. Los cuerpos de las tres mujeres fueron encontrados un mes después de su desaparición.
Refiriéndose a las familias de las víctimas, este hombre de aspecto juvenil y deportista, que estaba a cargo del mantenimiento del sistema eléctrico y mecánico del motel, dijo: “Lamento que sus seres queridos estuvieran donde estaban en ese momento. Desearía haber podido controlarme y no haber hecho lo que hice”. Sostuvo que no había abusado sexualmente de ninguna de las cuatro víctimas “de ninguna manera”.
Stayner dijo que había abandonado el auto rojo alquilado por Sund con los cuerpos de Silvina y Carole dentro, y que había regresado dos días después para prenderle fuego, quemar las pruebas y para recoger la billetera de la señora Sund, que arrojó en una calle de Modesto para desorientar a los investigadores. Contó también que él había sido quien informó con una carta anónima al FBI dónde estaba el cuerpo de Julie.
Comentó que había creído que su culpabilidad nunca sería descubierta, pero que prefirió no dejar el área para no despertar sospechas. Stayner fue interrogado por el FBI porque algunos testigos lo habían visto con Pelosso y las Sund el día en que desaparecieron, hecho extraño ya que para esa fecha él no estaba trabajando en el motel. El FBI lo dejó ir porque según los investigadores era muy “improbable” que los tres asesinatos los hubiese cometido un solo individuo.
La suerte de Stayner cambió cuando conoció a Amstrong, la naturalista de 26 años, quien le despertó nuevamente el instinto asesino. La mujer apareció decapitada el jueves pasado. Los Angeles Times informó que Stayner había dado detalles al FBI que sólo el asesino podía conocer. Losagentes habrían encontrado pruebas que avalarían la confesión, como cuchillos presuntamente usados en los crímenes y el arma con que habría matado a Amstrong, dijo el diario californiano.
Comentando la muerte de la naturalista, James Maddock, agente especial a cargo de la oficina del FBI en Sacramento, dijo que el FBI hizo “todo lo que razonablemente pudo hacer” para evitar su asesinato. El FBI ha sido objeto de críticas por su manejo de la investigación de los crímenes en Yosemite. En el transcurso de los últimos dos meses se realizaron algunas detenciones de ex convictos y drogadictos en el área de Modesto, ciudad próxima al parque, a quienes se los declaró “sospechosos”, continuaron arrestados, pero nunca se hizo una acusación contra ellos.
Enteradas de la confesión de Stayner, las agencias de seguridad de esta región están revisando al menos tres casos no resueltos de mujeres que aparecieron decapitadas o quemadas. También se ha reabierto el caso de Jesse Stayner, tío del empleado de mantenimiento, que en 1990 apareció muerto, presuntamente por haberse disparado por error con su propia arma. Cary Stayner también ha pasado a ser sospechoso de esta muerte.
Stayner podría ser un asesino en serie. Pero existe la impresión, por la cautela exhibida, de que el FBI aún no descarta la posibilidad de que el hombre que frecuentaba campos nudistas sea un asesino mucho menos prolífico pero con una imaginación desbordante.

 

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