Por Fernando Almirón Mientras en Corrientes miles
de manifestantes le disputaban a la Gendarmería la posesión del puente General Belgrano,
en Buenos Aires se firmó un acuerdo entre el Estado nacional y el correntino que calmó
los ánimos en la caldeada provincia. Gracias a un crédito de 40 millones del Banco
Nación y un anticipo de 15 millones de coparticipación federal, la administración
provincial comenzará a pagar desde el lunes uno de los dos aguinaldos y uno de los cuatro
sueldos que se les adeudan a los docentes y empleados públicos. El gobernador interino
Hugo Perié logró un auxilio momentáneo del poder central que no mira su gestión con
buenos ojos y no le perdona haber movilizado a los correntinos para ejercer presión sobre
la Casa Rosada a la hora de las negociaciones.
Pese a ser justicialista, el gobernador Perié sabe que no goza de la simpatía del
menemismo. El ministro del Interior Carlos Corach nunca estuvo de acuerdo con desplazar
del gobierno provincial a los representantes del Partido Nuevo, Pedro Braillard Poccard y
Víctor Maidana, para instalar en su lugar a una coalición de partidos que junto al PJ
integran radicales y los autonomistas que responden al senador Antonio Pocho
Romero Feris.
De hecho Perié, desde que asumió la gobernación hace ya un mes, no dejó de pedir en
vano el auxilio del gobierno central para sacar a la provincia de la grave crisis en la
que está sumergida.
Con la brasa quemándole las manos se propuso obligar al Ejecutivo a tomar cartas en el
asunto. Y Perié llegó ayer a Buenos Aires para reunirse con las autoridades nacionales
mientras miles de personas cortaban el paso en puente General Belgrano y una delegación
de docentes y empleados públicos desembarcaron en la Plaza de Mayo amenazando con
reproducir en el corazón de la Capital la plaza del aguante que desde hace
dos meses instalaron frente a la Legislatura correntina. Prevenido, Corach hizo vallar la
totalidad de Plaza, la pobló de policías y dejó en claro que no permitiría la
instalación de una carpa frente a la Rosada.
Perié acompañó los hechos con palabras. Los correntinos están a punto de perder
la paciencia, le dijo el martes a Página/12. Si no obtenemos una respuesta
favorable a nuestros reclamos, el pueblo de Corrientes sabrá qué hacer, insistió
ayer. El viceministro del Interior, Jorge Matzkin, consideró la maniobra como un
chantaje, y acusó indirectamente al mandatario correntino de
irresponsabilidad política. Corach se manifestó en la misma línea apenas
horas antes de reunirse con la delegación litoraleña. El gobierno nacional no
tiene fondos para afrontar el pago de los salarios atrasados, aseguró el ministro
después de deslindar toda responsabilidad del gobierno nacional en la actual situación
en la que se encuentra la provincia.
De la reunión de ayer por la mañana participaron Corach, Matzkin, funcionarios de la
Jefatura de Gabinete y del Ministerio del Interior, ubicados de un lado de la mesa. Perié
y parte de su gabinete a los que se sumaron los senadores y diputados por Corrientes, en
el otro. Menos apasionados y circunspectos ocuparon sus sillas los representantes del
Banco de la Nación Argentina y del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Los correntinos expusieron sus necesidades económicas, sin olvidar detallar con gravedad
el panorama de la provincia. Hasta ahora pudimos controlar a la gente, pero no
sabemos qué puede llegar a pasar si mañana no llegamos con una solución
inmediata, advirtieron.
Los funcionarios de Economía argumentaron que la provincia ya había recibido todos los
giros en concepto de coparticipación, unos 30 millones, más otros 12 a través de
Aportes del Tesoro Nacional. A lo que los correntinos respondieron que todo ese dinero
había sido otorgado a la anterior gestión, y les reprocharon el apoyo que le dieron al
ex gobernador y hombre fuerte de la provincia Raúl Tato Romero Feris, a quien
acusaron de ser el responsable de la actual situación. Para Menem está claro que no
necesita una pueblada a esta altura de su gestión, mucho menos impulsar una intervención
en la provincia. Esta medida no sólo lo obligaría a destinar a Corrientes dinero que no
tiene, también se tendría que hacer cargo del costo político de todo aquello que pueda
llegar a suceder en una provincia que está al borde del desastre.
Finalmente se optó por un acuerdo que calme los ánimos. Arrimar 55 millones de pesos
para saldar uno de los dos aguinaldos y uno de los cuatro sueldos que adeuda la
administración provincial. 15 millones los aportaría el Estado en concepto de anticipos
de coparticipación federal, y 40 los pondría el Banco de la Nación, una vez que la
Legislatura provincial apruebe las condiciones del crédito.
