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Nunca pasé una semana igual, comentó a este diario el embajador argentino en Brasil, Jorge Hugo Herrera Vegas. Y la misma sensación de haber pasado una tormenta en el avión de John John acompañaba al canciller Guido Di Tella, al negociador Jorge Campbell, al subsecretario de Comercio Exterior, Félix Peña, y a sus colegas brasileños. Uno de ellos, el irónico Sebastiao do Rego Barros, embajador en la Argentina, resumió así ante Página/12 la peor semana del Mercosur desde su creación: Un poco de surrealismo entre nosotros está bien, pero tanto no hace falta. Un poco de surrealismo, entonces, pero no tanto, en los diez acertijos que siguen. 1 Desde que existe el Mercosur, en el comercio con el vecino la Argentina ganó más con Brasil que Brasil con la Argentina. Falso. El Mercosur es un acuerdo de libre comercio entre los socios y sobre todo una alianza política, pero igualmente las cifras del intercambio arrojan datos distintos a la percepción actual. Según estadísticas del Centro de Economía Internacional, en 1994 la Argentina exportó a Brasil por 3655 millones de dólares e importó por 4325. En 1995 la balanza se invirtió: exportó 5484 e importó 4175. En 1996 la Argentina volvió a ganar: 6615 contra 5326. Lo mismo en 1997: 8127 contra 6914. Y en 1998: 7946 versus 7051. La tendencia recién está cambiando después de la devaluación brasileña de enero, pero la recesión argentina impide que se produzca una invasión masiva de productos brasileños. 2 En la cena Menem-Cardoso del jueves a la noche, el chiste más comentado fue de fútbol. Falso. Lo que más impactó a los argentinos no fue un chiste, en realidad, sino un cuento muy conocido en Brasil. Lo relató Pedro Malán, el poderoso ministro de Hacienda. Resulta que un hombre vivía muy mal. Visitó al más sabio del pueblo y le contó que en una sola habitación perforada por las goteras e insoportable por el calor dormían él, su mujer, sus tres hijos adolescentes y, encima, su suegra. El sabio lo escuchó y le dio un solo consejo: Poné un chivo en tu casa y volvé en un mes. El pobre hombre cumplió. Con el chivo entre nosotros todo el día mi vida es más insoportable que antes, se quejó 30 días después. El sabio entonces le dio un consejo más: Ahora sacá al chivo y te veo en una semana. ¿Y?, preguntó el sabio a los siete días. No sabe cuánto le agradezco, se emocionó el hombre. Sin el chivo, mi vida es otra. Malán dijo que siempre la Argentina quiso negociar mejores condiciones comerciales para algunos sectores, como el de los zapatos. Pero en lugar de insistir solo en esa negociación incorporó a la mesa un chivo. Tenía la forma de un mecanismo de compensaciones casi automáticas de cualquier desequilibrio de precios relativos que afectara a productos argentinos. Brasil no pudo hacer otra cosa que rechazarlo. El miedo que tenían era que después nosotros usáramos la cláusula a troche y moche, dijo uno de los negociadores argentinos. Cuando aluden, sin decirlo con todas las letras, a la incondicionalidad de su postura, los brasileños sostienen que no pagarán a la Argentina por quitar de en medio un chivo que no pidieron. 3 Como dice la UIA, en el Mercosur rige la ley del más fuerte y la Argentina es el socio menor. Verdadero. Como toda construcción política, el mercado común de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay atenúa la crudeza de una relación que, de otro modo, sería un juego de poder descarnado y en estado puro. Pero no elimina las diferencias de poderío entre uno de los grandes paísesindustriales del mundo y una nación de capacidad intermedia como la Argentina. Justamente una de las claves políticas del Mercosur es que Buenos Aires siempre reconoció a Brasilia su papel de locomotora del acuerdo. En condiciones de diálogo político fluido y prosperidad económica Brasil no necesitaba incomodar a la Argentina recordando esa pauta implícita del contrato. Sin diálogo y con recesión el poder se ejerce poco cortésmente. Curiosamente esta vez los arrestos proteccionistas nacieron del Ministerio de Economía. Se opuso el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde para estos temas pesa el secretario de Relaciones Económicas Jorge Campbell. Menem deshizo el entuerto cuando decidió viajar a Brasil. Usó este argumento: Si yo compro el discurso duro, ¿a quién le vamos a vender algo después?. Aceptamos que la Argentina propuso las salvaguardias de buena fe, pero es como si de buena fe de golpe se hubiera comprado un cañón para conversar con nosotros, dijo a Página/12 un alto funcionario de Brasil en una metáfora sobre las salvaguardias. 