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Por Adrián H. Mouján Oviedo está muy preocupado. Sabe que si el pedido de extradición entra, él vuelve a Paraguay. La confesión de un funcionario del Ministerio del Interior a Página/12 pintó la desazón que embarga al ex general golpista paraguayo. Pero en la Casa Rosada también impera el desconsuelo en torno a la posible extradición del ex hombre fuerte del Partido Colorado, ya que consideran que el pedido que el gobierno paraguayo entregó ayer tendrá un curso favorable en la Justicia argentina. De cumplirse el vaticinio de este funcionario, el amigo del presidente Carlos Menem regresaría a Asunción, luego de pasar apenas cuatro meses en la Argentina y un par de jornadas en una clínica para reparar su calvicie. Aunque en la Casa Rosada dudaban de que el gobierno paraguayo enviara el pedido de extradición, un funcionario admitió a este diario que si este hecho se producía, Oviedo iba a ser extraditado. Una cosa era un pedido judicial en 1996 y otra es en 1999, a cuatro meses de irnos. Hoy la Justicia está más independiente que nunca, resumió el funcionario. En las últimas semanas y luego de las publicaciones de este diario sobre las actividades políticas que Oviedo lleva adelante desde su quinta en Moreno, y a pesar de su condición de asilado, el gobierno paraguayo elevóuna queja. Pero la presión subió y anoche, en una clara señal de disconformismo, el vicecanciller del Paraguay, Carlos Mateo Balmelli, llegó a Buenos Aires con el pedido de extradición. Antes de despegar desde Asunción, Balmelli había señalado que no es habitual que el pedido de extradición lo haga personalmente el vicecanciller, pero creo que las circunstancias lo ameritan.Después de recibir las quejas paraguayas, en el gobierno argentino habían resuelto pedirle a Oviedo que aflojara con todo el circo político, según ejemplificó un funcionario. Varios de éstos estuvieron todo el fin de semana tratando de acordar un encuentro infructuoso con el ex general golpista, quien se encontraba internado en la clínica del cirujano plástico José Jury, donde se le aplicó un injerto capilar. El viceministro de Relaciones Exteriores de Paraguay no pudo evitar hacer una valoración sobre el significado de la figura de Oviedo. Mi gobierno quiere reafirmar la voluntad de que las relaciones con la Argentina no se alteren por ese componente que las incomodan, y que se llama Lino César Oviedo, añadió. Entendemos que la concesión del asilo es un acto de soberanía de los Estados, nosotros podemos entender que el gobierno argentino tuvo las mejores de las voluntades, pero ahora queremos que nos conceda la extradición para que Oviedo sea juzgado en el Paraguay, fue el reclamo de Balmelli.El encargo de reunirse con Oviedo y recordarle los límites que le impone su condición de asilado era el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma, quien ayer por la tarde se trasladó hasta la clínica, ubicada en Bulnes y Cerviño, en el barrio de Palermo. En un breve encuentro, ya que Oviedo estaba convaleciente, Toma le advirtió sobre las pocas posibilidades que tiene el gobierno nacional de demorar el trámite de extradición. El general paraguayo ofreció terminar con su actividad política, pero Toma le dijo que si Balmelli traía el pedido de extradición la suerte estaba echada.Tal como ocurrió el día en que aterrizó en el aeródromo de San Fernando, Oviedo sufrió un bajón anímico por el mismo motivo: el temor a que lo extraditaran. Aunque en la Casa Rosada argumentan que los funcionarios paraguayos vienen a Buenos Aires a hacer política para calmar a la clase política y a la opinión pública en Asunción, pero ellos saben que lo mejor que les pudo pasar es que Argentina y Brasil se hicieran cargo de Oviedo y (Raúl) Cubas Grau. Pero esta afirmación fue desmentida por Balmelli, quien señaló que Oviedo no representa un peligro político para el Paraguay, porque no tiene capacidad política de convocatoria, aunque admitió que significa un peligro para la seguridad ciudadana de los paraguayos.
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