Pero el auxilio no resuelve el problema de fondo. Para ponerse al día con los sueldos,
Corrientes necesita de 220 millones, con 55 sólo se está pateando el problema para
adelante. Un problema de difícil solución si se tiene en cuenta que la provincia tiene
una deuda de 1400 millones, con lo que, sólo en concepto de intereses, ya tiene
embargados todos sus recursos y por lo tanto sus posibilidades de crédito en la banca
privada.
Un puente recuperado con balas de goma y
gases
La Gendarmería reprimió a los
manifestantes que ocupaban el
puente que une Corrientes con Resistencia. Los ocupantes respondieron con palos y
piedras. Hubo 12 heridos, uno de gravedad.
El puente General Belgrano estaba
ocupado por miles de empleados estatales correntinos.
La Gendarmería envió dos pelotones que sumaban 150 hombres y, con orden judicial,
reprimió. |
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A
primera hora de ayer se supo que el día terminaría mal para los tres mil correntinos que
ocupaban desde las 10 del martes el puente General Belgrano, impidiendo el tránsito entre
la capital de Corrientes y la de Chaco. El juez federal de Corrientes Augusto Costaguta
anunció que ordenaría a la Gendarmería su desalojo inmediato si los manifestantes se
negaban a abandonar el lugar. Y los huelguistas que reclaman el pago de cuatro meses de
sueldo y dos aguinaldos se negaron. Poco antes de las dos de la tarde, el comandante Sixto
Contreras dio la orden de iniciar la represión. Los correntinos respondieron a los gases
y balas de goma con palos y piedras. Cada metro del paso fue duramente disputado durante
más de dos horas. El saldo: 12 heridos entre los manifestantes, uno de ellos de gravedad.
Mientras en Buenos Aires el gobernador interino de Corrientes, Hugo Perié, intentaba
obtener por parte del gobierno nacional el auxilio económico que saque a la provincia de
la grave crisis en la que está sumergida desde hace tres meses (ver aparte), en
Corrientes comenzó la represión. La orden la dio el juez Costaguta. La decisión
estaba tomada desde la noche anterior, pero se intentó hasta último momento conversar
con los manifestantes para que abandonen su posición, argumentó el magistrado
antes de que los gendarmes arremetieran contra unos tres mil huelguistas que mantenían
interrumpido el tránsito entre las provincias de Corrientes y el Chaco.
Dos pelotones que en total sumaban unos 150 hombres avanzaron detrás de sus escudos
mientras lanzaban gases lacrimógenos y balas de goma sobre la multitud que intentó
resistir el desalojo con una lluvia de piedras y palos que dejó heridos a una docena de
uniformados. Los gendarmes que en la primera hora de escaramuzas habían logrado hacer
retroceder a los empleados públicos y docentes desde la mitad del puente que en
total tiene cinco kilómetros hasta la rampa de acceso del lado correntino,
lentamente debieron retroceder ante un nuevo avance de los manifestantes que les fueron
ganando lentamente terreno a las fuerzas de seguridad.
Ante la imposibilidad de despejar totalmente la vía, el comandante a cargo del operativo
solicitó reiteradamente refuerzos. La secretaría de Seguridad despachó un avión
Hércules con una dotación de hombres de la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval.
Los gendarmes arrojaron gases y balas al cuerpo de los manifestantes, hiriendo a varios. A
uno de ellos le explotó una granada de gas en la cara, fue llevado en ambulancia y,
según otros manifestantes, podría haber perdido un ojo.
La resistencia terminó cuando se conocieron los acuerdos que el gobernador interino
Perié había obtenido en Buenos Aires con el gobierno nacional. Según Ricardo García,
de FM Libre de Corrientes, el encargado de llevar la noticia hasta los piquetes que
resistían en el puente fue el ministro de Gobierno y Justicia provincial, Jorge Pérez
Rueda. El funcionario se puso al frente de los manifestantes que abandonaron las
barricadas y marcharon encolumnados hacia la Plaza 25 de Mayo, donde se esperaba hacer una
misa a cargo del obispo Domingo Castagna.
Sin embargo, los incidentes no terminaron ahí. Unos 300 manifestantes se desprendieron
del grueso de la columna y atacaron a pedradas el local donde funciona la radio propiedad
del periodista Natalio Aides, un defensor acérrimo de Raúl Tato Romero
Feris, presidente del Partido Nuevo.
El estado de movilización y vigilia en la denominada plaza del aguante
continuará hasta que se cumplan las promesas de envío de fondos por parte del gobierno
nacional para comenzar a regularizar el pago de los salarios atrasados.
