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Por Cecilia Bembibre La industria de la televisión por cable atraviesa una crisis que ni la más eficaz estrategia de marketing ha podido enmascarar. Alrededor de cien mil personas abandonaron los sistemas de cable en los primeros meses del año, golpeados por la acumulación de malas noticias: la repentina ausencia de la señal más vista, el incremento en la cuota mensual a causa del IVA y, como antecedente, la división hecha por Multicanal y Cablevisión de los abonados de VCC, sin consultarles. Los que continúan pagando el servicio reciben una programación de menor calidad que la del año pasado, sujeta en muchos casos a las conveniencias económicas y tecnológicas de los proveedores. Paralelamente, hay 70 mil abonados a la más cara y mucho más completa televisión satelital.El revuelo que causó la salida de HBO de la grilla de las grandes compañías de cable, para su instalación en el universo satelital, es sintomático del momento del cable. Aunque en los sistemas hay varias señales de cine, la calidad del material que emiten parece haber ido progresivamente en baja. La oferta se resume en pocos estrenos muy repetidos, telefilms de mala calidad que proliferan en canales mediocres, y películas interesantes programadas como al azar, sin mencionar la casi inexistente producción nacional en pantalla. La función que cumplió en un principio la televisión paga, la de exhibir cine sin cortes de publicidad, se redefinió. Hoy, la lista de canales más vistos está encabezada por una señal de noticias, Crónica TV (0,83 puntos de rating) y un infantil, Cartoon Network (0,79 puntos), seguidos de... un noticiero (TN; 0,64 puntos) y otro infantil (Magic Kids; 0,62). Los datos, que corresponden a la medición de junio (ver recuadro) que publica Ibope, reflejan el rol de la televisión por cable como complemento de los canales abiertos: noticieros y programas para chicos son, en este momento, las grandes debilidades de la televisión de aire.Una táctica reciente, aplicada por las empresas de cable, consiste en rebajar la cuota a los abonados que amenazan seriamente con sumarse al éxodo de los sin cable, y puede ser leída como termómetro de la disconformidad del público, y del reconocimiento de las grandes compañías de que ese sentimiento es masivo.Las relaciones entre los distintos sectores de la industria no están mucho mejor: cableoperadores y programadores desarrollan su tarea conjunta con rispideces. Los primeros, que incluyeron desde el primer momento los canales premium en el básico, hoy enfrentan las consecuencias: al dejar de pagar el costo de señales caras se encuentran con el disgusto del cliente ante el empeoramiento de la calidad del servicio. Además, el boom que convirtió a la Argentina en el tercer país más cableado del mundo parece haberse aquietado, según indican las últimas cifras de crecimiento del sector. Los programadores, en tanto, buscan la implementación definitiva del sistema premium, piden que los operadores adquieran tecnología digital, reduzcan el número de canales básicos y piensen en términos de programación segmentada.Si, como se estima, la penetración del cable está llegando al límite, el negocio a partir de ahora consistiría, ya que no en sumar abonados, en ofrecer productos más sofisticados al televidente. La palabra que suena entonces es premium, un sistema que viene tropezando en el país desde hace varios años y por el que reclaman los programadores. El valor de los nombres instituidos es un plus para presentar el nuevo servicio al espectador: de ahí que los grandes canales estén dedicados a desarrollar señales paralelas que se agrupan bajo su marca. Tal es el caso de HBO, Fox y Discovery, por ejemplo. Los canales premium se compran por separado del servicio básico: actualmente hay en oferta señales de cine, de fútbol y de programación para adultos (la propuesta varía según la zona), pero se cree que a medidaque el servicio evolucione aparecerán más opciones, como sucede en otros países. Para verlos, el espectador necesita un decodificador, que en general lo alquila o lo obtiene en comodato del operador. Hoy existe en Capital una reducida oferta de premium (cine Movie City y Cinecanal2; fútbol y Venus en Cablevisión; fútbol y Venus en Multicanal). Cablevisión tiene 90 mil abonados con decodificador; Multicanal, unos 60 mil. Una industria paralela obtiene diez millones de pesos por mes en la venta de decodificadores truchos, ya que casi un seis por ciento del total de cinco millones de abonados al cable roba las señales.Sólo a partir del año próximo tomaría velocidad este sistema. A fin de año, el vencimiento del contrato de exclusividad HBO-DirecTV permitiría a la señal de cine regresar al cable (unida a un paquete de señales que presentó la semana pasada bajo el nombre HBO Digiplex), como premium. Hasta entonces, los operadores invierten en modernizar sus equipos para cumplir con los requerimientos de las señales de alta calidad. Indirectamente, la crisis en la industria del cable benefició a otro sector de la televisión paga: la de satélite. A un año de su lanzamiento en el mercado argentino, DirecTV consiguió, a pesar de que los costos superan ampliamente los del abono del cable, captar a los televidentes decepcionados. La oferta se basa en un amplio abanico de canales básicos, más distintos paquetes premium, más la posibilidad de adquirir eventos específicos o películas como si fuese un videoclub (pay-per-view). Luego de un crecimiento que se aceleró desde enero, hoy tiene un caudal de casi 70 mil suscriptores. El golpe de gracia a la competencia consistió en el contrato de exclusividad con la señal de cine preferida por el público argentino, HBO. La guerra de la televisión por satélite está, sin embargo, en estado latente: a fin de año, la postergada señal Sky comenzará a disputarle terreno. Sky es parte del imperio mediático del australiano Rupert Murdoch, y tendrá como caballitos de batalla a los canales del grupo Fox también de Murdoch y la transmisión, para el interior del país, de Fútbol de Primera.
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