4 Es difícil que ahora se pueda discutir un acuerdo para compensar las devaluaciones. Verdadero. La ilusión argentina era que, a cambio de la decisión de resignar la propuesta de salvaguardias, el Gobierno pudiera conseguir en las negociaciones de Montevideo de la semana que viene la promesa de tratar un mecanismo permanente para equilibrar, por ejemplo, las devaluaciones. El ministro de Hacienda Pedro Malán no está entusiasmado, pero tampoco lo rechaza de plano. El canciller Luiz Felipe Lampreia sí. Cualquier mecanismo permanente es peligroso, dijo en Brasilia. Funcionarios brasileños confiaron a este diario que su estrategia es, primero, discutir los problemas comerciales, después la coordinación de políticas macroeconómicas y también la integración física (nombre que se da a la coordinación de infraestructura de transportes y energía). Si nunca podemos salir del primer punto, retrocederemos en los otros dos, fue el pronóstico. 5 Para Brasil el Mercosur ya no es importante. Falso. Así lo explicó a Página/12 un importante funcionario brasileño: Nosotros sabemos que el mundo está difícil, y que Discépolo tenía razón en su pronóstico sobre el 2000. Brasil tiene una posición decisiva respecto del Mercosur, pero si uno mira el mundo nosotros no llegamos al volumen italiano. Para llegar, necesitamos a la Argentina y a los demás socios del Mercosur. ¿Cuál es hoy, para Brasil, la importancia política del Mercosur. Le respondo por la positiva y por la negativa, dijo el funcionario. Por la positiva: a mejor relación política, más posibilidad de profundizar la integración. Por la negativa: a peor relación, más chance de que las cosas vayan para atrás, hacia un pasado de sospechas y distanciamiento. No olvide que el Mercosur abarca menos del diez por ciento de toda nuestra historia independiente. 6 Para la Argentina el Mercosur sigue siendo una opción estratégica. Verdadero. Ni siquiera el más otanista de los argentinos se anima a disentir con esta formulación: la Argentina necesita del Mercosur para dotar de escala a su pequeña economía, para tener una marca en el mundo, para negociar con los Estados Unidos y con la Unión Europea, para asegurar sus exportaciones y para consolidar un plano de seguridad regional democrática que no haga necesaria la militarización del Estado. Por eso Brasil se fastidió con la idea argentina de ingresar en la OTAN. ¿Acaso algún vecino los agrede?, se preguntó Lampreia. Y en privado, otro diplomático confesó: No tomamos en serio lo de la OTAN, pero igual nos molestó. 7 El conflicto con Brasil se interrumpirá en seis meses. Verdadero y falso. Verdadero si se piensa en el nivel de conflicto de los últimos días, con la Argentina azuzando a Brasil y Brasil buscando dar un escarmiento didáctico a su socio menor. Verdadero si se calcula que ni un gobierno de la Alianza ni uno de Eduardo Duhalde repetirá el delirio de pedir la entrada en la OTAN. Falso si se cree que el Mercosur es un compromiso desprovisto de fricciones. 8 Fernando Henrique Cardoso es tan poco popular como Carlos Menem aquí. Verdadero.
Las últimas encuestas le dan solo un 12 por ciento de imagen positiva. Y se aferra
desesperadamente a cualquier tabla popular de salvación. Poco futbolero, al revés de
Menem, cuando Brasil ganó la Copa América ordenó abrir las puertas del Palacio Alvorada
(su Quinta de Olivos) para que entraran los jugadores y la gente.
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