Por Felipe Yapur
y Diego Schurman
Faltaron
Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota. Faltó también euforia. Sobraron formalismo y
frialdad. Carlos Menem proclamó la fórmula presidencial que integran Eduardo Duhalde y
Ramón Ortega levantando las manos de ambos en un acto que no tuvo el color ni el calor
propio de los encuentros peronistas. Más frialdad aún (y es decir mucho) se vivió unos
minutos antes cuando el Presidente y el gobernador bonaerense, con los mandatarios
justicialistas de testigos, intercambiaron algunos reproches y otros tantos pedidos
especiales. Formalmente Menem hizo los deberes: anunció que se convertirá
en un colaborador más y que dejará a Duhalde manejar la campaña electoral.
Pero casi todos los operadores del duhaldismo desconfiaron de la buena voluntad
presidencial: Menem siempre jugó a nuestra derrota. ¿Por qué confiar en él
ahora?, se preguntaron.Durante la última semana, los mentideros políticos se
inundaron de versiones que daban cuenta de un inminente encuentro entre los popes del PJ.
Pero la cumbre finalmente no se realizó. Ayer, Duhalde y Menem se vieron cara a cara
después de tres meses y el encuentro según los testigos de uno y otro sector
distó mucho de ser emotivo. Hubo un abrazo de compromiso, de cortesía, e inmediatamente
comenzaron los reproches. El primero salió de la boca del bonaerense: Tenemos que
rever este Consejo partidario. Es trucho. Yo ni siquiera conozco a los representantes de
mi provincia, se quejó Duhalde, según confió uno de los participantes del
encuentro. Menem no pronunció palabra y continuó serio. El gobernador insistió:
Quiero garantías para manejar la campaña y el partido a mi disposición. El
Presidente asintió por primera vez y los gobernadores presentes acompañaron con la
cabeza la afirmación presidencial.A partir de allí fue el turno de Menem. El riojano
insistió con su intención de participar en algún acto público e hizo hincapié en dos
puntos que para él son fundamentales. En primer lugar reiteró que no lo quiere a Domingo
Cavallo como aliado del justicialismo y que evite las molestas referencias al modelo
económico. Oficialmente no hubo acuerdo, a pesar de las sonrisas que fingieron para
la foto. Pero los discursos de ambos, luego de que se leyera la proclamación de la
fórmula, dieron cuenta de que hubo, al menos, un principio de coincidencias. Por lo
pronto, Duhalde no golpeó el modelo menemista, habló sólo de pensamiento
peronista y afirmó que continúa vigente a pesar de la recesión. Luego anunció la
formación de un ejército de paz que libre la batalla definitiva contra la
desocupación, y a renglón seguido dijo que sobre esos cimientos
(establecidos por el gobierno de Menem) en los próximos años vamos a construir un nuevo
Estado que tenga como meta principal lograr el trabajo de los argentinos.Menem se
mostró amigable. Llamó compañero a Duhalde y amigo y compañero
a Palito, a quien hacía mucho tiempo no destinaba ni en público ni en privado una
palabra amable. Sin estridencias presagió la victoria del PJ. Pero, significativamente
esta vez, no brotó de su boca el famoso latiguillo: A triunfar, a triunfar, a
triunfar. Delegó en Duhalde todo el peso y la responsabilidad de la campaña y la
política de alianzas y se autoproclamó como un colaborador más que seguiré
cumpliendo mis funciones como Presidente hasta el último día de mi mandato. La
fórmula y Menem presidieron el acto bajo la atenta mirada del senador Eduardo Bauzá, el
jefe de Gabinete Jorge Rodríguez y los ministros Carlos Corach y Raúl Granillo Ocampo,
los gobernadores Rubén Marín (La Pampa), Jorge Busti (Entre Ríos), Ramón Puerta
(Misiones), Gildo Insfrán (Formosa), Jorge Escobar (San Juan), Néstor Kirchner (Santa
Cruz), Juan Carlos Romero (Salta), Angel Maza (La Rioja), Jorge Obeid (Santa Fe) y Eduardo
Fellner (Jujuy). Los electos Julio Miranda (Tucumán) y Carlos Manfredotti (Tierra del
Fuego). En cambio, se notó el faltazo del cordobés José Manuel De la Sota y del
santafesino Carlos Reutemann (ver aparte). Cuando ambos dirigentes terminaron de hablar,
los aplausos fueron tan tibios como los discursos y, como reconoció uno de los
participantes delencuentro previo, la temperatura fue baja, tanto en la reunión
como en la proclamación que, si la medimos del uno al diez, apenas superó el dos.
