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![]() La nota que abre la edición (El fin del mundo) panea sobre los numerosos apocalipsis que dicen están avecinándose: ya sea mediante meteoritos desconsiderados, pestes masivas, experimentos químicos que salen mal o meros desastres naturales, la civilización sigue cultivando con ardor el placer de imaginar los desenlaces violentos que le pondrán fin. Con los pies sobre la tierra, Alerta roja, echando un vistazo al mapa de la política internacional, repasa las últimas fricciones entre India y Pakistán, analiza las causas y consecuencias de la democratización nuclear y sigue los rastros actuales de un peligro de conflagración que está lejos de haber desaparecido. En El hombre nuclear, Rodrigo Fresán vuelve sobre la vida, la obra y las perplejidades de J. Robert Oppenheimer, uno de los padres de la bomba, mientras La patria atómica traza la tragicómica historia de la energía atómica en la Argentina, desde el gabinete del doctor Richter hasta la última dictadura militar. El Imperio del Sol Naciente se toma su revancha en Japonés, una pequeña enciclopedia de lo mucho que Japón el vencido le vendió (y compró) al triunfal Occidente en lo que va de esta mitad del siglo. Periodismo de autoayuda, Fisiones enseña a armar una película nuclear doméstica con botón rojo, mapamundis murales, refugios submarinos y demás sofisticaciones y da a entender que el boom Austin Powers tal vez no sea sólo una cuestión de nostalgia. En el rubro Ficción, el gran Nathanael Hawthorne profetiza en clave de alegoría el holocausto del mundo, y un maestro de la no ficción, Tomás Eloy Martínez, compagina voces y gritos oídos entre las llamas que arrasaron Hiroshima. Esta nueva edición de Página/30 se cierra con un Dossier Alain Resnais donde recrudecen las preguntas que Hiroshima mon amour supo dejar picando y el planeta no ha contestado todavía de manera convincente: ¿hay amor después del horror? ¿cómo sobrevivir al punto más inhumano que la humanidad haya tocado jamás? ¿cómo vivir sin olvidar? ¿hay vida sin olvido?
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