Por David Cufré La crisis del Mercosur
alcanzó ayer un pico de tensión inédito en la corta historia del bloque regional. El
presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, le recomendó a Carlos Menem visitar su
país en un momento más propicio, dado que las circunstancias
(actuales) no se prestan para ello. El gobierno argentino había tanteado la
posibilidad de descomprimir la disputa con una visita del primer mandatario al país
vecino, a fin de encarrilar la discusión en una cumbre con Cardoso. Sin embargo, el
intento por bajar los decibeles al enfrentamiento fue descartado por el propio jefe de
Estado brasileño. El desplante dejó en evidencia la potente presión del socio más
poderoso del Mercosur para que Argentina dé marcha atrás con las medidas comerciales
proteccionistas. También demostró el tambaleante equilibrio en que se
encuentra el proceso de integración regional.
Mientras Carlos Menem viajaba ayer a Estados Unidos para participar de un congreso sobre
la cuestión energética, acompañado por el secretario de Relaciones Económicas de la
Cancillería, Jorge Campbell, y Roque Fernández volaba también hacia ese país, para
ofrecer una conferencia ante banqueros e inversores, Cardoso y sus ministros del área
económica y de relaciones exteriores se reunían en Brasilia para tratar la candente
situación del Mercosur. Las medidas proteccionistas impuestas por Argentina
tendrán efectos nefastos y devastadores, disparó el secretario de Asuntos de
Integración de la cancillería brasileña, José Alfredo Graça Lima, al término del
encuentro presidido por Cardoso, del que también participaron los ministros de
Desarrollo, Industria y Comercio, Clovis Carvalho; de Hacienda, Pedro Malan, y de
Relaciones Exteriores, Luiz Felipe Lampreia.
Argentina entenderá que hay reglas que no pueden ser violadas y que ciertas
salvaguardias no caben dentro del marco del Mercosur, dijo el propio Cardoso, en
tono amenazante. Pero más lacerante resultó su apoyo al canciller Lampreia, quien
anteayer había dicho que el ambiente no era favorable para una visita de
Menem. Cardoso, habitualmente cordial con su par argentino, propuso que Menem visite
Brasil en un momento más propicio. La única respuesta del gobierno argentino
fue la que dio el embajador en Brasilia, Jorge Herrera Vegas, quien afirmó que no se
canceló ninguna visita de Menem a Brasil porque, sencillamente, en ningún momento
fue fijada.
El conflicto se disparó por la decisión argentina de imponer trabas paraarancelarias a
las exportaciones brasileñas de papel y celulosa, calzados, textiles y carne de aves.
Además, emitió una resolución que establece que el Gobierno podrá fijar salvaguardias
a las importaciones de cualquier otro rubro, en base a un acuerdo de 1987 de la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Roque Fernández, desde Nueva York,
comentó que ayer mantuvo diversos contactos telefónicos con su par brasileño, Pedro
Malan, y que acordaron buscar una solución en el encuentro de ministros de Economía y
cancilleres que se llevará a cabo el próximo miércoles en Montevideo. A pesar de la
presión brasileña, Roque ratificó la vigencia y legalidad de las
salvaguardias. En cambio, fue más ambiguo al referirse a la resolución anclada en el
acuerdo del ALADI, al señalar que todavía no tiene aplicación.
El ministro abrió así una puerta a la negociación. El Gobierno podría retroceder con
esa resolución, que es la más antipática para Brasil, y confirmar el resto de las
salvaguardias. El presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, a cargo de la presidencia
temporaria del Mercosur, insistió ayer en que se debe buscar una salida
política al conflicto. En ese sentido, reveló que antenoche hubo una conferencia
telefónica entre los cuatro jefes del Estado del bloque regional, en la cual se
ratificó el sentido estratégico del Mercosur para todos los países
miembros. Sanguinetti también confirmó el encuentro de ministros de la próxima
semana, adicional a la reunión técnica de secretarios de Estado del Grupo Mercado
Común. Sin embargo, el puente conciliador que tendió el mandatario uruguayo fue ignorado
por la administración brasileña. La misión de los gobiernos es abrir mercados, no
cerrarlos, insistió ayer Graça Lima. El único funcionario del país vecino que
atendió las razones argentinas para trabar el comercio fue el ministro de Integración
Nacional y ex presidente de la poderosa Confederación Nacional de Industrias, Fernando
Bezerra, quien admitió que Argentina sólo se está defendiendo de los
efectos de la devaluación del real. Pero esa declaración quedó más tarde desdibujada
con las expresiones de Cardoso. Una de las interpretaciones del conflicto es que el
gobierno brasileño está enviando una señal al reemplazante de Menem, marcando que no
aceptará restricciones al comercio. El referente económico de la Alianza, José Luis
Machinea, pareció acusar recibo, respondiendo que Brasil muchas veces incumplió
con los acuerdos del Mercosur.
SI FEDERACION AGRARIA LAS DECIDE, CRA LAS
ANALIZARA
El agro ya piensa en nuevas medidas
Los
productores nucleados en la Federación Agraria Argentina (FAA) aguardarán hasta el 10 de
agosto para decidir si adoptan nuevas medidas de fuerza. Lo anticipó ayer el presidente
de la entidad, René Bonetto, quien fundamentó esa posibilidad en que el paquete
financiero anunciado por el Gobierno es insuficiente y, especialmente, porque
se desconfía de la pronta instrumentación de los anuncios oficiales.
Por su parte, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Juan Bautista
Corea, cuya posición ante el gobierno no es actualmente de ruptura, aseguró que si la
FAA decide una acción de fuerza, ya sea un paro o una movilización, CRA va a
convocar a su consejo directivo para decidir su plegamiento a la medida.
Ambos dirigentes formularon esos conceptos tras compartir un almuerzo con el jefe de
Gabinete, Jorge Rodríguez, colaboradores del funcionario en el restaurante Central de la
Rural, y el titular de la entidad anfitriona, Enrique Crotto.
El jefe de ministros, por su parte, afirmó que ante la caída en la recaudación
impositiva es prácticamente imposible adoptar medidas de apoyo, sea cual
fuere el sector que lo necesite, debido a que significaría incorporar nuevas
partidas presupuestarias. El funcionario subrayó, además, que los recientes
anuncios efectuados para el campo contribuyen a equilibrar el problema que provoca
el impuesto sobre los intereses de préstamos.
Respecto de la virtual amenaza de Bonetto de analizar las posibilidades de concretar
nuevas medidas de fuerza, el jefe de Gabinete dijo que el Gobierno ha buscado
resolver todos los problemas que se le plantearon desde el campo, por lo cual se
mostró sorprendido por las palabras del dirigente agrarista. Este, en cambio,
señaló a este diario que el clima de protesta está en el ambiente de los
chacareros del interior, entre los que hay gente que está proponiendo paros y
movilizaciones. Para este dirigente, además de las dudas sobre la implementación
de la medida, sigue siendo incierto que todos los productores puedan acceder a la
refinanciación. Además, cree que las líneas de crédito con subsidio, que considera
todavía bajo, debería extenderse a otros tipos de producción como la ganadería y
la lechería.
|