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Grandes planes en Sarajevo, pero no dinero

El plan de reconstrucción de los Balcanes fue lanzado ayer con más pompa que sustancia en Sarajevo: se necesitan 23.000 millones, pero sólo se ofrecieron 80 millones de dólares.

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Página/12
en Francia

Por Eduardo Febbro
Desde París

t.gif (862 bytes)  Decenas de miles de dólares para llevar a la práctica uno de los proyectos políticos más arduos de finales de siglos que consiste en “europeizar los Balcanes”: tal es la meta de la cumbre que convocó ayer en Sarajevo, la capital de Bosnia Herzegovina, a unos 40 jefes de Estado y de gobierno. La reunión de Sarajevo marca el comienzo solemne de lo que dio en llamarse el “Plan Marshall” para el sudeste de Europa prometido por la comunidad internacional inmediatamente después del fin de la guerra en Kosovo. Plan Marshall o “pacto de estabilidad para los Balcanes”, ambos calificativos definen una misma ambición: crear las condiciones de una paz duradera a través de “la democratización y la prosperidad económica” de la región más pobre de Europa. Pobre antes y todavía más empobrecida por las guerras sucesivas que sacudieron la ex Yugoslavia entre 1991 y 1999. Además de Serbia y Kosovo, ya devastadas por once semanas de bombardeos, los países limítrofes de la región que ya figuraban entre los menos desarrollados pagaron el precio de las bombas a un nivel que el FMI calcula entre dos y cinco puntos del PBI.
Los dirigentes presentes en Sarajevo se comprometieron a promover la paz y la democracia en la zona con el objetivo de hacer en los Balcanes lo mismo que se realizó en Europa occidental tras la Segunda Guerra Mundial: “hacer que la guerra se vuelva algo impensable”. La elección de Sarajevo como sede de la cumbre viene a manifestar la voluntad de borrar un pasado doloroso en el que la capital de Bosnia Herzegovina, martirizada por las bombas serbias entre 1991 y 1995, ocupa el lugar del martirio impune. Según afirmó el presidente finlandés Martti Ahtisaari, el proyecto del pacto de estabilidad para los Balcanes fue “lanzado en Sarajevo a fin de que los horrores sufridos por esta ciudad durante los últimos años pertenezcan definitivamente al pasado”. Mucho más realista en sus enunciados, el premier británico Tony Blair resumió los propósitos de la cumbre diciendo que “después de haber ganado la guerra debemos ganar la paz”. Sin embargo, a pesar del peso de los símbolos y de la asistencia de la mayor parte de los dirigentes de los países ricos, la reunión abundó en buenas palabras y pocas cifras. La perspectiva principal del pacto sigue siendo “arrimar” los Balcanes bajo el ala de la opulenta Unión Europea, pero los medios puestos sobre la mesa distan de estar a la altura del diagnóstico político. Reactivar la economía de los Balcanes a su mismo nivel de antes de la guerra ya es difícil, elevarla a la misma altura que los otros 15 países de la Unión resulta imposible. Tanto más cuanto que todavía no existe ninguna evaluación sería sobre el monto de la factura. El Banco Europeo de inversiones estimó que serían necesarios unos 23.000 millones de dólares en un lapso de cinco años para el conjunto de la región, incluida Serbia. Según el comisario europeo Yves Thibault de Selguy, hasta ahora no “existe la más mínima estimación verosímil y realista. Esta sólo podrá hacerse recién a finales del otoño”.
Una de las pocas propuestas concretas presentadas en Sarajevo vino de la mano de Bill Clinton. El presidente norteamericano presentó una “iniciativa comercial” para el sudeste de Europa cuyo núcleo consiste en permitirles a las exportaciones provenientes de la región ahorrase el pago de los derechos de aduana en los rubros como el vidrio, los zapatos y los rulemanes. La iniciativa de Clinton está limitada a los productos que ingresen a EE.UU. y su costo para la administración norteamericana es mínimo, unos 80 millones de dólares de pérdidas de derechos de aduana por año. La declaración final de la cumbre sobre el Pacto de Estabilidad para los Balcanes reafirma “la determinación” de trabajar concertadamente paraaportarle a la región “la democracia, el respecto de los derechos humanos, el desarrollo económico y social y la seguridad”. Pero, por ahora, los dólares faltan. Lo único concreto es el compromiso al que se llegó el miércoles en Bruselas para desembolsar dos mil millones de dólares destinados a la reconstrucción de Kosovo. Habrá que esperar hasta finales del ‘99, cuando los países donantes se vuelvan a reunir para presentar sus ayudas específicas. Montenegro, parte, junto a Serbia, de la República Federal de Yugoslavia. quedó sin embargo disociado de Serbia en el comunicado final de la cumbre, y va a ser la primera república a cuyas vacías arcas irán los modestos aportes de la comunidad internacional.

 

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