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Dos hipótesis y silencio

Daniel Guillermo Rossini, de 42 años, fue asesinado a tiros ayer en Parque Chacabuco. Fue custodio de Anzorreguy durante toda su gestión al frente de la SIDE. La policía y la Justicia investigan la hipótesis del intento de robo. Pero dentro de la Secretaría de Inteligencia no descartan que haya sido un ajuste de cuentas vinculado con la trata de blancas y drogas.

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Daniel Rossini fue asesinado en el cruce de las calles Viel y Tejedor, en Parque Chacabuco.
Una hipótesis lo vincula con la trata de blancas y el negocio de la droga.

Por Irina Hauser y Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) Un chofer custodio de Hugo Anzorreguy, titular de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), fue asesinado el martes a la noche en circunstancias extrañas. Daniel Rossini, de 42 años, estaba con una chica de 16, Solange, en un lujoso auto Renault Mégane blanco descapotable cuando fue atacado por tres personas que lo perforaron a balazos con armas de diferentes calibres, incluida una ametralladora. La Justicia y la Policía Federal están concentradas en analizar la hipótesis de que fue un robo. Sin embargo, según informaron a Página/12 allegados a la pesquisa, dentro del organismo de inteligencia circulaban otras teorías: una sugiere que puede haberse tratado de un ajuste de cuentas y otra vincula al “culata” con la trata de blancas y el negocio de la droga. O sea, lo podrían haber matado por quedarse con algún vuelto. La Side montó su propio operativo de seguimiento. Dirigió a la comisaría interviniente estrictas órdenes de “no hablar de más” y desperdigó agentes por la zona del homicidio y sus alrededores.
Rossini fue guardaespaldas de extrema confianza de Anzorreguy durante los últimos diez años. Lo mataron el martes cerca de las once de la noche, después de haber dejado en su casa a Anzorreguy y a su hijo. De acuerdo con la versión de una altísima fuente de la Side, un auto venía siguiendo al custodio y a su acompañante por la autopista 25 de Mayo. A la altura del cruce de las calles Viel y Tejedor, en el barrio Parque Chacabuco, Rossini detuvo el Renault Cabriolet blanco (aunque, con el relato de la chica, no se descarta que el otro vehículo lo haya cercado). Se bajó y exhibió su identificación. Los tres atacantes, que según una información policial llevaban armas de 45 milímetros, 9 milímetros y una ametralladora, le retrucaron con una catarata de disparos de los cuales al menos siete se le incrustaron en el tórax y en los brazos. El trío huyó instantáneamente, sin llevarse absolutamente nada y sin tocar a Solange.
El guardaespaldas fue trasladado al Hospital Durand y falleció a las pocas horas. En el ínterin apareció Anzorreguy en persona. También se acercó al hospital Rodrigo Toranzo alias “el Señor Tres”, subsecretario de Inteligencia Exterior. Colaboradores de la secretaría dijeron a este diario que el titular de la Side estaba emocionalmente afectado y profundamente preocupado. Ayer habló con el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, y con el jefe de la Policía Federal, Pablo Baltazar García. A este último le imploró celeridad en la investigación.
u La causa judicial quedó en manos del juez Alberto Baños, el mismo que instruye el expediente de los ñoquis del ex Concejo Deliberante y de las escuchas telefónicas a Fernando de la Rúa. Está orientada al análisis de un posible robo. También intervino la comisaría 10ª. Fuentes judiciales y policiales coincidieron en que los atacantes querían llevarse el atractivo automóvil –un ejemplar codiciado para sortear en pocas horas la frontera con Paraguay– y “todo lo que (el custodio) tuviera de valor”. Cuando el conductor se bajó del auto y mostró su credencial los atacantes vieron que, además, portaba un arma, le habrían dicho “ah, sos rati”, y lo balearon. Esta hipótesis del robo no sería, según un experto consultado, tan descabellada porque la cercanía a la autopista es una característica típica para realizar robos de este tipo. Igualmente lo sería el cruce de un coche para detener al otro.
u Una fuente de la investigación dijo a Página/12 que tiempo atrás Rossini había sido denunciado en una comisaría por trata de blancas. El caso no pasó a la Justicia sino directamente a la Side. Un colaborador de la secretaría aseguró que buena parte de la preocupación que ayer reinaba en el edificio de 25 de Mayo al 100 se debía a que el custodio asesinado “estaría estrechamente vinculado a la protección de prostíbulos y al negocio de la droga”. De acuerdo con esta hipótesis, el crimen habría sido un ajuste de cuentas relacionado con estos negocios sucios. Esta fundamentación de los hechos coincide con el relato de algunos vecinos.”Se dice que trabajaba con la droga”, dijo un zapatero del barrio. Otros, tanto o más aventurados, lo ligaron a la prostitución y señalaron con tono dubitativo que “la chica era muy bonita, vestía minifalda y remera”.
Quienes pusieron esta interpretación sobre la mesa no tuvieron que esforzarse demasiado en recordar el caso de Raúl Martins, el ex agente de la Side acusado el año pasado de ser la cabeza visible de una red de sexo y extorsión, quien regenteaba al menos tres locales nocturnos dedicados a la prostitución (Top Secret, The One y Veo-Veo).
En su rol de chofer y custodio, Rossini ganaba unos 1000 pesos de sueldo básico, apuntaron las fuentes de la pesquisa. Entre horas extras y viáticos, podría llegar a los 5000 pesos aproximadamente. El auto que manejaba, y que según fuentes judiciales le habría regalado su madre, cuesta más de 40 mil dólares. Había estado casado, según los informantes, con la secretaria del subdirector del área de Logística de la Side, a cargo de Ricardo Abdon Díaz Luján. Y tenía dos hijos.
La convulsión que dominaba ayer la Side se tradujo en una clara pesquisa paralela. Había agentes encubiertos en cada recoveco del barrio y a las siete de la tarde se desplegó un megaoperativo en el lugar del homicidio. “Fue un procedimiento distinto a los vistos hasta el momento en ese punto. Eran seis patrulleros ubicados de a pares sobre la calle Viel, entre Zuvíra y Tejedor”, contó un testigo que vive en Viel 1010. Alberto, el hermano de la madre de Rossini, refirió también que “la policía está desorientada” y que miembros de la secretaría advirtieron en la comisaría “que no hablaran de más”.


