Por Hilda Cabrera El enamoramiento puede ser tan
intenso como efímero y frágil en esta comedia que juega y trampea con los ensueños y el
gusto por el intercambio amoroso. Escrita en 1595, Sueño de una noche de verano, de
William Shakespeare, se nutre básicamente del folklore inglés y de los escritos de los
satíricos italianos. La anécdota que cuenta el rechazo de Hermia a casarse (por
imposición paterna) con Demetrio, puesto que la joven ama a Lisandro, y el prometido a su
vez declaró ya su amor a Elena, amiga de Hermia, es sólo una de varias historias que
confluyen en esta célebre obra del Renacimiento tardío. Las tramas secundarias sofocan a
la principal, como podría ser la que reúne a todas: los esponsales del duque Teseo con
Hipólita. Esa boda se convierte aquí en el telón de fondo de las otras narraciones,
invadidas todas por el entrometido Puck. Los efectos que produce el néctar obtenido de
una flor mágica, que este duende vierte sobre los párpados de los amantes adormecidos y
otros personajes que atraviesan o pueblan el encantado bosque de Sueño..., dan lugar a
escenas cómicas, un poco al estilo de la Commedia dellArte y del teatro de títeres
tradicional, donde hasta el drama deviene farsa. El elixir se convierte así en metáfora
y enlace de temas y personajes surgidos de ámbitos bien diferenciados.
El actor y director Claudio Gallardou (a cargo de la adaptación) toma, previo recorte de
la obra, elementos del clown y otros propios del circo y de la Commedia para construir un
espectáculo festivo, que enreda a las parejas enamoradas, a los comediantes artesanos
convocados para recitar en honor de Teseo e Hipólita y a los seres prodigiosos, hadas,
elfos y ninfas del bosque. La adaptación que se ofrece en La Trastienda pone el acento en
la comicidad de esta historia que tiene como personaje central al duende Puck, símbolo
del elemento caprichoso del amor. Encarnado con picardía y humor guasón por Gallardou
(excelente en el manejo del cuerpo y de la voz), Puck compone y recompone situaciones
gracias al mágico elixir, recurso que algunos eruditos de la obra de Shakespeare
relacionan con el Orlando Furioso, de Ariosto, por la hierba que, hallada y aplicada por
Angélica a Meodoro, produce en éste un súbito enamoramiento.
Utilizando al máximo el pequeño escenario, Gallardou escenifica fluidamente esta
historia de encantamientos, apelando a las ingeniosas esgrimas verbales del original y a
otras propias, cercanas al habla común. En este punto, la obra aparece como un vistoso
híbrido de intención satírica (esencialmente a raíz de las confusiones que provoca
Puck), con toques románticos y sensuales. La pictórica escenografía y el barroco
vestuario diseñados por el recientemente fallecido Jorge Micheli (trabajoque fue
completado por Renata Schussheim) otorgan brillo a un espectáculo que cuenta con
actuaciones sobresalientes, como las de Gallardou (en varios papeles), Gustavo Ferreira
(Egeo, padre de Hermia; el comediante Flauta y el doncel, por cuyo amor pelean Oberon y
Titania, seres fantásticos del bosque) y Cristina Fridman (la enamorada Elena y el hada).
Dos famosos de la televisión, Pablo Echarri y Paola Krum, asumen con entusiasmo pero
despareja fortuna sus respectivos roles (él es el jadeante Lisandro y el cómico
Cartabón, y ella, la rebelde Hermia y la sensual Titania), lo mismo que Adolfo Yanelli,
como el aparentemente indeciso Demetrio y el cómico artesano Lanzadera. Contribuyen a la
atmósfera de Puck... el buen juego de luces diseñado por Sandro Pujía y la música de
Luis Alberto Spinetta. La puesta subraya el aspecto risible de los humanos y el erotismo y
desenfado de los ensueños. Esencial a este trabajo es el cruce de estilos y la ductilidad
de Gallardou, director fundador de La Banda de la Risa, agrupación que cuenta hoy con
elencos diferentes del original, y que surgió en 1985, en un intento por rescatar las
técnicas circenses y algunos elementos de la Commedia. Entre los títulos de esa
trayectoria figuran Homenaje al circo, Los Faustos, o Rajemos que viene Mefisto, El
Martín Fierro (también en cartel), La comedia es finita y la celebrada Arlequino,
versión libre sobre el original de Carlo Goldoni.
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