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LA UIA CONDENO A MENEM POR LAS CONCESIONES A BRASIL
Pasó la tensión pero no la crisis

La central empresaria sostuvo que la actitud del gobierno argentino demuestra que en el Mercosur impera “la ley del más fuerte”.

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Por David Cufré
t.gif (862 bytes)  El Gobierno jura no haber cedido ante Brasil. La Unión Industrial Argentina lamenta que el Mercosur se rija bajo “la ley del más fuerte”. El presidente del país vecino, Fernando Henrique Cardoso, destaca “la elevada sensibilidad histórica de Carlos Menem”. Fernando de la Rúa saluda la “reanudación del diálogo”, al igual que el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti. Y todos coinciden en que a la obra de la crisis del Mercosur le quedan aún varios actos. Así transcurrió el día después del encuentro entre Menem y Cardoso en Brasilia, cuyo resultado más evidente fue que logró desinflar la tensión en el bloque regional.
Antes de que Menem desembarcara en la capital brasileña, el Gobierno defendía la legalidad y la oportunidad política de las dos medidas comerciales que había tomado la semana anterior. Cuando el Presidente concluyó la entrevista con Cardoso, una de esas normas fue resignada. Se trató de la salvaguardia para contener la importación de productos textiles brasileños. La segunda medida, aquella que habilitó la posibilidad de fijar en cualquier momento nuevas salvaguardias para otros rubros, será marco de las negociaciones del próximo jueves y viernes en Montevideo, a cargo de las comisiones técnicas y ministros de los cuatro países. En términos estrictos, la Argentina cedió en uno de los aspectos y aceptó poner bajo revisión el otro.
“Acá no se resigna ninguna posición”, sostuvo el convencido ministro del Interior, Carlos Corach. “Hubiera sido mucho más peligroso poner en duda el acuerdo del Mercosur.” “Lamentablemente, en los últimos tiempos algunos análisis ven todo como si fuera una concesión”, opinó, por su parte, el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan. No es casual que las dos espadas más fieles de Menem en cualquier circunstancia hayan sido las que aparecieron tras las negociaciones de anteayer con Brasil. Guido Di Tella y Roque Fernández, a cargo de las áreas de Gobierno directamente involucradas en la cuestión, optaron, en cambio, por guardar un sugestivo silencio.
“Es incomprensible, salvo que debamos aceptar que la única regla válida para el Mercosur es la ley del más fuerte”, enfatizó el secretario de la UIA, José Ignacio De Mendiguren. “Esta decisión (eliminar la salvaguardia para textiles y revisar la medida que habilitaba fijar protección a otros sectores) implica poner en riesgo el futuro de la industria nacional y aumentar aún más el desempleo”, destacó, en tanto, un comunicado de la central fabril, que lleva la firma del Comité Ejecutivo. El párrafo que refleja con mayor crudeza la indignación de la UIA dice: “Nuestro país confirma así su rol de socio menor, dispuesto a aceptar imposiciones, arbitrariedades y amenazas del Brasil”.
En cambio, desde el país vecino se apuraron en elogiar la actitud de Menem. “El presidente Cardoso considera que la reunión (de anteayer) fue altamente positiva. El presidente Menem demostró, una vez más, su elevada sensibilidad histórica, y la percepción de la importancia del Mercosur, tanto para la Argentina como para Brasil”, señaló el vocero presidencial, Georges Lamaziere. El funcionario destacó en nombre de su jefe “el gesto de (Menem de) venir a Brasil y revocar la aplicación de salvaguardias para los países del Mercosur”.
El habitual juego de pinzas del gobierno brasileño, con alguien a cargo de los elogios y otro de los reclamos, se repitió ayer. El ministro de Hacienda, Pedro Malan, jugó el segundo rol. Dijo que “la tensión de los últimos días fue resuelta entre comillas tras el encuentro presidencial.
Se superó el aspecto que más nos incomodaba y le hicimos ver a nuestros amigos argentinos que las salvaguardias dentro del Mercosur eran inaceptables”. Sin embargo, añadió que “no hay que creer por eso que los problemas comerciales están resueltos”.
De ese modo, anticipó la posición de su gobierno en las negociaciones de la próxima semana. “Se consiguió que Cardoso se comprometiera a discutir una norma para compensar las distorsiones en los flujos de comercio. Estonunca lo quisieron hacer, pero, como estaba el tema de las salvaguardias de por medio, aceptaron”, sostuvo una fuente de la Cancillería argentina. Si ése fuera el resultado de la negociación, el Gobierno podría mostrar que cedió con las salvaguardias, pero no se quedó con las manos vacías, puesto que habría controles al comercio de común acuerdo. Sin embargo, las expresiones de Malan revelan que no será sencillo que Brasil convalide esa pretensión.

 

El turno del acero

La Comisión Nacional de Comercio Exterior decidirá en un máximo de 45 días si corresponde o no la aplicación de derechos antidumping definitivos a la importación de acero laminado en caliente proveniente de Brasil, según informó el titular de ese organismo. “Todo el proceso no puede durar más de un año, por lo que después de la última audiencia pública (realizada el martes pasado), quedan 45 días para resolver sobre la aplicación de una medida definitiva”, señaló Jesús Sabra.
El reclamo por esta medida de protección fue formulado por Siderar, empresa integrante del grupo Techint, en mayo del ‘98 y la apertura de la investigación se realizó cuatro meses más tarde. “Nos preocupa el largo proceso de gestión” para aplicar un antidumping definitivo, dijo Javier Tizado, presidente de Siderar, quien agregó que “ya se acumularon 10.000 fojas, mientras nuestra situación productiva se agrava”. También recordó que la medida provisoria adoptada el 18 de abril tiene sólo cuatro meses de vigencia, por lo que está próxima a caducar, “lo que puede abrir una ventana (a la importación a precios de dumping) si no se dictan medidas definitivas”.
En la misma audiencia, Guillermo Cabanellas, en representación de Usiminas de Brasil, había afirmado que Siderar ya obtuvo un valor mínimo de importación (con la medida provisoria) de más de 100 dólares por encima del precio internacional, y advirtió que con su actual demanda “pone en peligro al Mercosur”. Pablo Harfouche, en nombre de la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN) de Brasil, agregó que el pedido de Siderar sólo buscaba “defender sus precios monopólicos”.

 

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