El zar
antidrogas Barry McCaffrey terminó ayer su visita a Colombia y se comprometió a ofrecer
más ayuda norteamericana al país. McCaffrey prometió dinero, equipo y
entrenamiento para las Fuerzas Armadas colombianas. Desestimó que se preparara una
intervención norteamericana y subrayó que la ayuda estaba destinada exclusivamente al
combate contra el narcotráfico. Pero el general afirmó durante su visita que
consideraba que la distinción entre la guerrilla y el narcotráfico ya no
existe. La ambigüedad de esta doctrina fue resaltada ayer cuando el diario
colombiano El Espectador informó, citando a un funcionario en Washington, que el avión
estadounidense que se estrelló el viernes en el país monitoreaba a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC). La fuente agregó que esta inteligencia fue compartida
con el ejército colombiano, que lo utilizaba para sus actividades contra la guerrilla.
Las FARC advirtieron ayer que cualquier norteamericano en Colombia sería considerado un
objetivo militar y que regresarán como muertos y heridos a su
país.
Al término de visita, el general McCaffrey buscó acabar de una vez por todas con los
rumores de una intervención de Estados Unidos en la lucha contrainsurgente en Colombia.
La posibilidad es cero afirmó tajantemente ayer, no es responsabilidad
de mi país. Y la mayor parte de la ayuda norteamericana que prometió McCaffrey
durante su visita estaría dirigida a la lucha antinarcóticos. McCaffrey pasó revista
ayer a un batallón de elite colombiano de 3000 hombres, equipado con la última
tecnología para combatir el flagelo. Pero por otra parte el general
consideró durante su visita que la conexión entre el narcotráfico y la guerrilla es
innegable, y llamó a los insurgentes narcoguerrilleros.
Las revelaciones de ayer sobre las actividades del De Havilland-7 norteamericano que se
estrelló el viernes en las selvas de Putumayo, al sur del país, parecen desdibujar aún
más la diferencia entre la lucha contraguerrillera y la lucha antinarcóticos. (La
aeronave) había iniciado el espionaje masivo de todas las comunicaciones de los marxistas
de las FARC informó ayer El Espectador, que tiene una fuerte presencia en la
región. El artículo agregaba que esta inteligencia era utilizada por las Fuerzas
Armadas colombianas, que en una ocasión explotaron información obtenida por este medios
para montar un ataque contra las FARC que dejó a 287 rebeldes muertos. Este operativo
habría roto con una racha de fracasos del ejército colombiano.
Las FARC tomaron la presencia del avión como otra señal de la intención de Estados
Unidos de intervenir e instaron ayer a Washington a que considere lo que le sucedió a la
aeronave como una advertencia. La guerrilla negó sin embargo haber derribado
al DH-7, que parece fue víctima de las altas montañas del Putumayo. El jefe de la
policía colombiana Rosso José Serrano dijo que los restos del DH-7 fueron encontrados a
una altura importante, picos de más de 3000 metros de altura. Se presume que
los tres norteamericanos y dos colombianos de la tripulación fallecieron, y McCaffrey
lamentó la pérdida de valerosos soldados en la lucha antinarcóticos. Según
un columnista del Los Angeles Times, el gobierno de Bill Clinton estaría sopesando tres
posibles objetivos en su política hacia Colombia: reducir la producción de drogas,
fortalecer la posición del gobierno colombiano con respecto a la guerrilla y, en última
instancia, derrotar a la guerrilla. Cualquier intervención o ayuda debería enfrentarse,
sin embargo, a los escrúpulos del Congreso norteamericano a inmiscuirse en la lucha
contrainsurgente colombiana.
Pero por lo pronto las posibilidades de reestablecer el diálogo en Colombia parecen
seguir siendo remotas. El presidente Pastrana declaró ayer en una entrevista que las FARC
no han dado ninguna muestra de paz. Pastrana consideró que una buena señal
sería que la guerrilla liberara a los soldados y policías que tienen en su poder. Pero
el vocero de las FARC Raúl Reyes declaró ayer que sólo considerarían un canje de
prisioneros. Pastrana consideró que cumplió los compromisos contraídos con las FARC y
reiteró que es indispensable la inclusión de observadores internacionalesdentro de la
Comisión de Verificación de la zona de despeje para retomar el diálogo. La
guerrilla usó una analogía militar para describir la situación: El panorama es
casi como Vietnam, el gobierno controla la capital y las grandes ciudades, y la guerrilla
gran parte de los poblados del campo.
VISITA A WASHINGTON DEL PREMIER RUSO STEPASHIN
La promesa de nunca más Guerra Fría
El País de Madrid
Por J. Valenzuela Desde Washington
Los
inversores estadounidenses pueden operar en Rusia sin miedo a los
extorsionadores, prometió ayer el nuevo premier ruso Serguei Stepashin en su
primera visita a Washington. En sus reuniones con el vicepresidente Al Gore, empresarios
estadounidenses y miembros del Congreso, Stepashin repitió la idea de que el gobierno
ruso está de acuerdo con los criterios del Fondo Monetario Internacional y piensa poner
en práctica leyes que ayuden a las inversiones productivas extranjeras o nacionales.
Y que en definitiva las diferencias entre Washington y Moscú sobre Kosovo, afirmó
también Stepashin, pesan menos que los intereses políticos y económicos compartidos por
ambos países.
Esta declaración satisfizo a la Casa Blanca, que a lo largo de toda la guerra de Kosovo
insistió en que, pese a las declaraciones altisonantes de Boris Yeltsin, Bill Clinton
tenía la completa seguridad de que Rusia no dará pasos reales políticos o militares que
pusieran en peligro su relación con Estados Unidos. La aguda necesidad de fondos
públicos y privados extranjeros era la razón que sustentaba la confianza de la Casa
Blanca.
No hay ninguna discordia política o militar, y espero que no haya ninguna más; nos
haría volver a los tiempos de la Guerra Fría, dijo Stepashin en un discurso ante
empresarios estadounidenses interesados en Rusia. Los comunistas, añadió,
nunca ganarán en Rusia. Nunca volverán al poder. Nadie dejará que eso
ocurra. El primer ministro ruso tildó asimismo de exageradas las
informaciones difundidas en Occidente sobre la profunda criminalización de la vida
política y económica de Rusia.
La visita de Stepashin a Washington es la primera de un dirigente ruso desde que, el
pasado marzo, su predecesor Yevgeny Primakov ordenó a su avión dar media vuelta y
regresar a Moscú, al ser informado de que Clinton había dado luz verde para que la OTAN
comenzara una campaña de bombardeos aéreos contra las fuerzas serbias de Kosovo. El
final de esta visita coincidirá hoy con la decisión del FMI de aprobar un préstamo de
4500 millones de dólares a Rusia para ayudarle a pagar sus viejas deudas con los
organismos financieros internacionales.
Alassane Ouattara, director adjunto de gestión del FMI, declaró el lunes en Washington
que el gobierno de Stepashin está cumpliendo sus promesas de aplicar las recomendaciones
del fondo. Materializaremos nuestras obligaciones con el FMI, dijo Stepashin.
Cada vez hay más gente en Rusia que se da cuenta de que, sin cumplirlas, no hay
posibilidad de progresos y mejoras en los próximos años.
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