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Un Parlamento Juvenil que sesionó
como si fueran diputados de verdad

Pibes de la secundaria se tomaron a pecho el ensayo y presentaron proyectos originales en educación, salud y para el área social.

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Los adolescentes de secundaria en la sesión plenaria.
El Parlamento adulto deberá tratar los proyectos presentados.

Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) Barbas incipientes, jeans gastados, borcegos, caras lavadas y alguna que otra corbata tomaron ayer el recinto de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. No fueron los legisladores en un rapto de informalidad, sino todo lo contrario: noventa y dos estudiantes secundarios de colegios públicos y privados empezaron a sesionar en el Parlamento Juvenil. Gran parte de ellos tiene tantos años como la democracia y, por suerte, sólo conocen los defectos de este sistema.
–Sabés qué pasa... la democracia es adolescente. Los yanquis, loco, eligen presidente cada cuatro años desde que se independizaron hace más de doscientos años –le explicaba, didáctico, Martín después de aclarar que nació en el ‘82 a un asesor que organizaba el debate en la Comisión de Educación. Hoy, el plenario de la Cámara votará los proyectos aprobados en las mesas de trabajo y los legisladores “de verdad” tienen la obligación de darles tratamiento prioritario.
Después de la inauguración formal y el almuerzo, los chicos empezaron a trabajar en ocho comisiones: Cultura, Adicciones, Salud, Medio Ambiente, Seguridad, Trabajo, Ecología y Educación. Durante horas se escucharon, plantearon y respetaron las reglas del debate. El entusiasmo fue tal que ni dejaron de discutir mientras se repartían las leches chocolatadas y las gaseosas de la merienda.
La vedette fue Educación. Gabriela Silvana Zabala como parlamentaria titular, representante de la Escuela Media 9 de Lanús, planteó modificaciones sustanciales a la Ley Provincial de Educación. Por 28 votos a 2, los estudiantes votaron volver a la estructura de primaria y secundaria y dejar de lado la Educación General Básica y el Polimodal. La inclusión de inglés e informática desde el preescolar (para los nenes de cinco años) y la incorporación del lenguaje Braille para no discriminar.
–El tema es lograr interés, que no sea como nosotros que vamos a zafar sino a aprender. La educación es la única forma de aumentar el nivel social –dijo Martín, alumno de la Escuela Media Número 4 “Carlos Vergara” de La Plata, el mismo que reflexionaba sobre los vicios de la democracia argentina con el asesor que orientaba el debate.
–Tenemos que sincerarnos y decidir que si agregamos materias hay que agregar horas, si no no aprendemos nada. El punto es que cuando terminés el secundario tengas un diploma de inglés e informática que certifique toda tu sabiduría. Hoy en día se exige tanto para conseguir trabajo que tenés que salir del colegio sabiendo realmente –acotó otro estudiante. El mismo que pidió que “no seamos hipócritas y si pedimos silencio, no hablemos con el de al lado”.
La creación de centros de estudiantes que garanticen una democracia real, el financiamiento de la educación con recursos públicos “que no provendrán en ningún caso de organismos internacionales de préstamo que condicionen la política educativa”. El mejoramiento de caminos de acceso a las escuelas rurales y el establecimiento de “una semana del estudiante” para que dos días se destinen a trabajos para la comunidad, otros dos para mejorar el establecimiento educativo, tres para actividades de extensión escolar y uno para festejar, fueron otros de los proyectos aprobados.
En la comisión dedicada a las adicciones Telma Verón, de la Escuela Media Número 1 del Partido Leandro Alem, propuso la creación de una materia obligatoria dedicada a la prevención de las adicciones. “En mi escuela hay un Centro Preventivo que no es obligatorio y nadie asiste. No se da la educación que el chico merece”, explicó Telma. Si bien el proyecto se aprobó, hubo un arduo debate en torno de la conveniencia de la obligatoriedad.
–¿Si no se puede obligar a la participación de los padres por qué se va a obligar a los chicos? –preguntó una chica que defendía los centros preventivos.
–Porque si no es así nadie va. Es como aprender matemática –intercedió otra.
La desocupación y los problemas sociales derivados sobrevoló en todos los debates. En la Comisión de Trabajo, los chicos votaron la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas para permitir que más gente pueda emplearse, la creación de un “boleto de transporte obrero que pague el empleador” y de una “Bolsa Laboral para estudiantes universitarios del interior, con el fin de que el Estado establezca el vínculo con las empresas”.
En la Comisión de Seguridad, los adolescentes concluyeron que la prohibición de que la noche termine a las tres de la madrugada no soluciona nada, pidieron, por lo tanto, la derogación del “decreto de nocturnidad” y exigieron que los custodios de los boliches “lleven uniforme”. Además, aprobaron la creación de un defensor del pueblo por municipio que cuente con un consejo asesor de jóvenes para “tratar de incorporar a los chicos excluidos del trabajo y del colegio”.
Hoy será el gran debate en el recinto. Más de un diputado se asombró de la seriedad de los chicos y, en voz baja, ensayó un “mea culpa” por las discusiones de los “grandes”.

 

Asesor y consultivo

El Parlamento Juvenil es un organismo de carácter asesor y consultivo de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires que busca establecer una relación más directa entre los diputados provinciales y los jóvenes. La convocatoria es para todas las escuelas de nivel medio, públicas y privadas. Del total de poco más de 2100 establecimientos, se anotaron 437 y se eligieron las 92 participantes a través de un sorteo ante escribano público, respetando la proporción de diputados que la ley electoral establece para cada una de las ocho secciones electorales bonaerenses. La iniciativa de los diputados frepasistas Alejandro Mosquera y Susana Amaro fue apoyada por la radical Mercedes Puricelli y la justicialista Olga Abraham, y aprobada por unanimidad. El objetivo es escuchar las opiniones de los jóvenes sobre temas que los afectan directamente, discutir sus proyectos y propuestas, e incorporarlos a la búsqueda de soluciones, a través de un espacio abierto para la participación democrática.

 

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