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Ehud fue a ver a Hosni para que convenza a Yasser

Egipto se perfila desde ayer como mediador para que los palestinos acepten la demora del acuerdo de Wye, planteada por Israel.

Barak y Mubarak hicieron buenas migas en Alejandría.
“Creo que Barak pretende aplicar el acuerdo”, dijo el egipcio.

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t.gif (862 bytes)  Israel apostó a la mediación egipcia para conseguir apoyo a su gestión de paz en Medio Oriente. El primer ministro israelí, Ehud Barak, se reunió ayer con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, con la esperanza de que influya sobre el líder palestino Yasser Arafat para que acepte la propuesta de postergar la aplicación del acuerdo de Wye. “Creo que Barak pretende implementar el acuerdo y no ha dicho que esté decidido a cambiarlo”, aseguró Mubarak para despejar los temores palestinos, pero agregó que un retraso de dos o tres semanas para discutir algunas modificaciones “no significaría ningún problema”.
Las negociaciones con los palestinos centraron la charla de ayer en Alejandría. Según el canciller israelí, David Levy, Barak consiguió un aliado en sus intentos por lograr una demora en la ejecución del acuerdo de Wye, firmado el año pasado en Estados Unidos. El presidente egipcio aseguró que la disposición de Barak a impulsar el proceso de paz es clara, y desestimó las preocupaciones palestinas al asegurar que “Israel tiene intenciones de cumplir con lo firmado”. Mubarak –que volverá a reunirse con Arafat este sábado– reafirmó así su lugar central en las múltiples negociaciones de paz de Israel con los palestinos, Siria y el Líbano. Ya había demostrado su capacidad de convencer al líder palestino en 1995 cuando, después de postergar varias veces la firma de un documento por la desconfianza de Arafat, lo insultó en público para que se decidiera a firmarlo.
El encuentro fue una de las últimas jugadas de Barak antes de que Arafat le respondiera, en menos de 15 días, si acepta o no su propuesta de dejar en suspenso la última etapa del repliegue israelí de Cisjordania. Barak advirtió ayer que la puesta en marcha del acuerdo de Wye sin hacerle ninguna modificación sería como activar una “bomba de relojería”, que podría hacer estallar el proceso de paz en la región. El documento, firmado y luego rechazado por el gobierno de Benjamin Netanyahu, establece una retirada israelí del 13 por ciento de los territorios ocupados en Cisjordania y la Franja de Gaza en tres etapas. Pero para Barak el repliegue total abriría un frente de inseguridad e inestabilidad, al dejar aislados los 15 asentamientos judíos de Judea y Samaria en una región bajo control palestino. Además, teme que la retirada completa genere una crisis dentro de la coalición que él lidera y debilite su gestión al poco tiempo de haber asumido el gobierno.
“Para permitir que haya un Israel más seguro, sugerimos iniciar conversaciones en todas las direcciones, sin ninguna preferencia ni prioridad”, dijo ayer Barak, deslizando la posibilidad de que los palestinos queden relegados a un segundo plano en el proceso de paz si rechazan las modificaciones al acuerdo de Wye. Al hacer pie en uno de los temores de la Autoridad Palestina, Barak presionó a Arafat para que considere seriamente la posibilidad de aceptar los cambios propuestos. El martes, Arafat decidió tomarse dos semanas para analizarlos. Y aunque en principio rechazó otra postergación para el cumplimiento del acuerdo, la comisión conjunta palestino-israelí –que ayer se reunió para analizar la propuesta de Barak– podría llegar a un arreglo intermedio para conciliar las dos posiciones.
La reunión de ayer también fue un mensaje para Washington, cuyo rol mediador en el conflicto fue reafirmado por Barak. “A largo plazo, Estados Unidos será la sombrilla política y de seguridad del proceso de paz”, afirmó. Después de su primer encuentro oficial con Bill Clinton la semana pasada, Barak dio un paso adelante para reestablecer buenas relaciones con Estados Unidos, deterioradas bajo la administración de Netanyahu. Sin embargo, Barak teme que la participación norteamericana en el proceso de paz beneficie los reclamos palestinos. Por eso, adelantó que “los norteamericanos pueden ofrecer sus buenos servicios, pero no pueden sustituir al presidente Arafat o a mí en nuestras responsabilidades ante los pueblos israelí y palestino”.

 


 

CUMBRE EN SARAJEVO CON MAS POMPA QUE CONTENIDO
A ver, ahora todos digan “whisky”

The Guardian de Gran Bretaña
Por Ian Black Desde Sarajevo

t.gif (862 bytes) Sarajevo volvió a quedar sitiada anoche, mientras la ciudad reforzaba su seguridad previamente a la conferencia cumbre internacional de hoy convocada para construir la estabilidad, prosperidad y democracia en los Balcanes después de la crisis de Kosovo. Con los arreglos de seguridad en manos de la SFOR, la fuerza de mantenimiento de la paz liderada por la OTAN, líderes regionales desde Albania hasta Rumania se reunieron en el estadio Zetra –construido para las Olimpíadas de Invierno de 1984 y ahora rodeado de cementerios donde descansan algunas de las 300.000 víctimas de la guerra de tres años y medio en Bosnia–.
El presidente Bill Clinton, el premier británico Tony Blair, el presidente francés Jacques Chirac, el canciller alemán Gerhard Schroeder y otros líderes de la OTAN y la Unión Europea se unirán a ellos esta mañana, ansiosos de demostrar que están tan interesados en ganar la paz como lo estuvieron en ganar la guerra contra Slobodan Milosevic. El aeropuerto de Sarajevo estaba cerrado para el tráfico normal de pasajeros, mientras miles de tropas de la SFOR en vehículos artillados custodiaban posiciones clave y sus helicópteros patrullaban desde el aire. Los residentes que viven en la ruta principal a la capital, denominada en un tiempo “el callejón de los francotiradres, recibieron la orden de no usar sus balcones ni abrir sus ventanas al paso de las caravanas de vehículos VIOP.
Pero problemas políticos amenazaban arruinar el clima ceremonial: diplomáticos occidentales dijeron que Rusia está implacablemente opuesta a establecer alguna conexión explícita entre la ayuda y la democratización de Serbia. Milosevic fue excluido de la conferencia de dos días. “Uno de los elementos más importantes va a ser la silla vacía, hablando en sentido figurado –dijo Sandy Berger, asesor de seguridad nacional de Clinton–. Serbia será el único país de la región que no estará allí..., que no va a ser parte de una empresa que significa reconstrucción y renacimiento y crecimiento y vidas mejores para todos los pueblos de la región.”
Otros se preocupan de que habrá poco de concreto. Gran Bretaña y Francia apenas disimulan su falta de entusiasmo por una cumbre que creen tontamente prematura. Alemania tuvo la idea de un pacto de estabilidad en Sarajevo mientras la guerra de Kosovo aún estaba en marcha y se la vendió a Clinton, que se espera que aproveche muy bien el simbolismo de la ocasión. Quedó en manos de la presidencia finlandesa de la UE hacer el trabajo. “Es un desastre esperando su momento –predijo un sombrío diplomático de la UE–. Ha sido mal organizada y en un tiempo tan breve, en un lugar mal equipado para un acontecimiento de esta magnitud, y es altamente probable que el valor simbólico no se corresponda con el contenido.”

 

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