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El gobierno brasileño pinchó las únicas expectativas que tenía su par argentino de obtener algún resultado favorable en las negociaciones comerciales por el Mercosur que se desarrollarán a partir de mañana en Montevideo. Su presidente, Fernando Henrique Cardoso, aseguró que su país no ofrecerá ninguna compensación a los demás países miembros del acuerdo regional por los desequilibrios que causó la devaluación del real, en enero pasado. El canciller del país vecino, Luiz Felipe Lampreia, rechazó por su parte las críticas de la Unión Industrial Argentina, que lo calificó de una actitud de soberbia imperialista. No vale la pena discutir con ellos, respondió lacónicamente. Nos comprometimos a analizar problemas como el de los calzados, pero no estamos de acuerdo con la idea de ofrecer una compensación a la Argentina, aseguró el mandatario brasileño en una entrevista publicada por el diario O Globo, de Río de Janeiro. Este no es el momento más difícil del Mercosur, ya viví otros, afirmó Cardoso, al advertir que la dificultad de la actual situación obedece a la cercanía de las elecciones presidenciales en la Argentina. En tanto, el presidente Carlos Menem justificó su postura de flexibilidad mostrada la semana pasada, al dar marcha atrás en la decisión de dar protección a la industria argentina, advirtiendo que estuvo a punto de ocurrir un verdadero desastre para el futuro del Mercosur. Lo peor que nos podía haber ocurrido es que el Mercosur se cayera, apuntó. Después de anunciar la posibilidad de limitar las importaciones de textiles y calzados mediante salvaguardas, el gobierno argentino, tras una fuerte reacción de Brasilia, comunicó la semana pasada que los países del Mercosur estarán exentos de sus restricciones comerciales. El anuncio fue hecho por Menem tras la reunión que celebró con Cardoso en Brasilia el jueves pasado, y después de que el gobierno brasileño se comprometiera a estudiar los problemas sectoriales causados por la devaluación del real. Ayer, al comentar este encuentro, Cardoso reveló que Menem ignoraba el verdadero alcance de la medida y que, por esa razón, aceptó excluir a los países del Mercosur de la medida. Lampreia, en tanto, eludió calificar las críticas que recibió de los industriales argentinos, argumentando que no vale la pena discutir con ellos. Yo defiendo los intereses del gobierno brasileño, cada uno está en lo suyo y yo estoy tranquilo, dijo el titular de Itamaraty, quien además definió que el comercio internacional es un juego bruto, sin elegancia y sin ceremonia. Félix Peña, subsecretario de Comercio Exterior, señaló ayer que antes del cambio de ministros en Brasil (ocurrido el mes pasado), el contacto telefónico era casi diario con sus pares del país vecino, para considerar situaciones sectoriales como la siderúrgica, calzado, papel, textiles, porcinos y pollos. Pero indicó que desde el cambio de gabinete en Brasil, del lado brasileño se discontinuaron los contactos, incluso telefónicos, justo al complicarse sectores sensibles.
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