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Por Nora Veiras  “Loco”,
“chabón”, “es una maza”, “bajá un cambio”. Los chicos
esperaban la entrada al recinto de la Cámara de Diputados bonaerense y parecían hablar
en otro idioma. Bastó que se sentaran en sus bancas y el peso de la institución diluyó
la jerga adolescente. “Se va a proceder a poner en tratamiento para su aprobación
...”, arrancó Martín Musaubach, el verborrágico alumno de la Escuela Media 14 de
La Plata, convertido en presidente del Parlamento Juvenil hasta que “una razón de
fuerza mayor” –el viaje de egresados– lo obligó a abandonar el podio. La
solemnidad envolvió los discursos pero no el contenido de los treinta y dos proyectos que
analizaron sin que la política partidaria se filtrara. Aprobaron la creación de una
materia sobre prevención de adicciones, la integración de los discapacitados a la
sociedad, la formación de Consejos Jóvenes de Seguridad Pública, la derogación del
decreto de “nocturnidad”, entre otros, y postergaron el debate sobre la reforma
educativa provincial.–¿Te interesa la política? –le preguntó Página/12 a Mariángeles Andrenacci, 17 años, alumna de una escuela del Partido de Rojas. –Para saber sí, para estar no, porque se dicen muchas cosas y no se cumplen. No me gustaría decir cosas y después no cumplirlas. –¿Pero no pensás que eso puede cambiar? –Después de ver qué hacen los legisladores con nuestros proyectos de ley, te digo. En abril se realizará la segunda sesión plenaria del Parlamento Juvenil. Durante el debut, los estudiantes optaron por los proyectos menos polémicos y pasaron a comisión el de “creación de la institución del matrimonio para la comunidad homosexual”, los pedidos de informes sobre las dietas de los legisladores y “los montos estimativos recaudados por la quiniela clandestina”. La creación de Centros Preventivos Escolares para los problemas de adicciones, proyecto presentado por la Escuela Media Nº 3 de Tandil, generó un prolongado debate hasta que se pusieron de acuerdo en que si bien “el tema empieza en la familia, no podemos meternos con lo que pasa en la casa y por eso actuamos desde la escuela”. La formación de una comisión permanente para la organización de los Torneos Deportivos Bonaerenses, propuesta realizada por el Instituto Magnasco de General Belgrano, permitió atisbar una puja partidaria. “Como viene un nuevo gobierno, para que los torneos no desaparezcan se nos ocurrió este proyecto”, dijo uno de los autores. Otro legislador cuestionó que se pauten 20 millones de pesos para financiarlos y el mismo chico aclaró que “actualmente se invierten 26 millones, por eso propongo disminuir 6 de souvenires, publicidad y esas cosas”. –Estoy de acuerdo con esa rebaja porque ya sabemos de qué se trata y no se necesita hacer publicidad para agradecerle al señor que se le ocurrió la idea. Veinte millones están más que bien. Tenemos que tener en cuenta que muchos de nuestros padres ganan menos de 300 pesos –acotó otro. –Me parece que para los ganadores, en lugar de mandar a cien chicos a Europa se podría llevar a mil a conocer su país –dijo Juan Pablo Ríos del Colegio San Jorge de La Plata, con lo que estalló la primera ovación. Tras la votación de la continuidad de los torneos –de hecho la única iniciativa del gobernador Eduardo Duhalde que los adolescentes defendieron– se enmarañaron en una discusión sobre la apertura de bibliotecas populares. La discusión se desenredó cuando tomó el micrófono María Zulema Copperi, alumna de la Escuela Media Nº 1 de la localidad de Chasicó, Partido de Tornquist. –Chicos: “Tenemos que aprender a priorizar. Están cuestionando la creación de una biblioteca y acaban de aprobar ‘de una’ la continuidad de los Torneos Deportivos. La educación, chicos, es lo más importante, es nuestra única forma de progreso, sin educación no hay cultura”. Otra vez y con mucha más fuerza, los legisladores juveniles batieron palmas. La defensa de la incorporación de los discapacitados a la sociedady el agradecimiento de Emiliano Esmoris, un legislador ciego, conmovió hasta las lágrimas a la diputada “grande” del Frepaso, Fátima Nader. Los chicos también aprobaron la reapertura de las residencias estudiantiles municipales, la creación de una bolsa de trabajo universitaria, la reducción en un 25 por ciento del impuesto inmobiliario para los pequeños productores rurales. El único proyecto rechazado fue el de “subsidio a clubes para el fomento de la práctica deportiva”. “Si quiebran por mal manejo de fondos, que quiebren. Acá estamos para hacer las cosas bien”, sentenció un chico y sepultó la idea. Ya llevaban casi un día de debate y el cansancio los convenció de postergar hasta abril el tratamiento de modificación de la ley de educación provincial.
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“A los jóvenes
no se les da mucha importancia. Ya con lo que pasa con la educación te das cuenta. El
Polimodal no sirve para nada, salís sabiendo nada. No puede ser que cuando toman ingreso,
de cien aprueben dos. Necesitamos buena educación, más becas, más trabajo. Si no, hay
mucha gente que se desespera y genera hechos de violencia” (Nicolás Munafó, Escuela
Media 3, Junín, vicepresidente primero del Parlamento Juvenil).