Página/12 en Uruguay
Por David Cufré Desde Montevideo El Mercosur sigue en un
pantano. Después de haber estado reunido durante nueve horas agotadoras con los
representantes del gobierno brasileño, el secretario de Relaciones Económicas de la
Cancillería argentina, Jorge Campbell, reconoció el fracaso de las negociaciones.
Tanto es así dijo- que sobre uno de los puntos de controversia se terminaron
presentando cuatro propuestas, una por cada uno de los países miembros del bloque
regional. Preocupado, otro de los integrantes de la delegación argentina, que ayer
comenzó a negociar con Brasil una solución a los conflictos comerciales, describió como
un diálogo de sordos a la prolongada reunión de la que acababa de
participar. Los ministros de Economía y cancilleres del Mercosur tendrán hoy la difícil
misión de destrabar la discusión. Por ahora, para despejar temores, los delegados de
Argentina y Brasil sólo pueden limitarse a ratificar la inquebrantable voluntad
política de mantener el proceso de integración, aunque la grieta se siga abriendo
a sus pies.
Las reuniones de ayer en Montevideo comenzaron a la mañana. Era el primero de los dos
días de encuentros convocados de urgencia por Uruguay, ante un pedido de
Brasil, para resolver la crisis que se desató en el Mercosur. El origen de las
controversias fue por la decisión argentina de aplicar salvaguardias en favor de los
productores textiles. Y por la negativa de Brasil a limitar sus exportaciones de otros
rubros, como calzados, papel, celulosa, productos avícolas y siderúrgicos. Sin embargo,
el fondo de la cuestión es que la devaluación del real abarató los costos de
producción brasileños, y los empresarios argentinos presionan a un gobierno en retirada
para que los proteja de la avalancha importadora.
En los últimos quince días se repitieron las manifestaciones de empresarios y
trabajadores frente a la Secretaría de Industria, en su intento por lograr medidas que
limiten la importación. La Unión Industrial, por su parte, le trasladó el mismo pedido
a Roque Fernández y criticó con dureza al Gobierno cuando cedió ante Brasil, al retirar
la norma que habilitaba la aplicación de salvaguardias intraMercosur. Anteayer, la
central fabril trasladó sus demandas a los presidentes de las bancadas de Diputados de la
Alianza y el justicialismo, quienes avalaron sus reclamos.
En Brasil la situación no es diferente. El gobierno de Fernando Henrique Cardoso, que ha
caído en su imagen pública, recibe comparables presiones por parte de los industriales
de su país. En ese marco se inscribió la negociación que comenzaron ayer los socios del
Mercosur. Como era previsible, ninguno de los gobiernos se movió un ápice de su
posición. La agenda de diálago incluyó cuatro temas. Cuando Campbell informó qué
había pasado en las discusiones por cada uno de ellos, admitió que las diferencias
se mantienen.
En primer lugar se trató el tema textiles. Brasil solicitó que Argentina retire la
resolución 861, que fijó salvaguardias y cupos para la importación de esos productos.
Es una medida que se aplicó respetando las normas de la Organización Mundial de
Comercio a las que adscribe el Mercosur. Se hizo una investigación y se comprobó que el
aumento de las importaciones estaba provocando un daño a la producción nacional,
respondió el subsecretario de Industria, Miguel Cuervo. Por lo tanto -añadió,
comentando a Página/12 la posición sostenida durante la reunión no hay motivos
para retirar la medida. Además completó para el caso específico de los
textiles hay un acuerdo en el Mercosur que posibilita la implantación de
salvaguardias. En este punto, Brasil apelará a un tribunal arbitral. En
contrapartida, Argentina no pudo convencer al socio más poderoso del bloque regional de
que acepte restringir el comercio de algunos rubros. La propuesta presentada por Campbell
fue que cuando en el futuro se aprecien distorsiones sustanciales en los flujos de
comercio, debido a la devaluación de algún país u otro hecho económico coyuntural, se
establezcan mecanismos para contener el intercambio de bienes. Se trataba de
establecer una nueva regla de juego para el mediano plazo. Pero Brasil sostuvo que
debemos mantener el libre comercio, según comentó el principal negociador de
ese país, Alfredo Graza Lima. Uruguay y Paraguay presentaron otras dos propuestas, más
en línea con la posición argentina, pero todas quedaron para ser analizadas hoy por los
ministros de Economía y los cancilleres.
Otro punto en el que Argentina no consiguió la aceptación de Brasil fue la
homologación, con fuerza de ley, de los acuerdos para contener el comercio que pudieran
alcanzar los empresarios de los cuatro países. Finalmente, Argentina volvió a protestar
por las trabas brasileñas a las exportaciones de medicamentos. Pero, como en las demás
cuestiones, el tema quedó para más adelante.
Menem retó a Pierri y a Roggero Con Brasil nos vamos a arreglar. Vamos a superar los problemas. No
vamos a perder todos los logros del Mercosur por defender intereses particulares y que
sólo involucran 200 millones de dólares anuales, aventuró Guido Di Tella ayer en
Olivos ante Carlos Menem y sus colegas en el gabinete. Después de destacar el viaje del
Presidente a Brasil para destrabar la crisis regional, el canciller no dudó en mencionar
que las reuniones técnicas que argentinos y brasileños están llevando a cabo en
Montevideo servirán para superar el conflicto.
Durante el encuentro, Menem felicitó a Humberto Roggero, titular de la bancada del PJ en
Diputados, por la aprobación de la convertibilidad fiscal. Pero no bien terminó la
reunión, en privado, el jefe de Estado les reprochó a Roggero y a Alberto Pierri por
mostrarse junto a la Alianza reclamando firmeza al Gobierno en las negociaciones con
Brasil. No puedo entender cómo le hacen el juego a la oposición, les dijo.