Fue así que en el pequeño anfiteatro, con más periodistas que peronistas, un grupo de
duhaldistas intentó darle un toque de campaña al gritar se siente, Duhalde
Presidente. No tuvieron suerte, ni el Tula y sus bombos se plegaron a la consigna.
Entonces decidieron retirarse, sofocados por el calor y el amontonamiento.Ya sin los
candidatos y sin el Presidente en la sede del PJ, llegó el turno de los operadores. Los
duhaldistas estuvieron al borde de la unanimidad: casi nadie creyó en la sinceridad de
Menem. Primero quería la reelección. Después se opuso a la candidatura de
Duhalde, y cuando éste la alcanzó, apostó a la derrota. Otros fueron más
apocalípticos al sostener que el Presidente entregó todo, el partido y la campaña
con la intención de responsabilizar a Duhalde ante una posible derrota. Los
menemistas no tuvieron el mismo grado de coincidencias. Los gurkas no
anduvieron con vueltas cuando este diario los consultó: Menem está trabajando para
ser el jefe de la oposición. Sin embargo, el grupo que transcurre sus días en el
Congreso de la Nación y que usualmente es el más conciliador tuvo una interpretación
más optimista: Se rompió el hielo entre ellos. Y el Presidente dio la señal que
esperábamos, la de encolumnarnos detrás del candidato presidencial para triunfar en
octubre. Un pensamiento positivo pero ciertamente muy minoritario entre los que
estuvieron en el local de Matheu 130.
Solá dixit
Felipe Solá, el candidato a vicegobernador por el PJ en Buenos Aires, se mostró
contrario a lo que suele afirmar su candidato presidencial, Eduardo Duhalde, acerca de que
en la provincia se va imponiendo por 700 mil votos sobre Fernando de la Rúa.
El compañero de fórmula de Carlos Ruckauf se atrevió a asegurar que, en la compulsa por
el sillón de Rivadavia, el PJ está perdiendo en el territorio bonaerense.
Pero la drástica apreciación del caballero audaz tiene una segunda parte. El
ex secretario de Agricultura dijo que la fórmula para la gobernación está
empatando con la de la Alianza. Lo que Solá no dijo, aunque sin duda no ignora, es
que históricamente la suerte de la fórmula bonaerense está siempre atada a la de los
candidatos presidenciales. |
LA ESTRATEGIA DEL PRESIDENTE PARA EL 2000
El arte de ganar perdiendo
Por D. S. y F. Y.
