El País
de Madrid
Por Javier Arroyo
Desde Madrid
Dejar de
fumar se ha puesto cada vez más difícil. Para impedirlo, las grandes compañías
tabacaleras cuentan con casi 600 sustancias que, mezcladas con el tabaco, hacen que el
fumador necesite consumir cada vez más cigarrillos. Entre ellas, amoníaco, urea,
chocolate, vinagre, zumo de fruta, harina o nuez moscada. El lucrativo objetivo de las
tabacaleras se consigue de dos maneras: creando mayor adicción o haciendo que el
cigarrillo se consuma muy rápidamente. El informe que recoge estos datos fue publicado
por tres entidades antitabaco de Estados Unidos y Gran Bretaña, que citan como fundamento
documentos internos de las empresas en las que se admiten los agregados. El informe se
suma a un reciente fallo de la Justicia estadounidense que declaró culpables a las
empresas tabacaleras de provocar unas veinte enfermedades a los consumidores y de haber
actuado fraudulentamente al añadir sustancias adictivas en los cigarrillos.
El informe fue elaborado por la Fundación Imperial Británica para la Investigación del
Cáncer (ICRF), el grupo norteamericano antitabaco ASH (Acción contra el Tabaco) y el
estado de Massachusetts (Estados Unidos).
En el texto se incluyen más de 60 documentos internos de las compañías productoras de
tabaco que reconocen el uso de estas sustancias aditivas dirigidas a aumentar el consumo.
Los documentos, que han salido a la luz a partir de los recientes casos judiciales sobre
el tabaco en Estados Unidos, explican qué aditivos se usan y cuál es el objetivo de cada
sustancia.
En general, se pretende aumentar el sabor del tabaco, enmascarar el olor y aumentar el
efecto de la nicotina. Según esos informes, el amoníaco, por ejemplo, aumenta casi en un
30 por ciento la absorción de la nicotina. Clive Bates, director de ASH, explicó:
Esto es un escándalo; hacen los cigarrillos cada vez más adictivos, mientras
niegan que la nicotina produzca adicción.
El cacao y el chocolate también aparecen en la lista de productos inesperados
para el fumador. El cacao produce la dilatación de las vías respiratorias y consigue que
llegue la mayor cantidad de humo a los pulmones. El chocolate crea adicción. Otras
sustancias que aparecen en la lista son: manteca, café, azúcares y concentrados de zumos
de diversas frutas (manzana, higo, mandarina, naranja y piña). También vino, whisky,
ron, aceites de semilla, vinagre y urea.
En Europa ya han comenzado las denuncias de particulares contra los fabricantes de tabaco.
En Alemania, Burxhard Oexmann, un abogado especialista en derecho médico, reclama una
indemnización de casi 52.150 dólares contra Philip Morris y Reynolds. Oexmann acusa a
estos fabricantes de silenciar el efecto adictivo del tabaco desde 1983. Por otra parte,
en Israel, cinco fumadores piden en Tel Aviv 4122 dólares a algunas compañías, entre
ellas también Philip Morris. Según la denuncia, las compañías experimentaron en
humanos el efecto adictivo de las sustancias y engañaron a los consumidores.
En Estados Unidos, los agregados ya se les están volviendo en contra a las tabacaleras.
Días atrás, la industria del tabaco de ese país sufrió un golpe potencialmente mortal
al ser hallada culpable en el mayor juicio de la historia en su contra, del que sale
beneficiado cerca de medio millón de fumadores enfermos de Florida, que piden
indemnizaciones que podrían llegar hasta 500.000 millones de dólares. Según el
veredicto, las tabacaleras son responsables de provocar una veintena de enfermedades a los
consumidores de tabaco, y de actuar fraudulentamente añadiendosustancias adictivas en los
cigarillos. Y todo ello a sabiendas de los efectos dañinos que causaban.
Un jurado coincidió en que los fabricantes deben pagar daños y perjuicios por la
manipulación malintencionada de sus productos. En la segunda fase de este proceso, cuya
fecha no está prevista, se determinará la indemnización que tendrán que pagar las
tabacaleras. A consecuencia de ello, las tabacaleras tendrán que enfrentarse a otras
demandas, y con ello, miles de millones de dólares en pérdidas por las indemnizaciones y
la previsible baja de sus acciones en Wall Street.
Las conclusiones finales también podrían cambiar las regulaciones de sanidad. Los
abogados de la defensa han mantenido a lo largo del juicio la inocencia de las empresas,
alegando que no manipularon los cigarrillos para hacerlos adictivos y que los fumadores
conocían perfectamente los peligros y decidieron libremente fumar.
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