Por último, Menem quiso saber si el Congreso aprobará la flexibilización laboral.
Ya mandé ese proyecto junto con otros dieciséis. Pero no se trata ninguno,
pasó la factura José Uriburu, el titular de Trabajo. |
DIPUTADOS, A FAVOR DE PROTEGER A LOS
AUTOPARTISTAS
El Congreso se puso el overol
Por Cledis Candelaresi
Mientras
Diputados votaba el miércoles el proyecto para modificar el régimen automotor a partir
del año 2000, el dirigente mecánico José Rodríguez telefoneó dos veces al
justicialista Emilio Martínez Garbino, autor del proyecto. La primera, para insinuar que
los legisladores recibieron algún incentivo de las empresas autopartistas
para fogonear esa iniciativa, poco ventajosa para las terminales. La segunda, para
advertirle que, de insistir con ella, 15 mil afiliados a Smata manifestarían en su contra
frente al Congreso. El sindicalista quedó así ligado con los intereses de Adefa.
El proyecto aprobado en general pretende obligar a las automotrices a incluir un 50 por
ciento de partes nacionales, medido sin tener en cuenta el valor agregado por las
terminales. También dispone que el comercio exterior de las terminales (el balance entre
lo que exportan como vehículos terminados y lo que importan como rodados y autopartes)
deberá ser equilibrado y, de no serlo, se impondrá una dura sanción, no inferior al
doble del arancel de importación que rige para las compras a países ajenos al Mercosur
(35 por ciento). Además, las automotrices tendrán que fabricar cada año, como mínimo,
lo mismo que vendieron en el mercado interno el año anterior, una medida sin
precedentes que pretende restringir su capacidad de ofertar vehículos importados.
El proyecto de Martínez Garbino ganó el apoyo casi unánime de los legisladores
oficialistas y de la oposición, que vieron en él un instrumento para la defensa de la
industria nacional. Para facilitar su aprobación evitando su desguace en la
votación en particular o su veto parcial por el Ejecutivo, los legisladores
apelaron a la picardía de redactarlo como un único artículo, dividido en items.
Rodolfo Terragno intentó el miércoles frenar la votación, con el argumento de que
automotrices y autopartistas de ambos países estaban reunidas en Buenos Aires a través
de sus cámaras para acordar posiciones.
En esta ronda de discusión privada que continuó ayer, se planteó otro de
los puntos que alborotan al sector. Las terminales argentinas cuestionan los aranceles
para importar de extrazona (países que no integran el Mercosur): 35 por ciento en el caso
de coches terminados y entre el 16 y 18 por ciento para partes, uno de los pocos puntos ya
acordados entre ambos gobiernos. En principio, las automotrices lograron el aval de las
autopartistas para seguir importando con aranceles preferenciales (2 al 4 por ciento)
hasta el 2004. En caso contrario, si se elevan los aranceles, las terminales ofrecerán
pagarlo, pero a condición de que una parte integre un fondo compensador, que
ellas administrarían y utilizarían para su desarrollo tecnológico.
A esta alternativa, los autopartistas contrapropusieron que Industria administre ese fondo
en base a un esquema de premios y castigos: las terminales que utilicen menos autopiezas
locales obtendrán una proporción mayor del fondo, mientras que las que importen más no
verán un billete.
LOS INDUSTRIALES DEL CALZADO PRESIONARON SIN
SUERTE
Volverán descalzos y sin medias
Por D.C. Desde Montevideo
Una
decena de empresarios argentinos del calzado se dedicó ayer a hacer lobby en esta
capital. Mientras los funcionarios de los cuatro países del Mercosur intentaban resolver
las controversias comerciales, los industriales aguardaron pacientemente en el hall
principal del edificio donde se llevaban a cabo las negociaciones. Y allí estuvieron todo
el día. La presión sobre los funcionarios argentinos llegó al extremo de instalarse en
su mismo hotel, para no perder oportunidad de reiterarles sus demandas. Sin embargo, tanto
celo no rindió los frutos que esperaban. A pesar de sus gestiones, Brasil volvió a
rechazar la solicitud de limitar voluntariamente sus exportaciones de calzados a la
Argentina.
Desde temprano, los industriales propusieron a los gobiernos de Brasil y Argentina que se
convocara a sus pares brasileños para sentarse a negociar un freno a las importaciones.
El principal negociador brasileño, José Alfredo Graza Lima, se comprometió a
comunicarse. Pero horas más tarde, les dijo que no pudo trasladar la invitación a
ningún representante de peso de la Asociación de Industrias del Calzado de su país.
Los productores argentinos sostienen que las importaciones brasileñas los están
barriendo. Carlos Bueno, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado,
comentó a Página/12 que en lo que va del año las compras aumentaron un 65 por ciento,
hasta los 9 millones de pares. La proyección de los propios empresarios brasileños
es que exportarán a la Argentina entre 16 y 17 millones de pares en todo 1999. Es algo
que no podemos soportar, subrayó. Según dijo, en este momento hay 8 mil operarios
suspendidos, y 500 de las 6500 empresas del sector corren serios riesgos de desaparecer.
Frente a la negativa brasileña a restringir el comercio, el gobierno argentino se apresta
a emitir una resolución que pone trabas paraarancelarias a las importaciones. La norma
establece que los productores de calzado, tanto argentinos como de otros países, que
quieran vender sus productos en el territorio nacional, deben presentar una completa
información sobre las cualidades de las mercaderías. Y que esas etiquetas informativas
deben ser comparadas con una muestra del producto en cuestión. Todo ello no es más que
una demora burocrática para contener las importaciones. Brasil se interesó ayer por el
tema, y dijo que no aceptará ninguna medida paraarancelaria.
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