El 25 de octubre
todos se van a dar cuenta de que Menem apostó a la derrota de Duhalde. La frase no
pertenece a un empedernido operador duhaldista. Ni siquiera a un menemista arrepentido. Se
escuchó ayer, en la Casa Rosada, de boca de un alto funcionario, que suele compartir la
intimidad del Presidente. Menem se imagina, tras las elecciones del 24 de octubre, como
jefe de la oposición. El panorama, a su entender, es bastante sencillo: el PJ tendrá
mayoría en el Congreso, conservará la mayoría automática en la Corte Suprema y
también una CGT deseosa en convertirse en punta de lanza de las protestas frente a un
gobierno de color político distinto al justicialismo.Duhalde no será un escollo. Menem
está convencido de que una derrota del PJ relegará al gobernador de la actividad
política y lo deja a él como protagonista exclusivo. No coincide, como aseguran todos
los duhaldistas, que la derrota del justicialismo será también interpretada como su
derrota. En este caso, el Presidente apelará a lo que Duhalde vino haciendo hasta ahora
con él: la política de la diferenciación. Por eso muchos presagian que ni siquiera se
asomará en los actos de campaña. Si Duhalde pierde que se haga cargo de la
derrota. Si no quiso trabajar con nosotros mejor que después no ande llorando y nos
responsabilice por su derrota, dicen los menemistas. La frase no es casual. En los
comicios del 97, cuando Graciela Fernández Meijide derrotó a la lista duhaldista
en las provincia de Buenos Aires, en el entorno del gobernador se dijo que el resultado
era producto de las políticas nacionales.Menem juró venganza a Duhalde por haberle
impedido aspirar a una segunda reelección. Claro que pelear por la presidencia en el 2003
no es un sueño exclusivo. También lo tienen José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann,
dos de los hombres considerados exitosos dentro del PJ (ver página 4). El
cordobés por el derrotero triunfalista que lo coronó gobernador en un bastión radical.
El Lole, porque ni la Alianza ya duda de su triunfo en Santa Fe, el próximo domingo.
Lole y De la Sota, dosfiguritas muy difíciles
Brillaron por su ausencia. Los dos están
convencidos de que la Alianza ganará las elecciones y se reservan para el 2003.
Carlos Reutemann y José Manuel
de la Sota, dos que suenan con la pole position para el 2003. |
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Por D. S. y F. Y.
La foto quedó
incompleta. Con una sonrisa estudiada, Eduardo Duhalde aparecerá hoy en los diarios de la
mano de Carlos Menem. Pero no se lo verá en ningún retrato con José Manuel de la Sota y
Carlos Alberto Reutemann. Las dos caras del triunfo del PJ decidieron
ausentarse del acto de la consagración de la fórmula del justicialismo. Las excusas
formales fueron diferentes, pero las reales los emparientan: el gobernador de Córdoba y
el candidato a mandatario santafesino tienen sus propios sueños presidenciales para el
2003 y están convencidos de que el bonaerense no logrará torcer la tendencia a favor de
Fernando de la Rúa. Para cuidar las formas, De la Sota le envió a Duhalde una breve y
cordial carta donde evita un apoyo personal para prometerle el respaldo del justicialismo
cordobés. Y, de paso, escuda su ausencia en la cantidad y variedad de
actividades oficiales en su provincia.La excusa sonó a despecho por aquella oportunidad
en la que Duhalde pegó el faltazo a la asunción de De la Sota. El bonaerense dijo
públicamente que no acostumbraba a ir a ese tipo de actos, cuando en verdad temía una
foto con Menem, que igualmente se concertó ayer.Sin dejar de reconocer su condición de
neomenemista, el cordobés quiere crecer en su provincia con un perfil propio y lanzando
propuestas de impacto, como la ya anunciada reducción de impuestos. Después de
convertirse en la revelación del año, al haber vencido un bastión radical, De la Sota
ahora no deja de soñar con su candidatura presidencial para el 2003.Pero Duhalde no se
rinde. Intentará contactarse esta misma semana con el gobernador para afianzar sus
chances en Córdoba, donde el justicialismo está por debajo de la Alianza. El bonaerense
deberá operar en persona, ya que su jefe de campaña, el cordobés Julio César Aráoz,
mantiene una vieja inquina con De la Sota.El mandatario cordobés no cree en la
posibilidad del triunfo de Duhalde. En su entorno se escucha una frase que suele repetir
por estos días Domingo Cavallo: Si la gente quiere cambio vota a la
oposición. De la Sota lo sabe, ya que venció por primera vez al radicalismo
después de 16 años de la reinstauración de la democracia.Reutemann, a quien todos los
sondeos dan como seguro ganador el próximo domingo en Santa Fe, no deja de tomar
distancia de Duhalde. Lo cuestionó y lo sigue cuestionando duramente por haber separado a
Menem de la campaña. Y no recurrió a la formalidad de una carta o un telegrama, como se
había anunciado, para justificar su ausencia ayer en la reunión del Consejo Nacional
Justicialista.Ni siquiera tuvo empacho en mostrar distancia con el candidato del PJ:
Después del 8 de agosto la máxima responsabilidad en Santa Fe para trabajar por el
triunfo del peronismo a nivel nacional es del actual gobernador Jorge Obeid, dijo
ayer desde su provincia.El Lole nunca dejó de pensar en su candidatura a presidente.