 

Asesinaron a balazos al guarda
espaldasy chofer del jefe de la Side, Hugo Anzorreguy
Espía poco secreto

Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes) Daniel Guillermo Rossini era un espía, pero estaba lejos de ser sigiloso y mucho menos secreto. Después de un par de fracasos conyugales, a los 42 años su vida se había orientado hacia el barrio de la infancia, en Boedo, donde vivía en casa de su mamá, Erica, de 75, aunque andaba en “malas compañías”, rumorean los vecinos. Era público y notorio su “noviazgo” con Solange, una chica “hermosa” –coincidencia total– que tiene apenas 16 años. La niña suele lucir minifaldas y maquillaje que aparentan la mayoría de edad. Los paseos de la pareja eran tema en la cuadra de Cochabamba que va desde Muñiz a Avenida La Plata. Por el vestuario de la chica, la diferencia de edad y el increíble automóvil del agente de la Side: un Renault Mégane Cabriolet importado cuyo valor supera los 40.000 pesos.
“La mamá es muy buena persona”, dice el encargado del edificio de Cochabamba 4334, y la sentencia abre un manto de duda sobre la opinión que le merece Rossini hijo. “Era un vecino normal”, sostiene una señora gordita que cuchichea con el portero y parece decir la mitad de lo que hubiera querido contar. “No hay nada, son todas mentiras”, afirma Alberto, tío de Daniel Rossini, cuando Página/12 le comenta las versiones que vinculan al muerto con la trata de blancas.
“Escuchá bien, esto quiero que lo pongas en el diario: mi sobrino era tan buen tipo que si yo pudiera sería capaz de matar con mis propias manos a los que lo asesinaron”, asegura Alberto, sin perder en ningún momento la calma y la sonrisa, mientras lleva en su mano derecha una bolsa con gaseosas. “Y no me importan los derechos humanos de esos tipos”, agrega por si hiciera falta. Alberto resaltó que su sobrino estaba en la Side “desde hacía muchos años” y que realizó “varios viajes por el mundo acompañando a los presidentes (Raúl) Alfonsín y (Carlos) Menem”.
Alberto cuenta sobre las parejas que tuvo Rossini, padre de dos hijos, uno de los cuales tiene 7 años y se llama Franco. Alberto es hermano de Erica, quien además de Daniel tiene otro hijo que se llama Osvaldo. “Estamos destrozados, no sabemos qué pensar”, dice el tío, a quien la desgracia familiar ha vuelto locuaz. “Fui hasta la comisaría de acá a la vuelta (se refiere a la seccional décima de la Policía Federal) y me dijeron que están desorientados en cuanto a las causas del crimen. Además, vino gente de la Side y les recomendó que no se vayan de boca.”
Rossini vivía con su mamá en una vieja casa, reciclada hace unos años, que está ubicada en Cochabamba 4337. Justo enfrente, en el 4342 de la misma calle, vive la chica Solange. Este no sería su nombre verdadero, pero es el único que se le conoce. “Mirá, lo que se dice de la chica es que es bailarina en un club nocturno, pero yo no puedo asegurar nada, cada uno hace lo que puede.” El dueño de la peluquería que está en Cochabamba 4397 dice todo sin hacerse responsable de nada.
El tío Alberto estima que “novios, lo que se dice novios, no eran, pero éstas son cosas de hombre en las que uno no puede meterse”. En la comisaría décima, los voceros autorizados parecen darle crédito al maquillaje que suele usar Solange: “No es menor de edad, es mayor, pero no declaró todavía porque estaba en medio de una crisis nerviosa”. En el 4342 de Cochabamba, la chica vive con sus padres.
La vivienda es la más deteriorada de todas las del barrio. La vieja puerta de madera está rota y remendada, torpemente, con tablas de una caja de manzanas. Anoche, la puerta que da a la calle permanecía cerrada y nadie contestaba los llamados, aunque por una pequeña grieta podía verse gente al final del pasillo, que simulaba no escuchar el timbre.
Por la mañana, la madre, Nelly Rosas, que es peluquera, fue el filtro que evitó que los periodistas llegaran hasta Solange. “Ella no se acuerda muy bien lo que pasó. Dijo que intentaron robarle el auto y que, como Daniel tenía un arma, los asaltantes le dispararon.” Nelly Rosas aseguró que Rossini la había pasado a buscar “porque quería verla un ratito antes de comer”. Los policías de la décima aseguran que el agente de la Side quería entregarle a la chica unos aros que le había comprado. Para el peluquero de la esquina, Daniel era “un gran amigo, un buen tipo, al que le gustaban las minas y la piba es hermosa, así que lo entiendo”. Otra vecina, a la que su hijo le tiene “prohibido” hablar del tema, juraba que “toda la historia es un gran escándalo” y centraba sus críticas en Rossini, de quien dijo –en coincidencia con otros vecinos del barrio– que andaba “en asuntos raros”.

 

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