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ESTADOS UNIDOS PROMETIO MAS AYUDA A COLOMBIA
El Tío Sam dice “hasta pronto”

El zar antidrogas Barry McCaffrey se fue de Colombia ofreciendo “entrenamiento y equipo” a su ejército. Las FARC volvieron a  advertir a Washington que no intervenga en el conflicto.

Un regalo de despedida. El presidente Pastrana le entrega un souvenir de su país a McCaffrey.
El general prometió más ayuda para combatir el narcotráfico, que considera inseparable de la guerrilla.

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t.gif (862 bytes)  El zar antidrogas Barry McCaffrey terminó ayer su visita a Colombia y se comprometió a ofrecer más ayuda norteamericana al país. McCaffrey prometió “dinero, equipo y entrenamiento” para las Fuerzas Armadas colombianas. Desestimó que se preparara una intervención norteamericana y subrayó que la ayuda estaba destinada exclusivamente al “combate contra el narcotráfico”. Pero el general afirmó durante su visita que consideraba que la distinción entre la guerrilla y el narcotráfico “ya no existe”. La ambigüedad de esta doctrina fue resaltada ayer cuando el diario colombiano El Espectador informó, citando a un funcionario en Washington, que el avión estadounidense que se estrelló el viernes en el país monitoreaba a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La fuente agregó que esta inteligencia fue compartida con el ejército colombiano, que lo utilizaba para sus actividades contra la guerrilla. Las FARC advirtieron ayer que cualquier norteamericano en Colombia sería considerado un “objetivo militar” y que “regresarán como muertos y heridos a su país”.
Al término de visita, el general McCaffrey buscó acabar de una vez por todas con los rumores de una intervención de Estados Unidos en la lucha contrainsurgente en Colombia. “La posibilidad es cero –afirmó tajantemente ayer–, no es responsabilidad de mi país.” Y la mayor parte de la ayuda norteamericana que prometió McCaffrey durante su visita estaría dirigida a la lucha antinarcóticos. McCaffrey pasó revista ayer a un batallón de elite colombiano de 3000 hombres, equipado con la última tecnología para “combatir el flagelo”. Pero por otra parte el general consideró durante su visita que la conexión entre el narcotráfico y la guerrilla es “innegable”, y llamó a los insurgentes “narcoguerrilleros”.
Las revelaciones de ayer sobre las actividades del De Havilland-7 norteamericano que se estrelló el viernes en las selvas de Putumayo, al sur del país, parecen desdibujar aún más la diferencia entre la lucha contraguerrillera y la lucha antinarcóticos. “(La aeronave) había iniciado el espionaje masivo de todas las comunicaciones de los marxistas de las FARC –informó ayer El Espectador—, que tiene una fuerte presencia en la región.” El artículo agregaba que esta inteligencia era utilizada por las Fuerzas Armadas colombianas, que en una ocasión explotaron información obtenida por este medios para montar un ataque contra las FARC que dejó a 287 rebeldes muertos. Este operativo habría roto con una racha de fracasos del ejército colombiano.
Las FARC tomaron la presencia del avión como otra señal de la intención de Estados Unidos de intervenir e instaron ayer a Washington a que considere lo que le sucedió a la aeronave como “una advertencia”. La guerrilla negó sin embargo haber derribado al DH-7, que parece fue víctima de las altas montañas del Putumayo. El jefe de la policía colombiana Rosso José Serrano dijo que los restos del DH-7 fueron encontrados a “una altura importante, picos de más de 3000 metros de altura”. Se presume que los tres norteamericanos y dos colombianos de la tripulación fallecieron, y McCaffrey lamentó la pérdida de “valerosos soldados” en la lucha antinarcóticos. Según un columnista del Los Angeles Times, el gobierno de Bill Clinton estaría sopesando tres posibles objetivos en su política hacia Colombia: reducir la producción de drogas, fortalecer la posición del gobierno colombiano con respecto a la guerrilla y, en última instancia, derrotar a la guerrilla. Cualquier intervención o ayuda debería enfrentarse, sin embargo, a los escrúpulos del Congreso norteamericano a inmiscuirse en la lucha contrainsurgente colombiana.
Pero por lo pronto las posibilidades de reestablecer el diálogo en Colombia parecen seguir siendo remotas. El presidente Pastrana declaró ayer en una entrevista que las FARC “no han dado ninguna muestra de paz”. Pastrana consideró que una buena señal sería que la guerrilla liberara a los soldados y policías que tienen en su poder. Pero el vocero de las FARC Raúl Reyes declaró ayer que sólo considerarían un canje de prisioneros. Pastrana consideró que cumplió los compromisos contraídos con las FARC y reiteró que es indispensable la inclusión de observadores internacionalesdentro de la Comisión de Verificación de la “zona de despeje” para retomar el diálogo. La guerrilla usó una analogía militar para describir la situación: “El panorama es casi como Vietnam, el gobierno controla la capital y las grandes ciudades, y la guerrilla gran parte de los poblados del campo”.

