The Guardian
de Gran Bretaña
Por John Gittings
Desde Hong Kong
Estados
Unidos ha acordado pagar dinero en compensación por los chinos muertos en Belgrado, en un
acuerdo que reencauza las relaciones con China. La mayor parte de los 4,5 millones de
dólares pactados irá a las familias de tres periodistas muertos cuando la embajada china
fue impactada por misiles norteamericanos el 8 de mayo. El resto se dividirá entre los 20
funcionarios que resultaron heridos. El negociador estadounidense David Andrews dijo en
Pekín que el dinero sería entregado lo antes posible en recompensa por el trágico
y erróneo bombardeo.
China aún reclama dinero en efectivo por la destrucción del edificio en Belgrado. Y
Washington también busca una compensación por los daños causados a su embajada en
Pekín tras el estallido de violentas manifestaciones. Pero al acordar resolver un
problema por vez, China ha indicado que, después de casi tres meses de denunciar al
imperialismo norteamericano, es hora de empezar a hacer las paces. EE.UU. ya ha facilitado
las cosas al expresar su desaprobación a la nueva política adoptada por el presidente de
Taiwan, Lee Teng-hui, quien dijo que la isla tenía una relación de Estado a
Estado con el continente, una posición que enfureció a Pekín. China ayer rechazó
un intento por el negociador en jefe de Taiwan, Koo Chen-fu, de calmar la ira de Pekín
aclarando la reciente declaración de Lee. Koo sostuvo que la política
existente de Taiwan sobre la unificación no había cambiado.
La compensación por el bombardeo a la embajada era una de tres demandas adelantadas por
Pekín. También reclamó un pedido de disculpas en pleno, que ya ha recibido, y el
castigo a los responsables. Sin embargo, no hay señales desde Washington de que nadie
vaya a ser llevado a los tribunales. El bombardeo, puesto en el contexto de una guerra
liderada por EE.UU. contra Serbia que China encontró profundamente inquietante, impulsó
una línea más dura por parte de muchos estrategas chinos particularmente en las
fuerzas armadas respecto de un mundo dominado por una sola superpotencia. Pero en
Pekín parecen haber prevalecido voces más pragmáticas, siguiendo la posición del
premier Zhu Rongji. La Cámara de Representantes norteamericana también ayudó el jueves
al aprobar la decisión del presidente Clinton de renovar los privilegios comerciales
chinos. China también siente que ha ganado la delantera al desacreditar el informe del
comité del Congreso que acusó a agentes de Pekín de haber robado secretos nucleares
norteamericanos.
Ayer, EE.UU. hizo claro que no tiene intención de acceder al pedido de extradición chino
librado contra Li Hongzhi, líder de la prohibida secta Falun Gong. Funcionarios
norteamericanos hicieron notar que no hay tratado de extradición entre los dos países, y
que Li no está acusado de ninguna acción considerada un delito bajo la ley
norteamericana. Washington también ha exhortado públicamente a China a no castigar a los
adherentes de Falun Gong por sus creencias. Pero es improbable que China se preocupe
demasiado por la negativa norteamericana. El affaire de la secta Falun Gong es
esencialmente una cuestión de política interna.
Las autoridades del continente prosiguen, en tanto, su propaganda contra la secta. El
oficial Diario del Pueblo acusó a Li de autodeificarse ... en un plan para ocupar
el lugar del gobierno chino y dominar el mundo.
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