Seis historias que viajaron desde la carpa del aguante a Plaza de
Mayo |
Miriam
La maestraA media tarde, el
pelo cobrizo de Miriam Moreira está despeinado. Miriam está sentada, con la mirada
perdida, cuando accede a hablar con Página/12. Entonces cuenta que tiene 38 años y
trabaja como docente en un colegio secundario. Tiene una nena de seis años y un nene de
diez. Y no cobra el sueldo desde mayo. Ayer, sus chicos se quedaron con la abuela, porque
el marido de Miriam, que trabaja en el Poder Judicial y tampoco está cobrando, estuvo
cortando el puente General Belgrano. La familia está sobreviviendo con la jubilación de
los padres del matrimonio. La mujer pelirroja mira asombrada cuando se le pregunta a
quién va a votar en las elecciones de este año. No sé, dice, lacónica.
Angel
El salteño
Angel Romero tiene 30 años, pero parece más joven. Es
morocho, tiene barba y lleva el pelo hasta los hombros. Parece tímido. Nació en Salta,
pero vive en Corrientes desde hace varios años. Es docente de la EGB 3 (el tercer ciclo
de la Educación General Básica). No cobra desde mayo, y como a todos, le deben los
aguinaldos de diciembre del año pasado y de junio de este año. Está casado desde hace
tres años, pero no tiene hijos. El último sueldo de quinientos pesos
lo hicimos estirar hasta donde pudimos, cuenta. Este mes no pudo pagar el alquiler,
pero explica que no lo desalojaron porque la dueña me está bancando. En
octubre va a votar a Fernando de la Rúa. Me gusta, admite.
Marisol
La secretaria
Marisol está sentada en la plazoleta que está frente a la
Catedral. Cuesta sacarle las palabras de la boca. Está molesta y se dice cansada. Tiene
26 años. Casada desde hace cuatro, no tiene hijos ni piensa en tenerlos en las
condiciones actuales. Trabaja como secretaria en una institución privada, pero no cobra
porque la crisis general afectó también el funcionamiento del ámbito. El último sueldo
lo cobró en abril. Casi vivo en la Carpa de la Plaza 25 de Mayo. Me cortaron el
teléfono, pero todavía me aguantan que deba tres meses de luz y dos de agua,
explica. No sabe a quién votar este año: No confío en los políticos,
asegura. Por las tardes, sigue trabajando. Cuando todo se solucione me van a
pagar.
Ricardo
El de Mandiyú
Ricardo Aranda es muy flaco. La piel curtida le brilla. En el
sombrero, tiene pegada una estampita de la Virgen. Tiene 37 años y se enorgullece de
estar desde el primer día en la carpa del aguante; de ser hincha fanático de
Mandiyú y de no tomar alcohol cuando voy a la cancha. Desde hace doce años
trabaja en Rentas de la Municipalidad. No cobra desde hace cuatro meses y tiene tres hijos
que mantener. Sobrevive con la ayuda de sus doce hermanos, que me tiran cinco o diez
pesos cada tanto aunque, sinceramente, hay días que no comemos, asegura. En 1995
votó a Menem. Y se arrepiente. Nos engañó a todos porque no cumplió con la
justicia social, que es una de las reglas del justicialismo, dice.
Charo
La delegada
A Charo Turza (morocha, pelo corto) le gusta hablar. Tiene 33
años y cuatro hijos chicos. Los dejé con gente confiable. Algún día ellos van a
entender que mi lugar hoy es acá, dice. Cuenta que es docente de la EGB, pero más
la entusiasma contar que es delegada gremial de la Asociación de Magisterios de
Enseñanza Técnica (AMET). Su marido es empleado administrativo en un estudio contable e
integra el privilegiado grupo de gente que cobra un sueldo a fin de mes. Por eso
sobrevivimos, cuenta Charo, que se define como una militante activa del
justicialismo. Confiesa arrepentida que en el 95 votó a Carlos Menem, pero no
se siente desilusionada con el PJ. Por eso, en el 99 va apostar por Eduardo Duhalde.
Sandra
La profesora
Sandra Belsun es rubia, tiene 27 años y trabaja como
profesora de educación física. En la escuela, le deben tres meses de sueldo y dos
aguinaldos. Por eso tuvo que volver a vivir con su mamá. Por suerte, ella me banca.
Si tuviera una familia que mantener todo sería más complicado, dice. Cuando se
recibió, hace dos años, se alegró de haber conseguido trabajo pronto, pero ahora no
sabe cómo va a hacer para vivir ni cómo va a perfeccionarse en su profesión. Yo
me había ido a estudiar a Entre Ríos, no sé para qué volví, se queja. En 1995
votó a Menem. También voté a Tato Romero Feris, pero nunca pensé que nos podía
hacer esto a los correntinos, confiesa. Este año no sabe a quién va a elegir.
Producción: Romina Calderaro |
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