Desistió de ella convencido de que Menem lograría habilitar la re-reelección. Y aún
por estos días entre sus hombres se hace circular la idea de su salida al ruedo para
pelear en estas mismas presidenciales, una versión cuyo origen el duhaldismo ve en las
usinas de la Casa Rosada.La foto con De la Sota y Reutemann es para Duhalde una imagen
suficientemente fuerte. Se trata de los dos ganadores del PJ entre tantas
encuestas que presagian derrotas, inclusive la del propio candidato
justicialista.Curiosamente, en Córdoba y Santa Fe al PJ le va mal y bien a la vez. Gana a
la hora de elegir gobernadores en verdad Reutemann está a punto de ganar y se
muestra perdedor para las presidenciales. Por eso Duhalde está convencido de que la foto
garantizaría, al menos, la tracción de los votos de De la Sota y el Lole a su favor.
Duhalde quiere sumarlos |
Mingo duda
El candidato presidencial de Acción por la República, Domingo Cavallo, sabe que
su cotización que venía en baja a medida que bajaba su intención de voto nacional
según las encuestas aumenta dada la necesidad objetiva que tiene Eduardo Duhalde
para sumarlo. Por eso, aunque niega acuerdos con el PJ sigue atacando al Presidente y al
candidato de la Alianza. Y se mantiene lejos de Duhalde aunque sin cuestionarlo
públicamente.La actitud del presidente Carlos Menem de darles más poder a los
sindicatos me hace pensar que trabaja para que triunfe Fernando de la Rúa, afirmó
ayer Cavallo, uniendo en una sola crítica al jefe de Estado y al candidato presidencial
de la Alianza. El ex ministro de Economía consideró que Menem y Roque Fernández son
los responsables del pozo en que cayó la economía argentina y por el
problema de la desocupación.Cavallo continúa condicionando la posibilidad de un
acuerdo con cualquiera de las dos fuerzas mayoritarias a que se aplique su modelo
económico. Pero De la Rúa lo ignora ostensiblemente. Y Duhalde, con quien se reunió la
semana pasada, no encuentra la forma de convencerlo de que apoye su candidatura
presidencial.
Beliz no quiere
Tal como están las cosas hoy, llegar a un acuerdo con Duhalde
es imposible, repetían ayer en las oficinas de Nueva Dirigencia. De todos modos,
los contactos en pos de un acercamiento existen, al punto tal que un importante
colaborador del candidato presidencial del PJ tiene previsto reunirse un par de veces
durante esta semana con Gustavo Beliz.Los belicistas están dispuestos a escuchar lo que
Duhalde les proponga, aunque por el momento no los seduce la idea de subir al tren del
bonaerense. Contactos hubo, pero sin ningún grado de concreción. Estamos más
cerca de mantener una posición independiente que de llegar a un acuerdo, explicó a
Página/12 un estrecho colaborador de Beliz.La candidatura de Beliz es uno de los puntos
que los belicistas no están dispuestos a ceder en una negociación con Duhalde, de quien
exigen además un cambio en la forma de actuar y proceder que hasta ahora no se ha
visto. Como ejemplo de la distancia que los separa de Duhalde, en el entorno del
líder de Nueva Dirigencia volvieron a cuestionar la designación de Chiche Aráoz como
jefe de campaña duhaldista.
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