China
prendió más luces rojas. El conflicto en los estrechos de Taiwan se recalentó ayer
después de los nuevos ejercicios militares que realizó el Ejército Popular de
Liberación chino (EPL) en la costa sur del país. En una muestra de su capacidad militar
y su determinación política para defender la integridad territorial, China
redobló la presión sobre la isla nacionalista y advirtió que no dudará en usar la
fuerza para mantener la soberanía de la patria, mandando la señal de que
está dispuesta a intervenir en Taiwan contra las que considera ambiciones
independentistas del presidente Lee Teng-hui. Lee que encendió la mecha al anunciar
que las relaciones con la isla deberán ser de Estado a Estado
respondió desafiante que Pekín no quiere aceptar la realidad de que China está
dividida.
Lee Teng-hui no es el causante del alboroto, se defendió el mismo Lee al
negar su responsabilidad en la disputa con China. El presidente de Taiwan rechazó así
ser el causante de las amenazantes maniobras militares de Pekín, y las atribuyó en
cambio a la necedad china. Pekín no quiere aceptar que China está dividida y no
quiere renunciar a una aplicación de la fuerza contra Taiwan, disparó. Las
palabras de Teng-hui enfurecieron la semana pasada a Pekín, que rechaza de plano la
existencia de Taiwan como un país independiente de China y se prepara para cualquier
resolución de la disputa antes que aceptar una relación de Estado a Estado
con Taipei.
Después de la reacción china al anunciar que tiene capacidad para fabricar la bomba de
neutrones, ningún movimiento militar de Pekín es inocente. Desde los ejercicios del EPL
hasta los festejos por la conmemoración de la fundación del ejército el próximo 1º de
agosto, todo apunta a enviar un mensaje claro a la isla: China es una, y ninguna decisión
para defender esa unidad será excesiva. Los medios chinos ya adelantaron que el Día del
Ejército será la ocasión perfecta para hacer un despliegue que sirva de advertencia al
desafío separatista de Taiwan.
La demostración de fuerza que hizo ayer el EPL, apoyado por la marina, fue un adelanto de
lo que China está dispuesta a hacer. Según el diario Yangcheng Wanbao, la flota Beihai
del norte también realizó maniobras con barcos de guerra y submarinos con las que puso a
prueba su capacidad para sostener una guerra regional de alta tecnología. El jefe del
Estado mayor chino, Fu Quanyou, aseguró que el EPL tiene la determinación y la
fuerza para defender la soberanía y la integridad territorial y amenazó con
usarlas si Taiwan sigue adelante con sus actividades separatistas.
China se lanzó así a una carrera en la que no descarta una intervención militar para
evitar lo que considera una amenaza a la idea de una sola China. Pekín
reiteró ayer en la reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean)
que rechaza toda participación extranjera en el conflicto con Taiwan, en referencia a las
declaraciones de la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright, que instó a
Pekín a evitar una escalada militar en la región.
Paralelamente a los movimientos militares, China intensificó la campaña en los medios
oficiales en contra de la estrategia independentista taiwanesa. A través de la agencia
oficial Xinhua, Pekín advirtió que no hay lugar en el mundo para las declaraciones
de Lee Teng-hui, arrogándose la soberanía de la isla y unas relaciones de Estado a
Estado con China.
La revista oficial Enfoque publicó el lunes que los ejercicios de las fuerzas armadas
chinas son una respuesta a la creciente tensión provocada por Taiwan, y que el EPL ya
está preparado para un escenario de guerra e intervención inmediata en la isla.
Taiwan no es una provincia separatista de la China comunista sino un Estado soberano
independiente, respondió ayer el presidente isleño desestimando los reclamos
chinos. Pero la Asamblea Nacional Popular de China le respondió con una amenaza.
Todo el mundo sabe que hay una sola China de la que Taiwan forma parte, y que no
dudaremos en utilizar la fuerza para mantener la soberanía e integridad de la
patria.
RETIRAN PREMATURAMENTE AL COMANDANTE DE LA
OTAN
Wesley Clark, última baja de Kosovo
Después
del fin de su ofensiva en Yugoslavia, la OTAN empezó a ajustar cuentas en su interior. La
primera baja fue el jefe del comando supremo en Europa. El reemplazo del general
estadounidense Wesley Clark provocó sorpresa, ya que ponía en evidencia las
desinteligencias entre el militar y Washington durante la guerra de Kosovo. El anuncio del
secretario de Defensa, William Cohen, de que Estados Unidos piensa reemplazar al general
Clark por el número dos del Estado Mayor Conjunto, el general de la aviación Joseph
Ralston, generó interrogantes en el cuartel general de la OTAN en Bruselas, donde Clark
fue informado de su relevo apenas una hora antes de que la prensa lo llamara para pedirle
su reacción.
El diario The Washington Post afirmó en su edición de ayer que la partida anticipada era
motivada por sus desacuerdos con Washington durante el conflicto de Kosovo. Según el
Pentágono, el cambio tendrá lugar en abril próximo, en el marco de una rotación normal
de una media docena de altos oficiales, y no refleja ninguna eventual tensión entre Clark
y Cohen. La Casa Blanca se apresuró a calificar de ridícula la idea de que
el reemplazo de Clark haya sido motivado por razones políticas. El presidente Bill
Clinton tiene la mayor estima por el general Clark. Hizo un trabajo fuera de serie durante
la crisis de Kosovo, afirmó el miércoles Joe Lockhart, portavoz de la Casa Blanca.
No echamos a nadie. Se trata de una rotación, agregó. La decisión de
reemplazar al general Clark, de 54 años, unos meses antes del fin de su mandato de tres
años, es no obstante inhabitual, según los especialistas. Para el Pentágono, la razón
se debe al deseo de Cohen de que el general Ralston continúe en servicio. El mandato de
este último culmina en febrero próximo, y debe ser destinado nuevamente 60 días antes
de esa fecha. O abandonar el ejército. Va a haber mucha gente en el seno de la
Alianza que se pregunte qué pasó y por qué, afirmó por su parte el almirante
retirado Leighton Smith, ex comandante estadounidense en Bosnia, interrogado por el diario
norteamericano. Aunque Cohen eligió al general Clark para dirigir la OTAN en 1997,
había tensiones entre el general y el dirigente del Pentágono sobre la manera en
cómo reaccionar a las acciones agresivas del presidente Slobodan Milosevic hacia Kosovo,
varios meses antes de la decisión de la OTAN de entrar en guerra, resumió el
diario.
Wesley Clark, considerado como un general muy político, habría además molestado al
Pentágono durante las 11 semanas del conflicto, defendiendo una campaña militar más
enérgica, reclamando siempre más aviones, una mayor libertad de maniobra para atacar
objetivos civiles y militares y preparativos para una posible intervención terrestre.
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