 


 

VISITA A WASHINGTON DEL PREMIER RUSO STEPASHIN
La promesa de nunca más Guerra Fría

El País de Madrid
Por J. Valenzuela Desde Washington

t.gif (862 bytes) Los inversores estadounidenses pueden operar en Rusia “sin miedo a los extorsionadores”, prometió ayer el nuevo premier ruso Serguei Stepashin en su primera visita a Washington. En sus reuniones con el vicepresidente Al Gore, empresarios estadounidenses y miembros del Congreso, Stepashin repitió la idea de que el gobierno ruso está de acuerdo con los criterios del Fondo Monetario Internacional y piensa poner en práctica leyes que ayuden a las inversiones productivas extranjeras o nacionales.
Y que en definitiva las diferencias entre Washington y Moscú sobre Kosovo, afirmó también Stepashin, pesan menos que los intereses políticos y económicos compartidos por ambos países.
Esta declaración satisfizo a la Casa Blanca, que a lo largo de toda la guerra de Kosovo insistió en que, pese a las declaraciones altisonantes de Boris Yeltsin, Bill Clinton tenía la completa seguridad de que Rusia no dará pasos reales políticos o militares que pusieran en peligro su relación con Estados Unidos. La aguda necesidad de fondos públicos y privados extranjeros era la razón que sustentaba la confianza de la Casa Blanca.
“No hay ninguna discordia política o militar, y espero que no haya ninguna más; nos haría volver a los tiempos de la Guerra Fría”, dijo Stepashin en un discurso ante empresarios estadounidenses interesados en Rusia. “Los comunistas”, añadió, “nunca ganarán en Rusia. Nunca volverán al poder. Nadie dejará que eso ocurra”. El primer ministro ruso tildó asimismo de “exageradas” las informaciones difundidas en Occidente sobre la profunda criminalización de la vida política y económica de Rusia.
La visita de Stepashin a Washington es la primera de un dirigente ruso desde que, el pasado marzo, su predecesor Yevgeny Primakov ordenó a su avión dar media vuelta y regresar a Moscú, al ser informado de que Clinton había dado luz verde para que la OTAN comenzara una campaña de bombardeos aéreos contra las fuerzas serbias de Kosovo. El final de esta visita coincidirá hoy con la decisión del FMI de aprobar un préstamo de 4500 millones de dólares a Rusia para ayudarle a pagar sus viejas deudas con los organismos financieros internacionales.
Alassane Ouattara, director adjunto de gestión del FMI, declaró el lunes en Washington que el gobierno de Stepashin está cumpliendo sus promesas de aplicar las recomendaciones del fondo. “Materializaremos nuestras obligaciones con el FMI”, dijo Stepashin. “Cada vez hay más gente en Rusia que se da cuenta de que, sin cumplirlas, no hay posibilidad de progresos y mejoras en los próximos años.”

 

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