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Dos horas bastaron para absolver
al hombre que taló un árbol seco

El mismo fiscal pidió la absolución. Los testigos señalaron que el árbol se veía seco. Lo habían acusado de “daño agravado”.

Juan Carlos García taló un árbol en la puerta de su casa, del barrio de Belgrano, y plantó otro.

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Por Pedro Lipcovich

t.gif (862 bytes) “A esta conclusión se podía haber llegado mucho antes, si la Justicia de instrucción hubiera actuado bien.” La tardía conclusión fue la absolución de Juan Carlos García, acusado por haber extraído un fresno de la vía pública frente a su casa, y quien cuestiona a la Justicia de instrucción es el defensor oficial que lo asistió en el proceso. Aunque dañar árboles públicos se pena con hasta cuatro años de prisión, García fue absuelto en un juicio que duró apenas más de dos horas por varios motivos: todo el barrio veía que el árbol estaba seco desde hacía años y había temor de que se cayera; García lo reemplazó de inmediato por otro, y él mismo venía denunciando ante la Municipalidad el mal estado del árbol. Entretanto, se denunció que en los últimos días una empresa privada taló 16 tipas centenarias en el barrio Agronomía.
“Yo quise hacer un bien”, explicó Juan Carlos García, de 51 años, profesor de squash, ante el Tribunal Oral Penal Nº 2, integrado por José Massoni, Hugo Boano y Luis Ragucci. “Fui a la Municipalidad: ‘No se haga problema, ya van a ir las cuadrillas, no se preocupe’, y no iban. Hace 50 años que vivo ahí, y alrededor están depredando los árboles, cuando les tapan una vidriera los sacan ...”, y García lloró.
Comparecieron los testigos. “Yo fui y el árbol no estaba”, dijo Carlos Manganetti, empleado en el departamento de arbolado urbano del Gobierno de la Ciudad. Esa constatación, en marzo del año pasado, dio lugar a la denuncia del gobierno porteño ante la División Delito Ecológico de la Policía Federal, la cual dio intervención al fiscal José María Campagnoli y al juez de instrucción Alberto Baños, que elevó la causa al Tribunal Oral.
El siguiente testigo fue Juan Carlos Torres, inspector de arbolado del Gobierno de la Ciudad, quien vio el fresno unos días antes de que García lo retirara: “El árbol estaba mochado pero tenía brotecitos. Estaba verde, estaba bien. Muchas veces solicitan retiro de árbol seco y no está seco”.
La defensa propuso como testigos a vecinos de García. Sebastián Friedman, comerciante, dijo que el fresno “no tenía ramas ni hojas y la gente tenía miedo de que se cayera”. Horacio Guanaja, encargado de un edificio contiguo, dijo que el árbol “estuvo dos años sin brotar desde que vinieron de la Municipalidad y le dejaron nomás tres o cuatro ramitas. Y García cuidaba los árboles de la cuadra”. Otro vecino, Guillermo Galgano, contó que “a mis chicos les pedía que no pasaran al lado de ese árbol porque podía caerse”.
En su alegato, el fiscal Roberto Amallo consideró “acreditado” que García había extraído el árbol “en contra de las disposiciones legales” pero, “esta actitud disvaliosa no es suficiente para encuadrar en el artículo 184 inciso 5º del Código Penal (que tipifica el daño agravado, con pena de 3 meses a 4 años), porque no se probó que haya actuado con ánimo de dañar: él interpretaba que el árbol estaba seco y que podía presentar peligro para los vecinos”. Para el fiscal “no obsta la declaración del testigo Torres, quien determinó que estaba verde, ya que su visión de experto podía pasar desapercibida para el resto de la gente”. Además, el hecho de que García haya presentado, el 19 de febrero de 1998, una solicitud de retiro de árbol seco con posibilidad de caerse, “descarta la posibilidad de un ánimo de dañar”. Por todo lo cual, “solicito su absolución”. García fue absuelto de inmediato ya que “el Tribunal no puede dictar fallo condenatorio si no es con el aval del fiscal”, explicaron los jueces.
El defensor oficial Claudio Armando, que asistió a García en el proceso, observó ante el Tribunal que “a esta conclusión se podía haber llegado mucho antes, si la Justicia de instrucción hubiera actuado en forma adecuada”, y criticó “el mecanicismo que impera en la Justicia de instrucción y llega a ir contra el sentido común”.
Entretanto, la diputada porteña Juliana Marino pidió informes ante la Legislatura denunciando que “la empresa Gualtieri S.A.”, a cargo de la construcción de un túnel en la calle Chorroarín, taló once tipas centenarias y “la semana pasada depredó cinco ejemplares más sobre la calle Warnes”.

 

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